Corea del Norte: la hermana que “no se calla la boca”

  • Kim Yo-jong es la hermana del dictador, Kim Jong-un, y el rostro más internacional del régimen en los últimos años

  • Anuncia al mundo las amenazas nucleares más recientes y se encara sin problemas con Joe Biden o Yoon Suk-yeol

  • Criada en aislamiento y tras cursar primaria en Suiza, Yo-jong podría convertirse en la sucesora del régimen norcoreano

La hermana del dictador norcoreano, Kim Jong-un, también pasó sus primeros años recluida tras los muros de su residencia familiar, en la que vivía con su madre y sus dos hermanos. En edad de guardería, a Kim Yo-jong le ponían uniforme del Ejército Popular de Corea (EPC) durante las celebraciones de sus cumpleaños. El protocolo dictaba que primero saludara a su padre, el entonces máximo mandatario, Kim Jong-il -quien gobernó desde 1994 hasta 2011-, sólo entonces podía comenzar la fiesta y recibir sus regalos. Era la pequeña de la familia y creció entre algodones. Incluso cuando comenzó a mostrar interés por la política, Yo-jong desempeñó su rol desde la sombra, algo que ha cambiado en los últimos años. Antes, se encargaba de firmar debajo de los comunicados de prensa oficiales antes de ser publicados, ahora, además, también los difunde. Con alrededor de 36 años de edad se ha convertido en uno de los rostros más reconocibles de la dictadura.

“Mantenemos la vista puesta en los inquietos movimientos militares de las fuerzas estadounidenses y del ejército títere surcoreano y estamos siempre a la espera para tomar medidas apropiadas, rápidas y contundentes en cualquier momento según nuestro criterio”. A Yo-jong no le tiembla la voz cuando profiere amenazas como la publicada este martes a través de los medios estatales en respuesta a las últimas maniobras de sus vecinos del sur junto a sus máximos enemigos. Seúl y Washington realizaron ejercicios este lunes sobre la península coreana en los que participó el bombardero con capacidad nuclear, B-52, y tienen previsto otras operaciones de entrenamiento en tierra. 

Encabeza la amenaza nuclear

El uniforme militar ha dejado de ser un juego de niños para Yo-jong, quien, como producto de la élite del régimen, ha desarrollado la asertividad necesaria para desempeñar su función como miembro del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea (PTC) y directora del Departamento de Propaganda y Agitación. Además, desde 2018, formó parte de las negociaciones sobre desnuclearización con Corea del Sur y Estados Unidos. Hace dos semanas, días antes de que Pyongyang probara el Hwasong-15, un misil balístico intercontinental, la hermana del dictador tildó a EE.UU. como “los peores maníacos” y amenazó con realizar una “contrapartida correspondiente” a las maniobras militares conjuntas de sus enemigos. Participa activamente en la escalada dialéctica y entre las perlas reflejadas en el escaparate geopolítico destaca aquella vez en la que mandó callar al recién electo presidente de Corea del Sur, Yoon Suk-yeol. 

“Hubiera sido más favorable para su imagen callarse la boca, en lugar de decir tonterías como si no tuviera nada mejor que decir”, le espetó cuando el mandatario del país vecino ofreció beneficios económicos a cambio de pasos para la desnuclearización. Ni Suk-yeol, ni ella, ni ninguno de los actores de la tensión nuclear se callan la boca. 

Seguro que su padre estaría orgulloso de ella. En 2008, el por entonces presidente, Jong-il, sobrevivió a dos infartos que le obligaron a tener la conversación de la sucesión. De los tres hermanos, Kim Jong-chol fue eliminado de la ecuación porque su progenitor lo veía demasiado afeminado. Los que tuvieron permiso para acercarse a la cama de su padre fueron el actual mandatario, Jong-un, y su hermana. Cuentan que es probable que en ese momento terminara de trazarse que el primero perpetuaría el linaje del Monte Paektu y agarraría el testigo de su padre, y ella tendría un papel prominente. Desde aquel entonces, Yo-jong comenzó a formar parte del séquito del todavía dictador. 

Se formó junto a la élite de Suiza 

Si los comienzos de su infancia los vivió completamente aislada en la residencia familiar, Yo-jong cursó sus estudios de primaria en Berna, Suiza. Allí coincidió con sus dos hermanos desde el año 1996 hasta el 2000. Lejos de sus padres, envueltos en otra cultura completamente diferente, aunque arropados por guardaespaldas y empleados de servicio, Jong-ul organizó visitas de la orquesta de música tradicional norcoreana, Poch’o’nbo, con el fin de amenizar la estancia europea de su hija. Su amor por la música la llevó a Singapur en 2011, donde aparentemente atendió a un concierto de Eric Clapton. Pocos meses después, su padre falleció y se la pudo ver en el funeral junto a otros familiares y altos cargos del Gobierno. Comenzó ahí la etapa contemporánea de Corea del Norte, con Jong-un como máxima figura de poder y Yon-jong como esa enigmática mujer que al principio era confundida con la esposa de su hermano pero cuya voz fue teniendo más y más peso con el paso de los años. Sólo el tiempo dirá si intentó o no frenar la orden de ejecución que su hermano emitió contra su tío en 2013. 

Su relevancia internacional comenzó a ser más evidente cuando se convirtió en la personalidad norcoreana de mayor rango en atender a los Juegos Olímpicos de Invierno de 2018 en Pyeongchang, Corea del Sur. Allí se reunió con el expresidente, Moon Jae-in. El viaje a territorio enemigo fue inusual y el, por aquel entonces, jefe de Associated Press en Pyongyang declaró que fue revelador. “Ha sido muy interesante ver su ascenso a la prominencia en los últimos años”, afirmó Jean H. Lee. “No hay mucha gente en la que Kim Jong-un pueda confiar. Pero ella es alguien a quien quiere tener cerca”. 

Clave en las (fracasadas) reuniones de desnuclearización

Ese mismo año también formó parte de la comitiva que asistió a las reuniones con Donald Trump para tratar la desnuclearización. Las posturas se alejaron en la reunión organizada en Hanoi, Vietnam, y crecieron los rumores que apuntaban que había sido apartada de los puestos de liderazgo por su hermano. Unos meses después regresó e incluso cuando en 2020 se rumoreó sobre la posibilidad de una grave enfermedad de Jong-un, su hermana se convirtió en la sucesora más probable. Desde entonces, su figura ha pasado a un primer plano, coincidiendo con la campaña nuclear norcoreana, y su tono ha ganado en asertividad, especialmente en la difusión de mensajes dirigidos a EE.UU. o Corea del Sur.  

A Biden le dio la bienvenida recomendándole que no “causara ningún escándalo” y mantuviera la paz durante su legislatura, al ministro de Defensa surcoreano lo llamó “tipo sin sentido, escoria e histérico” e incluso, en agosto del año pasado, Yo-jong atacó a sus vecinos durante una comparecencia para declarar la victoria al Covid-19 y les culpó de haber introducido el virus en el país. 

Desde la perspectiva norcoreana los halagos son variados: continúa con el linaje del Monte Paektu, cuenta con una experiencia excelsa para su juventud -le otorga credibilidad de cara a los generales más veteranos-, es fiel al carácter unipartidista y beligerante del régimen con sus enemigos y podría allanar el camino para que en un futuro la hija de Jong-un llegue al poder. Desde el prisma occidental, es cómplice de las violaciones de derechos humanos en Corea del Norte que han denunciado distintas organizaciones, es odiada por EE.UU. -incluida en la lista de personas sancionadas por el Departamento del Tesoro-, encabeza la propaganda interna y las amenazas nucleares externas… A jugar por su currículum dentro y fuera de sus fronteras, le sobran méritos para suceder algún día a su hermano.