Matteo Messina Denaro era el último de los grandes capos de la mafia stragista, de la mafia más violenta y sangrienta de los años 90 en Italia y estaba en búsqueda y captura desde hace 30 años. Ha sido arrestado en el interior de una clínica privada en la ciudad de Palermo, donde se encontraba de forma clandestina para someterse a una terapia médica durante aproximadamente un año. Esta mañana estaba realizando una prueba COVID cuando fue sorprendido por los Carabinieri. Finalmente, con su detención, se conoce también su aspecto, se ha publicado la imagen del arresto donde se ve por primera vez tras 30 años de retratos robot. Con esta noticia se cierra el arresto de todos grandes capos de la mafia más peligrosa de la historia, pero se abre un nuevo capítulo en el que su posible colaboración, en un futuro, pueda servir para arrojar luz sobre algunos de los temas más oscuros de la historia de Italia.
El último padrino de la mafia, estaba en el primer puesto de los prófugos más peligrosos señalados por el Ministerio de Interior italiano y durante décadas fue uno de los capos principales de la Cosa Nostra, la mafia siciliana. Hacía años que se estrechaba su cerco y la noticia de su arresto se preveía más pronto que tarde. Una de las grandes certezas era que seguramente seguía en su Sicilia natal, donde el dominio del territorio jugaba a su favor y es precisamente allí donde ha sido encontrado. Gozaba aún de un gran control de poder en la isla y eso permitía que se protegiese su paradero, en varias ocasiones se ha estado muy cerca de su arresto, pero un soplo conseguía siempre salvarlo. Esta vez los más de cien agentes que han participado en la operación y tras haberse intensificado las investigaciones de los fiscales de Palermo Maurizio de Lucia y el adjunto Paolo Guido, Italia celebra una batalla ganada a la mafia.
Cientos de agentes han estado involucrados en su arresto a lo largo de los años. Hoy con su detención se hace efectiva la condena perpetua por las decenas de asesinatos cometidos. Fue denunciado por primera vez por asociación mafiosa en 1989 y en el 2000 recibió la condena perpetua por su papel de jefe de la mafia de Trapani, en Sicilia. A Messina Denaro se le imputan más de diez asesinatos, entre los cuáles Giuseppe Di Matteo, el hijo de un ‘pentito’ (arrepentido que colabora con la justicia) estrangulado y disuelto en ácido tras dos años de secuestro. También masacres como la del 92 que se llevó la vida de los jueces Falcone y Borsellino y diversos atentados en los 90 por toda Italia.
Messina Denaro fue uno de los grandes colaboradores de otro boss fundamental de la mafia, el también siciliano Totò Riina, capturado hace ahora treinta años tras dos décadas de clandestinidad en búsqueda y captura. Una historia, así, que se repite y es que Denaro fue un verdadero “discípulo” de Riina, de hecho lo escondió en varias ocasiones en sus propiedades. Messina Denaro ha sostenido la estrategia sangrienta de Riina y está involucrado en lo que en Italia han llamado Trattativa, el juicio abierto por presuntos pactos secretos entre la mafia y altas personalidades del Estado. Precisamente, de manera casi inverosímil, en el arresto de Riina, también en Palermo, en 1993, no se registró su casa por un error entre la Fiscalía y Caravinieri. Según varios pentiti, fue Messina Denaro el que entró en esa vivienda y se llevó todos los grandes documentos que contienen los secretos de la Cosa Nostra.
Messina Denaro es, sin lugar a dudas, un personaje de gran importancia, una eventual colaboración ahora podría iluminar algunos de los eventos más trágicos de los años 90 en Italia. Además, su arresto presenta por primera vez una imagen suya, era desde hace 30 años una incógnita, algo que ayudaba a su clandestinidad. Desde el lejano 1993 cuando se activó su búsqueda y captura no solo no existían fotos, sino que los rastros que ha ido dejando se pueden contar con los dedos de una mano. Es famosa la carta que escribió en aquellos primeros días de prófugo a su novia en aquel momento en la que la invitaba a continuar con su vida y olvidarse de él, sabiendo, como había sido con todos sus colaboradores antes, que empezaba una vida en la sombra. “Ha comenzado mi calvario, con 31 años…”, escribía.
Su caso había sido siempre único, también porque era prácticamente el único gran capo que no había pisado en toda su vida la cárcel. Nacido en 1963, ahora con 60 años, era un personaje bizarro, le gustaba el lujo y la ostentación y, dicen, tenía un carácter melancólico e incluso un poco filosófico. Fue heredero de su padre, también mafioso, Don Ciccio, que murió en la clandestinidad, y se convirtió durante sus años de malhechor en el dueño y señor de la Sicilia occidental. Era particular también porque no respetaba los grandes credos de la estructura mafiosa habitual: era ateo y no tenía una familia tradicional, sino que se le han conocido diversas mujeres a lo largo de su vida. Su arresto es el final de un largo trabajo de agentes y Fiscalía Antimafia en Italia, pero la investigación no se cierra, abre un nuevo capítulo que puede contener la Caja de Pandora.