La "operación militar especial" que el presidente ruso, Vladímir Putin, lanzó en Ucrania pensando que sería cuestión de días va camino de cumplir un año este próximo 24 de febrero. La gran incógnita ahora es saber en qué punto está la temida gran ofensiva rusa: ¿ha comenzado ya, lo hará esta semana coincidiendo con el primer aniversario de la guerra o llegará en primavera?
"Ucrania es fundamentalmente quien dice que ya ha empezado porque es una forma de incrementar la presión sobre la Unión Europea y la OTAN para acelerar la llegada de recursos", explica a NIUS Francisco José Gan Pampols, teniente general en la reserva. "Si alguien espera una gran ofensiva que suponga un cambio de carácter estratégico al conflicto, yo creo que está equivocado porque ninguno de los dos contendientes dispone ahora mismo de la potencia de combate suficiente para hacer una ofensiva de esas características", añade.
La OTAN ha reconocido que existen indicios de que Rusia ya ha lanzado la nueva ofensiva: está intensificando los ataques de artillería, tomando posiciones para recrudecer la guerra y reforzando sus capacidades sobre el terreno con "el envío de miles y miles de soldados y más armas", según alertó esta semana su secretario general, Jens Stoltenberg. "Tenemos que tener cuidado si pensamos que la ofensiva será una sola cosa", asegura un funcionario defensa occidental al Financial Times. No será una ofensiva relámpago, sino que "sucederá en diferentes partes del frente y usando diferentes tácticas, dando más importancia a su fuerza aérea".
"Sí que es probable que haya reacciones ofensivas de profundidad limitada, porque Rusia pretende acabar conquistando todo el Donbás y asegurarse el corredor terrestre que suministra Crimea. Y Ucrania, por su parte, está obligada a hacer reacciones ofensivas para recuperar la mayor parte del territorio, pero yo creo que en su fuero interno, son perfectamente conscientes que no hay capacidad para volver a recuperar todo lo que se perdió, y desde luego Rusia no la tiene para conquistar Ucrania en ningún caso. Así que veremos reacciones o acciones ofensivas limitadas, pero no esa gran ofensiva", explica Gan Pampols.
Los ataques de artillería rusos están en su nivel más alto desde el verano pasado, con hasta 100 ataques por día, lo que implica un consumo desmesurado de municiones: entre 24.000 y 60.000 proyectiles diarios, según cifras de la Revista Ejércitos. Ucrania apuesta porque ese gasto desmesurado mermará las reservas rusas dificultando la defensa de los territorios tomados cuando llegue la ofensiva ucraniana. Algo que los expertos no comparten.
"Así como Ucrania depende completamente de la ayuda externa, Rusia sigue produciendo ese tipo de armamento que no es nada sofisticado, no requiere importar materiales del exterior. Está perfectamente capacitado para producirlos y además tiene unas ingentes reservas de munición", señala Gan Pampols. Las tropas del Kremlin están empleando el fuego indirecto, es decir, a gran distancia "porque las bajas propias disminuyen y si hay una buena inteligencia de objetivos, pues se puede hacer mucho daño al adversario".
Rusia está endureciendo los ataques en los frentes de Lugansk y Donetsk, en el este de Ucrania, y también prepara nuevas ofensivas en el flanco sur. Ahora estrecha el cerco sobre Bajmut mientras Ucrania resiste al avance ruso. Esa localidad es el epicentro de los combates junto a Vuhledar a solo 60 kilómetros. Este viernes, Ucrania ha ordenado la evacuación inmediata de los 6.000 civiles que siguen en Bajmut por los ataques rusos.
Moscú ha establecido nuevos campamentos militares en Voronezh y Kursk, cerca de la frontera nororiental de Ucrania, exactamente donde concentró tropas hace un año antes de la invasión. "Creemos que estos campamentos albergan soldados y es la primera evidencia que confirma su despliegue más cerca de la línea del frente", ha afirmado Konrad Muzyka analista de defensa al FT. "Eso sugiere que pronto podrían trasladarse a Ucrania y, por tanto, el ritmo de los ataques aumentará", añade.
El objetivo final del presidente Putin sería que decenas de miles de soldados en el norte se unieran a las fuerzas rusas que presionaban desde el sur y tomaran toda la región de Donbás. "No veo al Ejército ruso con capacidad para hacer mucho más que eso, salvo que cambiemos a un escenario que yo no contemplo ahora mismo, que es el de empleo de otro tipo de armamento. ¿El nuclear? Sí, claro", señala Gan Pampols.
Otra de las grandes incógnitas es: ¿cuánto durará la guerra? "Lo más probable, salvo que haya algo que no esperamos o no conocemos, lo más probable es que este conflicto se convierta en un conflicto de larga duración en el que el desgaste sea máximo, no solo de los contendientes sino de los donantes, ¿no? Porque a medida que se prolonga un conflicto, pues la voluntad decae de unos y otros", añade.