Kilómetros de trincheras, hormigón, minas y ‘dientes de dragón’: Rusia refuerza su barrera defensiva para frenar la contraofensiva de Ucrania
Fortalecidas líneas defensivas, con trincheras, estructuras de hormigón y otras modificaciones del territorio afloran en las zona invadidas por Rusia en su ilegal guerra contra Ucrania.
Expertos consultados por NIUS señalan que dichas defensas servirán, sobre todo, para ralentizar los posibles avances ucranianos, que asumen una misión de reconquista nunca vista en Europa desde la Segunda Guerra Mundial.
En condiciones normales, el trayecto entre Jersón y Melitopol costaba algo menos de cuatro horas. Sin embargo, por culpa de la ilegal guerra de Rusia contra Ucrania, si hay algún día ucranianos que vuelven a realizar ese viaje será porque el país atacado por la Rusia de Vladimir Putin ha pagado, seguramente, con sudor, sangre, vidas de militares y lágrimas.
Unos 230 kilómetros separan a Jersón, recuperada por el Ejército de Ucrania en la última contraofensiva que lanzaron los ucranianos contra los invasores rusos el año pasado, de Melitopol. Esta otra ciudad del sur ucraniano resulta clave si de lo que se trata para el Ejército de Ucrania es de liberarla para recuperar el acceso a la costa del mar de Azov.
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Pero entre Jersón y Melitopol, hay una “frontera", establecida por el Ejército invasor ruso. Dicha frontera se extiende por el este ucraniano en unos 800 kilómetros. Se supone que, más pronto que tarde, el Ejército ucraniano tratará de mover a la fuerza esas líneas hacia el sur en una contraofensiva que puede resultar tan esperada como incierta.
La incertidumbre que rodea ese próximo ataque ucraniano tiene mucho que ver, aunque no exclusivamente, con las reforzadas defensas rusas que han sido construidas desde el pasado mes de diciembre. Al parecer, el pasado otoño e invierno, Rusia no sólo dedicó sus esfuerzos a una nueva ofensiva invasora carente de grandes resultados. De que esa ofensiva rusa estancó da cuenta la ciudad de Bajmut, donde aún siguen luchando calle a calle rusos y ucranianos.
Los últimos esfuerzos rusos por conquistar más territorio ucraniano pueden que hayan resultado vanos en términos generales. Ahora bien, todo parece indicar que los militares de Rusia también han preparado abundantes defensas en los miles de kilómetros cuadrados que sigue ocupando.
Trincheras, estructuras de hormigón, “dientes de dragón”, “erizos checos”, minas…
Imágenes vía satélite certifican la existencia de trincheras, estructuras de hormigón para proteger disparos de piezas de artillería y vehículos de combate, trincheras obstáculos anti-tanque como los llamados “dientes de dragón” o los “erizos checos”, además de, entre otros, modificaciones del terreno para impedir el avance de carros de combate o la colocación de minas.
Las minas anti-carro y, también, las anti-persona, son armas que están siendo muy usadas en esta guerra de agresión rusa. Se estima que hasta una superficie equivalente a un tercio de Ucrania podría estar minada, según cuentas de finales del año pasado de las autoridades ucranianas.
“Los rusos cuentan con estructura reforzadas de defensa. Hay defensas muy robustas, fundamentalmente en el sur de la Ucrania invadida. Entre Zaporiyia y el mar de Azov, hay varias líneas defensivas, en 20, 30 y hasta 50 kilómetros hacia el interior”, señala a NIUS Simon Schlegel, analista en Kiev del International Crisis Group (ICG), organización dedicada al estudio de guerras y zonas de conflicto.
“Hay cosas en esas imágenes que no podemos ver. Las minas hay que verlas sobre el trabajo en la superficie del terreno. Puede que haya sorpresas. Y los rusos, además, están al corriente de que deben tener defensas que no se puedan ver desde arriba”, señala a NIUS Rafael Loss, experto para asuntos de Seguridad y Defensa de Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR), un think tank europeísta.
Hasta seis meses se habría tardado en elaborar estas infraestructuras defensivas. A no pocos analistas les recuerdan las que marcaron el campo de batalla en la Segunda Guerra Mundial.
“Lo que nos permiten ver las imágenes vía satélite que se han hecho públicas es que Rusia está poniendo empeño en defender los alrededores de Zaporiya y Melitopol, pero también el Dombás hasta Sloviansk y Lugansk”, comenta a NIUS John Spencer, profesor del Instituto de Guerra Moderna en la prestigiosa academia militar estadounidense de West Point.
“No sabemos si los ucranianos van a correr el riesgo de atacar frontalmente donde las defensas son más fuertes o si van a atacar en otro punto para descompensar las defensas rusas", dice a NIUS Simon Schlegel, analista del International Crisis Group.
“Desde la Segunda Guerra Mundial, o mejor, desde la Guerra de Corea, no hemos visto a ningún Ejército con la necesidad de hacer una operación militar de contraofensiva sobre un territorio tan extenso como el que tienen ante sí los ucranianos. Los ucranianos se van a enfrentar a unas defensa rusa que está preparada”, abunda este experto, aludiendo al conflicto internacional que, entre 1950 y 1953, opuso a Corea del Sur, Naciones Unidas, Estados Unidos, entre otros, frente a las comunistas Corea del Norte, China y la Unión Soviética.
La capacidad ucraniana de medirse a las defensas rusas
Debido a lo mucho que se ha dilatado la guerra en el tiempo, y las numerosas bajas sufridas en el bando ruso, existen dudas razonables de que, pese a la preparación de esas defensas, los militares de Rusia sean capaces de defender el territorio como si se trataran de una fuerza armada bien entrenada y capacitada para aguantar la envestida de la contraofensiva rusa. De contar Rusia con defensores en estado de forma óptimo, los militares académicos entienden que, para neutralizar a un defensor, en este tipo de escenarios a campo abierto, hacen falta tres soldados atacando.
De todos modos, según Loss, “una barrera defensiva como la rusa, aunque sea un obstáculo considerable, no está hecho para crear una defensa impenetrable, sino para ralentizar a los ucranianos cuando se muevan hacia delante, para después poder atacar con artillería o de otro modo”.
“Los ucranianos van a tener que dedicarse a poner a prueba esas defensas rusas para ver dónde están los puntos débiles”, abunda este experto. Precisamente lo que hagan los ucranianos para superar esas defensas es algo sobre lo que poco puede saberse, más allá de que según ha confirmado el propio Zelenski, su país necesita más tiempo.
“No sabemos si los ucranianos van a correr el riesgo de atacar frontalmente donde las defensas son más fuertes o si van a atacar en otro punto para descompensar las defensas rusas, obligando a mover tropas de un lado a otro, abriendo un hueco en la defensa”, estima desde Kiev Schlegel, el experto del ICG. “Otra opción es que hagan diferentes ataques sorpresa, para atraer la atención en Lugansk o Bajmut, o incluso la área de Jersón, por ejemplo. Puede que veamos, no un empujón en la contraofensiva, sino varios”, añade.
Allá donde decidan contraatacar los militares ucranianos deberían contar con apoyo aéreo. El control del aire es algo que Rusia no ha podido imponer desde que comenzara la invasión el pasado 24 de febrero de 2022. El buen funcionamiento de los sistemas de defensa antiaéreos ucranianos, apoyados con armas occidentales para esos fines como los Patriot, IRIS T o Gepard, habla a favor de las opciones de las tropas que decidan poner a prueba a las defensas rusas.
Un Ejército ruso debilitado, ¿capaz de defender?
También habla a favor de los ucranianos que hayan sido capaces de lanzar ataques en los últimos días más allá de esa línea de contacto de mil kilómetros que mantienen los beligerantes. Explosiones en Crimea, la península ilegalmente anexionada por Rusia en 2014, concretamente hace doce días en una reserva de combustible la ciudad costera de Sebastopol, dan cuenta de esa capacidad ucraniana.
“Todos estos ataques están debilitando a Rusia, su ocupación y su capacidad de mover fuerzas militares en el territorio”, señala Loss desde el ECFR. Sin necesidad de cavar nuevas trincheras ni levantar estructuras como sí han hecho los rusos, “los ucranianos están moldeando también el campo de batalla”, abunda este experto.
"Es muy improbable que Rusia tenga la capacidad militar o, incluso la cantidad de conocimiento y unidades para mantener lo que están tratando de hacer en Ucrania”, dice a NIUS John Spencer, profesor en la academia militar de West Point.
Por otro lado el molde del Ejército ruso, incluso contando con esas nuevas posiciones defensivas, ha quedado muy dañado por el desgaste que ha supuesto esta “operación militar especial”, según la llaman en Moscú. Hay expertos militares que han hecho cuentas y ven a Rusia, en caso de seguir al ritmo actual las pérdidas rusas, perdiendo todos sus carros de combate disponibles en menos de 300 días.
“Estoy de acuerdo con esa percepción según la cual, es muy improbable que Rusia tenga la capacidad militar o, incluso la cantidad de conocimiento y unidades para mantener lo que están tratando de hacer en Ucrania”, dice Spencer desde West Point.
“Han perdido demasiados oficiales - militares con posición de autoridad o mando -, han perdido demasiadas unidades tácticas, demasiado equipamiento, y todo eso hace falta para defender tu territorio, sobre todo en vista de la escala del mucho territorio que tienen que defender”, agrega académico militar.
El desgaste de Bajmut
Probablemente el lugar que mejor representa a día de hoy las pérdidas rusas es la ciudad de Bajmut, en el este ucraniano. Allí han luchado durante meses militares rusos, junto a mercenarios de Wagner, sin llegar a hacerse con el control total de dicha población. En boca de los propagandistas rusos, el 90% de la ciudad estaría en manos de Rusia, pero esta semana se han registrado pequeñas contraofensivas ucranianas allí.
“Parece que el Ejército ruso ha perdido el control de territorio al sur de la ciudad, que ha habido falta de coordinación en sus unidades”, resumen Simon Schlegel, el experto en Kiev del ICG.
“Por lo que sea, Rusia ha estado invirtiendo grandes cantidades de recursos en Bajmut. Y si el objetivo de Ucrania era matar rusos allí, lo han conseguido a pesar de que Rusia mandó allí a fuerzas militares muy capaces, como las Tropas Aerotransportadas o la 72ª brigada mecanizada. Y si lo que querían los ucranianos era luchar allí porque así mantenían ocupada allí a Rusia para preparar mientras tanto su contraofensiva, también lo han conseguido”, comenta Spencer.
El pasado mes de marzo se había estimado que, desde el pasado verano, el número de bajas rusas en Bajmut oscilaba entre los 20.000 y 30.000 militares. El grupo ruso de mercenarios Wagner, presente en Bajmut, ha llegado a amenazar por boca de su jefe, Yevgueni Prigozhin, con salir de la ciudad en un gesto que servía, sobre todo, para indicar sus diferencias con el Ministerio de Defensa, su proveedor de munición.
“Prigozhin habla con hipérboles para recibir lo que quiere más rápido. No puede abandonar Bajmut sin más. Eso sería traición, probablemente. Le castigarían por eso”, concluye Schlegel.