En la mitología de Noruega, la palabra troll alude a monstruos malignos que habitan en bosques o cuevas. En el siglo XXI, los troles han dejado de ser propios de ese país escandinavo. A través de Internet y la era de la información, la palabra trol se aplica diestro y siniestro en la red.
Tanto es así que el diccionario de la Real Academia Española reconoce a estas alturas la palabra “trolear” como lo siguiente: “En foros de internet y redes sociales, publicar mensajes provocativos, ofensivos o fuera de lugar con el fin de boicotear algo o a alguien, o entorpecer la conversación”. En geopolítica, el mayor troleo al que se ha sometido Occidente, que se sepa, bien pudiera ser el operado por el régimen de Vladimir Putin.
Bien lo sabe la periodista finlandesa Jessikka Aro (Hyvinkäa, 1980). Aro trabaja en la televisión pública de su país, YLE. Pero ella también es la autora de un exitoso libro sobre los troles de Putin cuya edición en inglés ha dado mucho que hablar internacionalmente. El volumen se titula Putin's Trolls: On the Frontlines of the Russian Information War Against the World (Ed. Lg, 2022) o “Los troles de Putin: en las fronteras de la guerra de la información de Rusia contra el mudo.
Las investigaciones sobre la actividad de estos troles datan de 2013. Le costaron enfrentarse a durísimas campañas de desinformación y amenazas de activistas prorrusos en Finlandia y Rusia. A través de Internet, los troles publicaron sus datos personales suyos, incluida su dirección, y también aparecieron documentos de Aro relativos a una superada época en la que tenía problemas con las drogas.
Aro no ha tirado la toalla y sigue trabajando como experta en la guerra de la información que Rusia está dirigiendo contra el mundo occidental. A las democracias europeas las ve actuando tarde en decisiones como la prohibición de cadena internacional de propaganda rusa RT, o necesitadas de mayor cooperación para detectar, desmantelar e informar sobre las operaciones de la guerra de la información rusa.
Eso sí, a su entender, es una “buena noticia” que Occidente siga apoyando militarmente a Ucrania frente a la invasión rusa. Porque precisamente Ucrania ha sido uno de los objetivos predilectos de la propaganda rusa.
“En 2014 y 2015, ya vi en mis investigaciones que se estaba deshumanizando a los ucranianos. Los troles rusos hacían mucho hincapié en que Ucrania estaba buscando la guerra, que Rusia nunca puso ni un pie en el suelo ucraniano, que Rusia no estaba buscando la guerra con Ucrania, que la guerra contra Ucrania – que en realidad Rusia estaba llevando a cabo en secreto – en realidad era algo que estaba haciendo la OTAN y la Unión Europea”, explica Aro en esta entrevista con NIUS.
“Mucha gente ha terminado creyéndose esos mensajes y hasta se han puesto a difundirlos en sus propias redes, actuando como 'tontos útiles' para los servicios de inteligencia rusos”, abunda.
P: ¿Quiénes son los troles de Putin?
Los troles son el último método o, llamémoslo herramienta, que ha encontrado Rusia en su guerra de la información. Son gente a la que se paga por publicar en Internet contenidos a favor de Putin como si fueran ciudadanos con opiniones. Publican mensajes aprovechando el anonimato en sus perfiles de redes sociales, o en artículos publicados en un blog.
En Rusia tienen hasta granjas de troles, donde chavales en la veintena de años están trabajando doce horas al día, de día y de noche, para presentarse como ciudadanos normales que están opinando a favor de Vladimir Putin o difundiendo propaganda rusa, teorías conspiranoicas, atacando a opositores en Rusia, ciudadanos rusos fuera de su país o directamente gente en otros países. Pero ese no es la única herramienta de Rusia en su guerra de la información.
P: ¿Puede mencionar otras?
Por ejemplo, los medios dedicados a la difusión de propaganda prorrusa. Con ella trabajan los troles, precisamente. Me refiero a RT, antes conocido como Russia Today. El término trol, ahora mismo, se utiliza entre la juventud rusa que ha tenido experiencia en las granjas de troles, de las que se sabe comenzaron a trabajar en 2013. Se llaman a sí mismos “troles” en un gesto autoreferencial irónico.
P: Está usted hablando de actividades humanas. Pero también hay bots, pequeños programas informáticos que imitan el comportamiento humano en redes, en lo que usted llama troles, ¿no es cierto?
Absolutamente. En 2014, cuando empecé a investigar la guerra de la información y la propaganda rusa en las redes sociales de Rusia así como el uso de troles, incluso lo que decían los autoproclamados propagandistas que se dedicaban a difundir estos contenidos prorrusos en Internet, ahí me di cuenta de que había esos bots activos en redes como Twitter. Esos bots también hacen como si fueran humanos, pero si miras de cerca, te das cuenta de que hay otras muchas cuentas de bots que, en el mismo momento, están distribuyendo el mismo contenido.
Pero los troles rusos también están muy activos en otras redes, como Youtube o VK. Ésta última es la versión rusa y cutre de Facebook, diseñada para el espacio rusoparlante. Los troles están ahí produciendo su contenido, pero también lo están haciendo en las secciones de comentarios de los medios de comunicación tradicionales, en las noticias de cabeceras tradicionales dedicadas, por ejemplo, a la guerra contra Ucrania. Los troles rusos suelen atacar esas noticias diciendo que son noticas falsas. La guerra de la información de Rusia toma muchas formas.
P: Hablaba usted de RT, que ha sido prohibida en la UE, por ser parte de la maquinaria de propaganda rusa, tras el inicio de la invasión de Rusia contra Ucrania. ¿Qué piensa usted de sa medida?
Las autoridades europeas han tomado medidas tan tarde… Tendrían que haber tomado esa decisión de impedir la difusión de RT hace años. Porque la editora en jefe de RT, Margarita Simonián, dijo, nada menos que en 2012, hace once años, que “RT es parte de la guerra de información rusa”. No sé por qué se ha estado diciendo que es un medio de comunicación cuando su propia jefa ha dicho tan claramente que RT es, básicamente, un arma. RT debió cerrarse hace tiempo.
P: Usted lleva estudiando este fenómenos diez años. ¿Cree que Occidente estaba preparado para hacer frente al ataque de estos troles?
Hace diez años, al menos en Finlandia, la gente estaba abierta a la idea de que Rusia está llevando a cabo operaciones de propaganda. Los finlandeses son gente, en general, que está al día en términos de tecnología y demás, comunicando mucho en redes sociales y todo eso. De manera que, hace diez años, aquí había gente, por ejemplo los mejores expertos en cuestiones de seguridad y las fuerzas armadas, que estaban al corriente y lidiando con estos ataques. A nivel internacional, en Occidente, no puedo decirle qué nivel de alerta existía con esto.
Pero, hace diez años, aún había mucha gente con cargos relevantes en la política occidental que no aceptaba la idea de que los servicios secretos rusos o que estructuras del Estado ruso fueran tan cínicos como para hacer operaciones a través de troles, moldeando la opinión de las poblaciones en otros países. Yo he escuchado, por ejemplo, a diplomáticos, decir que sólo creyeron recientemente que estas operaciones de guerra de la información eran reales. Desde luego, no pensaban así en 2013 ni 2014, porque pensaban que algo así era “ciencia ficción”. No creían que se pudiera estar usando Internet con fines políticos.
P: ¿Cómo explica que se pensara eso?
Había un convencimiento generalizado, en muchas personas en Occidente, de que había que tener fe en Rusia. Había muchos ilusos, pensando que había que tener fe en que no habría un resultado brutal en las acciones de Rusia. Pero Rusia, desafortunadamente, ha conseguido alimentar ese sentimiento. En 2014, no era raro, para un investigador o un periodista, que, por ejemplo, nos llamaran “conspiranoicos” o “gente dedicaba a generar miedo” cuando informábamos de las políticas de Rusia.
P: ¿Ha visto usted una evolución en el tipo de mensajes que Rusia está lanzando a Occidente a través de sus troles u otras armas en su guerra de la información?
Esta es una buena pregunta, porque el mensaje es, parcialmente, el mismo, pero también, parcialmente, ha evolucionado. Allá en 2014 y 2015, yo ya vi en mis investigaciones que, por ejemplo, se estaba deshumanizando a los ucranianos. Los troles rusos hacían mucho hincapié en que Ucrania estaba buscando la guerra, que Rusia nunca puso ni un pie en el suelo ucraniano, que Rusia no estaba buscando la guerra con Ucrania, que la guerra contra Ucrania – que en realidad Rusia estaba llevando a cabo en secreto – era algo que estaban haciendo la OTAN y la UE.
Por supuesto, también se decía eso de que los ucranianos y los líderes europeos eran fascistas y que los rusos debían ir a liberar a los pobres ucranianos. Ya entonces estaban instrumentalizando las opiniones de la gente, sirviéndoles esos mensajes, que han servido para radicalizar a parte de las publicaciones que eran objetivo de estas campañas. En mis investigaciones yo he visto cómo mucha gente ha terminado creyéndose esos mensajes y hasta se han puesto a difundirlos en sus propias redes, actuando como “tontos útiles” para los servicios de inteligencia rusos.
P: ¿Qué se busca con la difusión de esos mensajes?
El objetivo común de todas las campañas que ha lanzado Rusia es debilitar los objetivos de esos mensajes, ya sea un grupo de personas en un país, o una persona, causando daños políticos en el país o la comunidad a los que esos mensajes van dirigidos. Por ejemplo, los troles rusos han estado lanzando mensajes de odio hacia minorías, contra inmigrantes y demandantes de asilo. También se han centrado en insultar a musulmanes, diciendo que son terroristas, criminales o violadores. Esto lo encuentras en muchas plataformas de información de Europa. Es un mensaje que está ganando popularidad a medida que pasa el tiempo.
También se han dedicado a promover la figura de Donald Trump como presidente de Estados Unidos. Esto es algo que vimos en 2016. En 2020 vimos cómo los troles propagaban esa teoría según la cual la pandémica COVID-19 no era una realidad e invitaba a no seguir ni una sola guía de higiene. También promovieron a los anti-vacunas, en países muy diferentes. En 2019 ya hubo un estudio de Estados Unidos que señalaba que los troles rusos habían estado animado a la vacunación. Porque el objetivo, en realidad, es causar es división y conflicto. En 2021, las autoridades de inteligencia alemana alertaron al público sobre la actividad e influencia de los medios de comunicación públicos rusos, porque estos medios han estado propagando teorías de la conspiración.
P: ¿Tiene usted constancia de actividad de estos troles en España?
En España, se ha sabido que los troles han estado animado el sentimiento de independencia en Cataluña. Lo han hecho distribuyendo en Internet información falsa para crear la idea de que el conflicto es mucho peor de lo que puede ser el conflicto en Cataluña. Para los troles, también es un objetivo tratar de dividir y romper la paz en comunidades de otros países.
P: Volviendo al tema ucraniano. Los troles rusos decían, ya en 2013 y 2014, que los ucranianos eran “fascistas” o “nazis”. Precisamente Putin hablaba al lanzar su invasión contra Ucrania de que lanzaba esa guerra de agresión para “desnazificar” Ucrania. Esto habla de lo mucho que llevaban en Rusia preparando el relato sobre la invasión.
Así es. Esto habla de lo seria que es la amenaza que supone la guerra de la información rusa. También muestra que esta guerra de la información rusa es, a buen seguro, una amenaza para la seguridad nacional. Y también debiera ser motivo para que las estructuras de seguridad de los países se interesen en saber qué están diciendo en las máquinas rusas de propaganda. Porque en 2014, Rusia ya estaba preparando el camino para el conflicto que mantiene ahora desde hace año contra Ucrania. A menudo, esa propaganda termina dando cuenta de mucho en lo que se va a convertir su política.
Sobre Ucrania, los mensajes de los troles y de esa maquinaria de propaganda rusa se han hecho ahora mucho más agresivos. Los altos responsables rusos están lanzando amenazas y diciendo cosas como que Occidente ha hecho que comience la Tercera Guerra Mundial o que Occidente va a ser escenario de una guerra nuclear. Esto es algo que forma parte de la guerra psicológica que el Kremlin está llevando a cabo. Y, desafortunadamente, puede que haya tenido éxito. Una cosa que Rusia ha querido hacer desde que comenzó la guerra es dividir a la Alianza Atlántica y la coalición de países que está asistiendo militarmente a Ucrania. La buena noticia aquí es que Occidente ha seguido apoyando a Ucrania.
P: Otra buena noticia es que haya habido una respuesta cívica en Occidente contra Rusia como la creación de la NAFO, dedicada entre otras cosas a combatir la propaganda rusa. ¿Qué otras cosas cree usted que se debería de estar haciendo para defendernos de la guerra está haciéndole Rusia a Occidente?
Mi recomendación es que haya una mayor cooperación internacional de los servicios de inteligencia para así identificar y anular las operaciones de la guerra de la información rusa antes de que tengan un impacto en la gente. Muchas de estas operaciones rusas se han descubierto una vez que ya han tenido impacto en la población a la que estaba destinada, alterando en algunos casos incluso el comportamiento electoral.
Me gustaría ver a los servicios de inteligencia identificando estas operaciones y haciendo pública la información. Así podría evitarse la influencia de estos troles rusos, que están, sobre todo, interesados en que se vote a los extremistas de derechas. En muchos puntos de Europa, los troles rusos siempre han estado apoyando los partidos y candidatos más anti-sistema. Sobre la NAFO, le diré que, por su puesto, apoyo plenamente a este movimiento de activismo ciudadano.