El pasado domingo Italia elegía, en el proceso de primarias del PD, el principal partido de izquierdas, a la persona que dirigirá en los próximos años la oposición en el país transalpino. El votante progresista hace años que vaga desencantado sin una propuesta convincente, la opción ganadora era aquella que consiguiera presentarse como la más innovadora, la más disruptiva, con un rictus político tradicional al borde de un precipicio. Esa fue Elly Schlein, la ex europarlamentaria y diputada desde las pasadas elecciones, la rising star de la izquierda que consiguió con su elección abrir un nuevo capítulo de la política italiana. Lo que conseguirá aún está por ver, pero el cambio de formato es ya un hecho: Italia tiene por primera vez dos mujeres antagonistas al frente de los dos principales partidos. Cara a cara, dos perfiles que dominan la comunicación como nadie, Giorgia Meloni como líder del Gobierno y ella como líder de la oposición, marcan un punto de inflexión en el escenario político o, al menos, en el relato.
La victoria de Elly Schlein ofrece un cambio de ruta en el Partido Democratico, y probablemente en la izquierda italiana. No solo por el hecho de que por primera vez una mujer estará al frente de un partido que ha tenido siempre hombres en el poder y gestión, que también. Sino además por lo que representa su candidatura: alguien de fuera del partido que espera, con su reelección, hacer virar a la izquierda un PD que hace tiempo que no concreta cuál es su centro di gravità permanente. Elly Schlein es, además, un agente (casi) externo. Estaba inscrita al PD cuando fue europarlamentaria, desde 2014 a 2019, luego desde fuera, con una lista apoyada por las llamadas “sardinas” -un movimiento ciudadano que impulsó la política en algunas zonas de Italia antes de la pandemia- consiguió llegar a la vicepresidencia de la región Emilia-Romaña. No volvió a obtener el carnet del partido hasta hace unas semanas, cuando su candidatura a la secretaria general era vox populi. Pero, además de formalismos, ella, aunque apoyada por parte del aparato, representa en esencia la novedad: en formato, lenguaje y objetivos políticos.
Esta idea convenció a los votantes, a muchos de los que el PD, o al izquierda en general, había decepcionado durante los últimos años y que decidieron ir a la votación abierta a todos los ciudadanos, no solo a los que formaban parte del partido, el pasado domingo. Schlein fue elegida, así, en unos comicios en los que participaron más de un millón de personas de fuera del partido que decidieron participar en esta decisión. Sin ser elegida, por consiguiente, por una formación que ahora dirige y a la que tendrá que rendir cuentas. “Ella representaba la renovación y eso es lo que ha convencido a un sector de población que orbitaba desde hace años en torno al PD y que ha vuelto por Schlein, pero eso no quiere decir que el bloque el electorado de izquierdas esté con ella. Por ahora aún veo mucho escepticismo, yo interpreto este momento con un punto de partida para la renovación, pero queda mucho por delante”, dice Sergio Labate, profesor de Filosofía de la Universidad de Macerata.
“No se puede dejar la responsabilidad a una sola persona, a ella en este momento, de reconstruir toda la izquierda. Lo que seguramente tiene a su favor es el factor de género, ella ha insistido mucho, para diferenciarse de Meloni en que no es lo mismo una leadership femenina que feminista. Los análisis demuestran que ha movilizado una gran cantidad de mujeres que han ido a votarla. Además hay otro factor que la diferencia enormemente y que es una característica de discontinuidad en el partido, es una persona que construye un liderazgo con un gran vínculo con la cultura, hasta ahora una parte del partido había entrado en una dinámica de desprecio al mundo intelectual. Eso, a ella, sin embargo, le viene natural”, añade el filósofo explicando el cambio de perfil de dirigente que supone la nueva secretaria.
¿Cuáles son sus temas clave?
Labate explica que el tema principal que determinará su futuro político es la capacidad que pueda tener de enfrentarse al propio partido y mantenerse firme en la agenda de izquierdas que ha siempre defendido y, sobre todo, el tema de la guerra en Ucrania. “Tiene que ser capaz de sacrificar la unidad del partido en algunos temas para conseguir distinguirse completamente, para inaugurar una nueva época y ahí el tema de envío de armas y de la estrategia pacifista, que la acerca al M5S, será central. Aspecto que comparte el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Padova, Fabrizio Tonello, que ve como uno de los grandes retos la capacidad de desvincularse de un discurso completamente atlantista, como el del anterior secretario general del PD, Enrico Letta, y dominar un nuevo discurso, especialmente si la guerra se alarga.
El segundo gran tema, que marcará su figura como líder de la oposición, y que puede devolverle al partido lo que para el profesor Tonello es fundamental, "una perspectiva", es el tema migratorio. Tras el terrible suceso en las costas de Calabria y con una investigación en marcha sobre lo ocurrido aquella madrugada, incluida la fallida cadena de rescate, Elly Schlein visitó la zona cero el mismo día que lo hacía el presidente de la República Sergio Mattarella, mandando un claro mensaje político, mientras Meloni estaba en un viaje institucional en India. Este es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la nueva líder, que pretende establecer un discurso antagonista a la política migratoria del Gobierno. Esta vez sin peros. Alejándose, así, de las decisiones de su propio partido durante años en la materia, con procedimientos similares a los que hoy defiende la derecha. “Este puede ser un buen momento para que su discurso migratorio tenga un impulso, Italia tiene que empezar a rendir cuentas a la despoblación que influye ya en el sector productivo, la recepción de migrantes es una solución que la izquierda puede abrazar en su discurso”, expresa el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Bologna Salvatore Vassallo.
“Ella no corre el riesgo de otros políticos que, estando en su caso, subieron como la espuma y en pocos meses se convirtieron en el personaje de moda, como en el caso de Salvini o Renzi, que luego pecaron de egocentrismo. Su gran riesgo es que una posición más a la izquierda la aleje de un gran público, un gran electorado, y que se quede reducida en una esquina de la izquierda que hable, en definitiva, a una sección pequeña del electorado”, dice Vassallo.
Renzi quiere apoderarse del centro
Tras la victoria de Schlein las cosas no solo cambian para el PD. Matteo Renzi, ex primer ministro y fundador de la escisión del Partido Democratico, Italia Viva, ha anunciado la formación de un partido único con su socio desde las pasadas elecciones de septiembre, Carlo Calenda de Azione. La intención del político fiorentino es la de convertir el centro, un pequeño espacio con menos del 8% de votos en este momento, y que ha entrado en el Parlamento por su pacto de supervivencia con Calenda, en un “tercer polo”, centrista, al margen de las derechas e izquierdas. El objetivo son las elecciones europeas de 2024 y ambos líderes quieren atraer a votantes moderados que no se sientan representados por el PD mucho más izquierdista que Schlein pretende construir. Pero no solo eso, buscarán también parlamentarios que quieran poco conformes con la línea de la nueva líder de la oposición y busquen una orientación política más centrista. “Reclutar parlamentarios descontentos es fácil, pero eso no se traduce siempre en votos. El PD está en dificultades desde hace años pero mantiene una marca, Renzi aún tiene que construirla”, dice el politólogo Fabrizio Tonello. “Lo que es seguro es que no ve a Schlein como una enemiga, su objetivo a la izquierda lo puede hacer, paradójicamente, mucho más grande”, añade el filósofo Labate.