La Justicia pone a Donald Trump contra las cuerdas. El expresidente de Estados Unidos, el primero de toda su historia en ser imputado, se enfrenta a un total de 34 cargos penales por el caso del presunto soborno a la actriz de contenido adultos conocida como Stormy Daniels. Acusado de un delito grave de falsificación de documentos, el magnate republicano niega la mayor y se defiende con el ataque para recalcar su inocencia. No obstante, ante él tiene ahora todo un viacrucis jurídico.
Ahora hay que esperar a que el juez establezca los plazos para presentar pruebas y determine la fecha del a próxima audiencia, algo que suele llevar meses, pero la Fiscalía del distrito sur de Manhattan, que lleva el caso, es bastante ágil y podría agilizar el proceso.
La pena a la que se enfrenta Donald Trump es como máximo de cuatro años de cárcel. La cuestión es que, aunque se celebre el juicio antes de las elecciones, –que son el año que viene en noviembre–, y fuese condenado a esa pena máxima, el republicano podría seguir presentándose a los comicios desde la cárcel porque la legislación estadounidense lo permite.
De cualquier modo, parece que el juicio se va a celebrar antes. En el caso de que eso no sucediese y ganase las elecciones, el proceso se paralizaría hasta que Trump saliese de nuevo de la Casa Blanca; otra opción abierta todavía en este campo de los futuribles.
Entre tanto, el expresidente insiste en defender su absoluta inocencia y carga directamente contra el sistema subrayando que lo único que hizo fue “defender a la nación de aquellos que buscan destruirla”.
Usando la ofensiva como defensa, el mandatario, que nada más salir de la abarrotada Audiencia de Nueva York se desplazaba a su mansión en Mar a Lago, Florida, para dar una rueda de prensa rodeado de sus hijos y cientos de simpatizantes, subrayaba : "Nuestro país se va al infierno”.
"El único crimen que he cometido ha sido defender sin miedo nuestra nación de aquellos que buscan destruirla", ha dicho, recalcando su indignación: "Nunca pensé que nada de esto podría pasar en Estados Unidos".
Según el magnate, las acusaciones por las que se le imputa adolecen de una falta de base: “El caso debería ser abandonado inmediatamente. Todo el mundo, mis abogados, todo el mundo, dice 'aquí no hay nada', ¡no hay caso!", ha dicho con vehemencia.
El expresidente de Estados Unidos niega la mayor: ni facturas falsas a nombre de su abogado en las cuentas de su empresa, ni un registro falso en ellas, ni ninguno de los 34 cargos que se le han leído en Audiencia por un delito grave de falsificación de documentos cometidos en casos como estos, y repetidos en varias ocasiones, todos están relacionados con el desvío de dinero de su campaña para comprar el silencio de Stormy, la actriz porno con la que habría mantenido relaciones sexuales. Trump niega una y otra vez y reivindica su inocencia cargando contra todos: el actual presidente estadounidense, Joe Biden, el juez y el fiscal.
Al actual inquilino de la Casa Blanca le ha señalado por querer esconder sus propios problemas con la Justicia, hablando de los documentos encontrados en su residencia. Así, una vez más, Trump insiste en su tesis del fraude electoral en los comicios de 2020, aunque el mayor foco de sus ataques se ha centrado especialmente en criticar al juez, Juan Merchan, y al fiscal del distrito de Manhattan, Andy Bragg.
"Tengo un juez que odia a Trump, que tiene una mujer que odia a Trump", ha denunciado, insistiendo en la idea de que Bragg tiene fijación con "perseguir a Trump" y que el propio fiscal debería "ser imputado o al menos dimitir".
Rodeado de sus adeptos, el expresidente además ha tenido palabras para la situación internacional, mencionando que bajo su mandato, "Rusia invadiendo Ucrania" nunca habría ocurrido.
"Hay una gran nube oscura sobre nuestro país, pero no tengo ninguna duda de que haremos a Estados Unidos grande otra vez", finalizaba el expresidente en su rueda de prensa, ocupada por un discurso que se ha extendido a los 25 minutos y que se ha visto interrumpido en numerosas ocasiones por los aplausos y vítores de sus simpatizantes, o los abucheos cada vez que mencionaba a Biden, a los demócratas y, especialmente, a los encargados de llevar su caso.