La nueva vida en Marruecos del imán Iquioussen tras ser deportado por Bélgica
Iquioussen, natural de una pequeña localidad de la región Norte-Paso de Calais y de origen magrebí, había huido a finales de agosto de la justicia francesa
Las autoridades galas le acusaban de difundir en las redes un discurso “incitador del odio y la discriminación”, especialmente en prédicas antijudías
La justicia belga denegó hasta en dos ocasiones durante el otoño pasado la extradición del predicador a Francia. Finalmente, tras cambiar de parecer, las autoridades marroquíes emitían un salvoconducto que permitía su expulsión directa al país magrebí
“Soy el hombre más libre del mundo”. De buen ánimo, y confesando a un familiar -y en presencia de las cámaras de un medio marroquí- el buen trato recibido por las fuerzas de seguridad de su país aterrizaba el imán Hassan Iquioussen en el aeropuerto Mohamed V de Casablanca el viernes pasado. El polémico predicador, de 58 años, había huido a finales de agosto a Bélgica desde Francia, cuyas autoridades habían emitido contra él una orden de expulsión por sus declaraciones “incitadoras del odio y la discriminación” y ser “contrario a los valores de la República”. Iquioussen no tiene causas pendientes en Marruecos, donde tendrá que empezar nueva vida lejos de su numerosa prole. Por ahora.
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En un comunicado, la secretaria de Estado belga de Asilo e Migración, Nicole de Moor, aseveró que su Gobierno no puede permitir que “un extremista” deambule por Bélgica y que cualquiera que no tenga derecho a estar (en el país) debe ser “devuelto”, según informaba EFE. Desde el 2 de septiembre pesa contra el religioso una euroorden –emitida por un juez de instrucción de la localidad francesa de Valenciennes por “eludir la ejecución de una decisión de deportación”. Lo cierto es que tras casi un mes en paradero desconocido el 30 de septiembre Hassan Iquioussen fue detenido en Bélgica y recluido en un centro cerrado cercano a Lieja desde mediados de noviembre por estancia ilegal. Pero la justicia belga había denegado hasta en dos ocasiones la extradición del polémico imán a Francia. La justificación: la infracción de “sustraerse a una orden de expulsión” no existe en la legislación belga. Entretanto, los gobiernos francés, belga y marroquí analizaban las posibilidades de expulsión. Un tribunal de la localidad belga de Mons rechazaba a comienzos de diciembre su petición de ser puesto en libertad.
Finalmente, la expulsión del imán nacido en Francia aunque de nacionalidad marroquí fue posible gracias a la emisión el jueves de la semana pasada de un salvoconducto por parte de las autoridades marroquíes, según revelaba su abogada. El mismo día en que trascendió la noticia de su desaparición, el 30 de agosto pasado, Marruecos decidía suspender el salvoconducto consular que habría permitido la entrada del imán en su territorio. En plena crisis bilateral entre París y Rabat, las autoridades magrebíes esgrimieron entonces que Francia no consultó con ellas la decisión.
Para su abogada, la francesa Lucie Simon, el imán ha sido condenado al “exilio” y es víctima de un “verdadero desarraigo”. “Ha sido condenado a dejar su patria, porque es alguien nacido en Francia que tiene a toda su familia en Francia, sus niños pequeños, y que de la noche a la mañana tiene que dejarlo todo en un proceso eminentemente político y mediático”, afirmaba la letrada a la cadena belga BFMTV el pasado 14 de enero. Simon no ocultaba su contrariedad por el cambio de posición de las autoridades del país magrebí: “Estoy sorprendida por el giro de 180 grados de las autoridades marroquíes y estimo que la vida del señor Iquioussen se encuentra en Francia”. “Esperamos el juicio sobre el fondo del asunto del Tribunal Administrativo de París; si la orden de expulsión fue anulada, Francia deberá garantizar su regreso”, en declaraciones recogidas por el diario Le Figaro. En declaraciones al digital marroquí Le Desk, la abogada del imán aseguraba que Iquioussen no fue interrogado por las autoridades marroquíes a su llegada a Casablanca y que por el momento disfruta de una total libertad en su nueva vida en Marruecos.
“Contrario a los valores de la República”
El pasado 28 de julio, el ministro del Interior francés Gérald Darmanin anunciaba la expulsión del imán a Marruecos en aplicación de la llamada “ley contra el separatismo”. La orden de expulsión denunciaba “un discurso prosélito trufado de declaraciones que llaman al odio y a la discriminación y portador de una visión del islam contraria a los valores de la República”.
Después de que el Tribunal Administrativo de París suspendiera el 5 de agosto su expulsión, el Consejo de Estado la validaba tres semanas más tarde. Pero el 31 de agosto la Policía se llevó la sorpresa de no encontrarle en su domicilio en la pequeña localidad de Lourches, cerca de Valenciennes (región de Alta Francia). Había huido. Ya se encontraba en suelo belga.
“Gérald Darmanin se ha implicado mucho junto a sus homólogos sobre este tema. Es una gran victoria contra el separatismo”, afirmaba el entorno del ministro galo del Interior según una fuente citada por el citado diario francés Le Figaro. Iquioussen es un habitual de las redes sociales, especialmente de Youtube, donde reúne más de 170.000 seguidores -además de sus más de 40.000 abonados en Facebook- y millones de visualizaciones en torno a sus prédicas desde el lanzamiento de su canal en el año 2012. Nacido en la localidad francesa de Denain (región Norte-Paso de Calais) un 2 de junio de 1964 de padres marroquíes -naturales de la región del Sus, en el sur del país magrebí- se le sitúa próximo al movimiento islamista de los Hermanos Musulmanes y en Marruecos cercano al también islamista PJD, ahora en la oposición. Tiene cinco hijos y quince nietos (uno de sus hijos es concejal socialista en el Ayuntamiento de Lourches, en la misma región natal del imán). Según publicaba el pasado otoño el medio digital marroquí Le Desk, Iquioussen renunció al cumplir los 18 años a la nacionalidad francesa, aunque la versión difiere de la del imán, que asegura haberla tratado de obtener en dos ocasiones sin éxito.
La deportación del imán confirma que Marruecos y Francia han iniciado el camino de la reconciliación después de largos meses de desencuentro. No en vano, durante su visita a Rabat entre los días 16 y 17 de diciembre, la ministra gala de Exteriores, Catherine Colonna, daba por terminada la crisis de las visas, causa de un profundo malestar en Marruecos y principal factor detrás del deterioro de la relación entre dos tradicionalmente estrechos socios. En septiembre de 2021 las autoridades galas habían decidido reducir un 50% los visados concedidos a marroquíes y argelinos, medida que París defendía como respuesta a la falta de colaboración de las autoridades de los dos países magrebíes en la repatriación de sus ciudadanos obligados a abandonar suelo francés.
Con todo, Marruecos seguirá exigiendo más a las autoridades francesas, como se encargaba recientemente de recordar el jefe del Gobierno marroquí, Aziz Akhannouch, en una entrevista con el diario francés L’Opinion: si Francia quiere disfrutar de unas relaciones más provechosas con Marruecos tendrá que ser más nítido en el conflicto del Sáhara Occidental (léase expresar el reconocimiento a la soberanía marroquí sobre la ex colonia española).