El eterno renacer de la librería des Colonnes, mito de Tánger
La llegada de nuevos propietarios franceses salva de la desaparición a uno de los últimos símbolos vivientes de la antigua ciudad internacional
Frecuentaron la librería des Colonnes figuras universales de las letras como Paul Bowles, William Burroughs, Margerite Yourcenar, Samuel Beckett o Juan Goytisolo
La librería des Colonnes, uno de los mitos del Tánger literario, volverá a renacer de sus cenizas. Después de varios años de extraordinarias dificultades marcados por el cambio de propietarios y una aguda crisis de gestión agravada por la pandemia, la señera y coqueta librería del bulevar Pasteur tangerino parece evitar, al menos por ahora, su cierre. El pasado día 19 de enero la librería volvía a abrir sus puertas tras varias semanas de clausura gracias a la llegada de sus nuevos propietarios: Alexandre Sap, fundador de los espacios culturales Ruptura Arts & Books, Alexis Zavialoff, fundador de Motto Distribution y de las librerías Motto Books, Mathias Ohrel, propietario de la consultora cultural m-O, y Khalid Tamer, dueño de Lavoir Moderne Parisien y de la organización Capitales africanas de la cultura. Cuatro nombres, por tanto, estrecha y largamente vinculados al mundo de las letras y la edición.
En un comunicado publicado el día 18 de enero, los nuevos propietarios de la librería fundada en 1949 por la familia Gerofi daban la buena nueva: “Abrimos de nuevo las puertas de la librería esta semana y vamos a hacerla vivir durante todo el año en torno a reencuentros, publicaciones, creaciones y eventos con autores y artistas que, esperemos, generaremos el interés de una comunidad amplia y fiel”.
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“Queremos ser los pilares móviles de esta empresa familiar de tamaño humano. Haremos todo para preservar el alma de la librería des Colonnes, la exigencia y la apertura que caracterizan su línea editorial, y defenderemos el programa y la visión forjados por la familia Gerofi, por Rachel Muyal [gerente de la librería desde 1973 hasta 1998] hasta su desaparición, por Pierre Berger y Simon-Pierre Hamelin, y finalmente la familia de Fadel Iraki, que nos ha depositado su confianza”, prosiguen los nuevos dueños de la mítica librería en su reciente comunicado publicado en las redes.
Un concepto más moderno y versátil
Conscientes de la debilidad del negocio del libro en estos momentos, los nuevos propietarios de esta mítica librería del centro de Tánger pretenden convertir la librería en un espacio de encuentro para los tangerinos y los amantes de la capital del Estrecho. Des Colonnes será no sólo un lugar donde buscar libros en varios idiomas y obras vinculadas a la ciudad, Marruecos y el espacio mediterráneo, árabe y norteafricano, sino también un espacio cultural y de encuentro, con presentaciones de libros y publicaciones y todo tipo de eventos culturales y artísticos. Una idea más moderna y versátil que, con todo, no es ajena a la historia de la librería, pero que irremisiblemente se había ido perdiendo en los últimos años de decadencia.
Además, sus propietarios anuncian un premio literario asociado a su nombre y unos fondos iniciales de al menos 8.000 títulos en cuatro lenguas: árabe, francés, inglés y español. El aterrizaje de los nuevos propietarios deberá servir también para relanzar la editorial epónima.
De esta manera, la llegada de los nuevos propietarios permite, por ahora, dejar atrás una complicada situación financiera que alcanzó su punto culminante el pasado mes de diciembre, cuando la librería cerró sus puertas al público.
Para entender el momento que vive la librería des Colonnes hay que remontarse a marzo de 2020, cuando se produce el fallecimiento del periodista marroquí y coleccionista de arte Fadel Iraki. Desde entonces el negocio ha estado en manos de la familia del cofundador del semanario Le Journal Hebdomadaire sin lograr hacer remontar el negocio. Iraki había adquirido la librería un año antes a la Fondation Pierre Bergé-Yves Saint Laurent, que buscaba un comprador tras la desaparición del mecenas y empresario francés en septiembre de 2017. A su vez, Bergé había rescatado la librería en 2009.
Alegría entre los amantes de Tánger
“Creo que debemos celebrar todos, los que amamos a Tánger y a esa librería, que no muera, que resucite, una vez más, como siempre lo hacen Tánger y sus cosas, como el ave fénix, cosa que decimos todos quienes queremos a esa ciudad”, confiesa a NIUS el escritor Alberto Gómez Font.
El filólogo y barman, que divide su tiempo entre Madrid y la antigua ciudad internacional, comenzó en los 90 a frecuentar el espacio, con el que mantiene una relación especial. “Conocí la librería a finales de los 80 y tuve una relación comercial en el año 95, cuando la entonces directora del Instituto Cervantes de la ciudad, la tangerina Cecilia Fernández Suzor me presentó a la gerenta de la librería, Rachel Muyal”, relata el filólogo español. “Yo acababa de autoeditarme un librito de cuentos, Cócteles tangerinos, que mostré a Rachel Muyal. A Rachel le gustó mucho y me pidió que le trajera diez ejemplares del libro, que me compró, y después me pidió más, un sistema que cambió cuando ella dejó de ser gerenta”.
“De esta manera conocí la librería des Colonnes y su historia y, como todo aficionado a los libros y las librerías, me enamoré de ella. Hay pocos enamorados de Tánger que no compartan ese amor por la librería des Colonnes, tanto quienes la conocieron en sus comienzos regentadas por las dos hermanas Gerofi, tanto como quienes lo hicieron cuando estaba Rachel, al igual que quienes siguieron siendo fieles en el período del [editor y gerente francés] Simon-Pierre Hamelin”, asegura a este medio Gómez Font.
“Después todos empezamos a sufrir el miedo de que en algún momento cerraran y corrían los rumores de que había una deuda grande y no había quien se hiciera cargo. Rachel murió en el momento en que la librería estaba en entredicho y eso le preocupaba mucho, y creo que hoy ella estaría muy contenta, como lo estamos todos, al leer la noticia de que la librería seguirá viva”, confiesa a NIUS.
Por su parte, el escritor tangerino Mustafa Akalay celebra con NIUS la noticia de la reapertura de la librería de las columnas rojas: “Es una gran alegría recuperar este gran icono, este monumento a los libros. Volverá por sus fueros. Sobre todo porque quienes la han comprado están ligados al mundo editorial, son franceses y amantes del libro. Parece que será un proyecto viable. Una gran noticia para Tánger”. No se olvida el hispanista y urbanista, que enseña en la Universidad Privada de Fez, de los dos empleados de la librería, Moncef Bouali y Anas Zerrad, por haber permanecido al frente del negocio en el día a día “dando el do de pecho” a pesar de no haber percibido su salario durante meses.
Un símbolo del Tánger internacional
En su coqueto y reducido espacio buscaron libros entre los anaqueles y conversaron largamente de literatura y de la vida escritores de la talla de Paul Bowles –quien terminó sus días en Tánger en 1999- o Tennessee Williams, representantes de la beat generation como Jack Kerouac, William Burroughs o Allen Ginsberg, Samuel Beckett, Marguerite Yourcenar, Jean Genet o Mohamed Chukri, entre muchos otros.
Más recientemente la han frecuentado autores como Tahar Ben Jelloun, premio Goncourt 1987, Juan Goytisolo o María Dueñas, cuyo reciente superventas El tiempo entre costuras transcurre además en parte en Tánger. “Aunque el brillo de la leyenda tangerina de los años cincuenta se desvaneció, el mito de la ciudad perdura y alimenta una extensa bibliografía como la establecida por su cronista oficial Rashid Taferssiti. Quien desee remover sus brasas no tiene más que acudir a los estantes de la Librairie des Colonnes”, escribía el propio Goytisolo en un artículo en 2014.
El desembarco de los nuevos propietarios permitirá salvar uno de los mitos vivientes de una ciudad que sigue cautivando a un lado y otro del Estrecho y arrojando ríos de tinta en novelas, poemarios y publicaciones académicas. Los tangerinos, los viejos y los nuevos, los viajeros, los amantes de la antigua ciudad internacional de aquí y de allá podrán seguir haciendo escala en este pequeño templo de la cultura situado en el bullicioso bulevar Pasteur, discretamente situado tras los veladores de las cafeterías, los anticuarios, las tiendas de perfumes y cosméticos, los bares más canallas y los viejos hoteles del Tánger de entonces y de siempre. “La librería des Colonnes renacerá de sus cenizas, y seguirá siendo un sitio imprescindible de Tánger. Hay que estar agradecidos”, se despide por teléfono de NIUS el hispanista Akalay, al que pillamos saliendo de la librería, cómo no, con un libro recién comprado bajo el brazo.