El misterio, nota habitual entre los ‘lobos solitarios’, envuelve el pasado de Yassine Kanjaa, el joven marroquí que perpetró en la tarde del miércoles el asesinato, a machetazos, del sacristán de una iglesia en Algeciras y dejó heridas a cuatro personas más en la localidad gaditana.
Procedente del norte de Marruecos, Kanjaa, de 25 años, había llegado a España en 2019. El 22 de junio de 2022 fue detenido por la Policía Nacional, que le abrió un expediente de expulsión a su país de origen, Marruecos, por encontrarse en situación irregular por carecer de la nacionalidad española y de permiso de trabajo).
Del pasado marroquí del terrorista, de 25 años, conocemos que el presunto asesino del sacristán de la iglesia de Nuestra Señora de la Palma estuvo ingresado en el hospital psiquiátrico Arrazi de Tánger –el único de la localidad-, situado en el barrio de Beni Makada, uno de los distritos más desfavorecidos y conflictivos de la antigua ciudad internacional.
El terrorista nació el 6 de octubre de 1997 en la pequeña localidad costera –apenas 300 habitantes- de Ued el Marsa (el Río del Puerto), situada en el norte de Marruecos. Exactamente a seis kilómetros al oeste de Ceuta en dirección a Tánger –junto al municipio de Beliones y el propio islote de Perejil-, según confirmó a EFE el imán de una de las mezquitas de la localidad. De acuerdo al clérigo, el joven, que frecuentó su mezquita antes de partir rumbo a España, no manifestaba entonces comportamientos radicales.
Desde esta zona del norte de Marruecos situada entre Tánger y Ceuta parten de manera habitual pateras de emigrantes hacia la Península, al igual que optan desde el lugar por acceder a territorio ceutí saltando la valla o a nado. Su arquitectura, de casas desparramadas por las colinas y una animada zona costera poblada de comercios y cafetines, se asemeja a la de otros pequeños municipios de la zona.
El de Oued el Marsa es también el caso de localidades como Alcazarseguir, la propia Beliones y en mucha mayor medida Castillejos, localidades aledañas a Ceuta que, desaparecido el contrabando –Marruecos puso fin al ‘comercio atípico’ con la ciudad autónoma en diciembre de 2019, y hasta hoy la economía ceutí sigue sin poder legalmente exportar mercancías al país magrebí en espera de la apertura de las prometidas aduanas comerciales-, apenas sobreviven con una limitada actividad pesquera y turística. Insuficiente en todo caso para procurar ingresos a las centenares, miles de personas que trabajaban directa o indirectamente del contrabando (o se desempeñaban como transfronterizos) ceutí. El paro entre los jóvenes es especialmente elevado en esta zona de Marruecos.
Conocido es por las fuerzas de seguridad marroquíes que las provincias del norte del país, y de manera especial el triángulo formado por Tánger, Ceuta y Tetuán, concentra uno de los viveros principales del yihadismo, pues no en vano ha sido cantera del Estado Islámico en el país norteafricano. En 2015 una información publicada por Jeune Afrique aseguraba que de los 1.500 ciudadanos marroquíes que partieron a combatir en las filas de Daesh en Siria e Irak entre 600 y 700 eran originarios del norte de Marruecos –también de la propia Ceuta-, una de las zonas más desfavorecidas del país y, por ende, caldo de cultivo del radicalismo religioso.
Con todo, por ahora las autoridades marroquíes no se han pronunciado públicamente sobre el caso y los medios oficiales del país norteafricano han evitado por ahora dar cuenta de lo ocurrido este miércoles en Algeciras. Tampoco ha trascendido aún un mensaje público de condolencias a las autoridades españolas.
Además, el crimen terrorista de Kanjaa, a quien las autoridades españolas no lograron deportar a Marruecos habida cuenta de los habituales problemas burocráticos en estos casos, coincide con la deportación este mismo mes a Marruecos desde Bélgica del imán Hassan Iquioussen, expulsado por las autoridades francesas por su “discurso incitador del odio”, y con la deportación a comienzos también de este desde Alemania del imán Abdellatif Rouali, sobre el que pesaba la misma acusación de radicalismo. Dos países, Alemania y Francia con los que Marruecos ha recuperado recientemente la fluidez en las relaciones tras largos meses de desencuentro diplomático.