Luke Abrahams, un joven futbolista amateur de 20 años, natural de East Hunsbury, en Northampton (Inglaterra), murió el pasado 23 de enero. Apenas una semana antes, comenzó a sufrir un dolor de garganta. Según ha explicado su padre, Richard Abrahams, fue diagnosticado por videollamada de amigdalitis y el doctor le recetó unos antibióticos. En España, este mismo mes, una menor de 12 años falleció por una peritonitis tras acudir hasta en tres ocasiones a urgencias.
Lejos de mejorar, el estado de Luke empeoró. Unos fuertes dolores se apoderaron de sus piernas, dejándole prácticamente sin poder andar. Acudió al hospital, pero le enviaron a casa después de que un médico le dijera que tenía ciática. El 22 de enero, el joven fue llevado de nuevo al hospital, donde falleció un día después de que, en el intento por salvarle la vida, le amputaran una pierna.
Antes de la intervención quirúrgica, y como de un presagio de la tragedia que estaba a punto de ocurrir, Luke, estudiante de ingeniería ferroviaria, llamó a su padre. "Papá, estaré bien, cuida de Jake (su hermano, de 16 años) y de mamá". Esas fueron, a la postre, sus últimas palabras.
Los progenitores de Luke, Richard Abrahams y Julie Needham, han pedido que se detenga la práctica de diagnosticar vía telefónica y han denunciado que su hijo perdió la vida tras una serie de errores del Sistema Nacional de Salud británico (NHS).
El servicio de asistencia sanitaria domiciliaria en Northampton mostró sus condolencias a la familia y aseguró que se está investigando el caso. Desgraciadamente, como en otras muchas ocasiones, ya demasiado tarde.
La autopsia practicada reveló que el joven, según confirmó el NHS, padecía una septicemia conocida como el síndrome de Lemierre. Se trata de una infección bacteriana, una complicación muy rara de la amigdalitis aguda que se caracteriza por una sepsis grave y la aparición de una tromboflebitis de la vena yugular interna. Además, tenía una fascitis necrotizante, popularmente denominada como la 'enfermedad carnívora'.
Por lo tanto, es evidente que fueron varios los diagnósticos fallidos que acabaron con la vida de Luke. Su padre aseguró en una entrevista radiofónica a la BBC que la familia "no puede dejarlo pasar" y anunció que emprenderán acciones legales. Su madre, que intenta asimilar lo ocurrido, señaló que "no entiendo cómo pudo entrar en una ambulancia y no volver a casa. Las cosas deben cambiar, no queremos que esto le suceda a otro joven".
Dos de sus amigos, quienes lo describieron como "feliz" y "amante de la diversión", crearon una página web en GoFundMe que ha recaudado más de 13.500 euros. Sus compañeros del Blisworth Fútbol Club disputaron un encuentro en su memoria, en el que se guardó un emotivo minuto de silencio.
Además, Luke era un fiel seguidor del West Ham, equipo de la Premier League, por lo que su familia y sus amigos están intentando que alguno de los partidos de los que se disputen esta temporada en el Estadio Olímpico de Londres sirva para rendirle un bonito homenaje.