Un milagro surge de los escombros. Cinco días después del terremoto, un "¡Ya lo tengo!", en español, resuena entre los cascotes de cemento de un edificio de la ciudad de Nurdagui, en Turquía. Los efectivos de la UME rescatan con vida al pequeño Muslin de apenas dos años. Cansado, cubierto de polvo, el niño apenas tiene fuerzas para llorar. "'Ya está, ya está", le calma un militar de la UME (Unidad Militar de Emergencias) protegiéndole entre sus brazos y cubriéndole con un abrigo.
Hace frío, mucho. El chiquitín está cubierto con un ligero jersey y un pantaloncito vaquero que contrasta con la ropa de abrigo que llevan los rescatadores. La temperatura es de apenas un grado centígrado.
Su rescate es un rayo de esperanza. La emoción de los efectivos se traduce en aplausos. Están contentos pero siguen apartando piedras. No es un milagro, son dos. Los militares españoles logran rescatar a su hermana Elif, que tiene cuatro años. La cubren con una manta térmica, se la llevan corriendo. Los pequeños tiene frío. Han estado más de 96 horas bajo las piedras y el polvo.
La emoción llena el lugar. "¡Tred botellas!", grita alguien en español. Piden agua. Los pequeños están deshidratados, confundidos. Al vuelo los llevan a las ambulancias apostadas en la carretera cercana. Los niños están débiles pero vivos.
Los pequeños están a salvo. Solofaltaba su madre, Leila. La mujer responde con algún tenue gemido bajo el amasijo de hierros del edificio que hasta el lunes era su casa. Los militares españoles trabajan contra reloj para sacarla de allí, para rescatarla viva. Una hora después lo consiguen. "Allahu Akbar" (Dios es grande) se escucha en mitad del silencio cuando la sacan. Una manta de la Media Luna Roja protege a la mujer y a los rescatadores de miradas curiosas. Los efectivos colocan a la madre en una camilla, la inmovilizan y la tapan con mantas térmicas. Está agotada, apenas puede hablar pero está consciente y viva. Como sus hijos. Los tres respiran aliviados, fuera de peligro.
Los tres fueron localizados la noche del jueves, los geófonos detectaron señales de vida. A partir de ahí, la UME puso todo su empeño en confirmar el positivo y acceder hasta el espacio de vida donde se encontraban los supervivientes. Tras unos complejos trabajos de corte y perforación el equipo USAR (Urban Search and Rescue) español pudo hablar con la madre, recabar información, darle instrucciones para el rescate y sobre todo mantener la esperanza. Tardaron horas en sacarlos pero Leyla, Elif y Muslin se encuentran sanos y salvos.
Los militares españoles llevan desde el martes por tarde desplegados en la zona. Les costó llegar. El aluvión de vuelos internacionales colapsaron el aeropuerto civil de Adana. El miércoles comenzaron sobre el terreno realizando los trabajos localización de víctimas en Nurdagui. Cuando se perdía la esperanza de encontrar a más supervivientes, los militares españoles localizaron a tres personas vivas bajo los escombros. La UME (Unidad Militar de Emergencias) no pierde la esperanza de encontrar a más supervivientes.