Así es el Gobierno nacionalista y ultraconservador del regreso de Netanyahu
El controvertido líder de Otzma Yehudit – ‘fuerza judía’- y gran figura emergente de la política israelí, Itamar Ben-Gvir, es el nuevo ministro de Seguridad Nacional
Entre las prioridades de un gabinete favorable a la expansión de los asentamientos judíos en Cisjordania: la amenaza nuclear iraní, las relaciones con la Rusia de Putin, la consolidación de la paz con el mundo países árabes y el aumento de la violencia
El nuevo ejecutivo, que consta de 30 carteras ministeriales, contará con solo cuatro mujeres
Transcurridos casi dos meses desde que se celebraron las elecciones legislativas, este jueves el primer ministro Benjamin Netanyahu ha jurado en la Knéset o Parlamento su nuevo gabinete para el que será su sexto mandato al frente del Gobierno israelí (el político nacido en Tel Aviv acumula 15 años en el poder). Netanyahu ha recuperado el poder tras apenas 18 meses fuera de la jefatura del Gobierno, que durante este tiempo ha recaído en el conservador Naftali Benett y el centrista Yair Lapid.
El más longevo de los primeros ministros de la historia de Israel presidirá, a sus 73 años, un ejecutivo con miembros de su partido, el Likud, junto a representantes de formaciones ortodoxas y derechistas: Shas y Judaísmo Unido por la Torá, Sionismo Religioso, Poder Judío y Noam, que concurrieron juntos a los comicios del 1 de noviembre pasado y se consolidaron como tercera fuerza más votada. Un gobierno posible al alcanzar la coalición liderada por Netanyahu 64 de los 120 escaños del Parlamento.
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El que será, según los expertos, el gobierno más conservador de los 74 años del moderno Estado de Israel está llamado a terminar con el bloqueo en que se halla instalado el país desde hace cuatro años (en los cuales se han celebrado cinco comicios generales). Un sesgo que es reflejo de los cambios experimentados en las últimas décadas por la sociedad israelí. Un 60% del electorado se identifica hoy como conservador y apenas entre el 12 y el 14% de los votantes se coloca en la izquierda, según responsables del Instituto de la Democracia Israelí citados recientemente por la CNN.
A pesar del sesgo marcadamente nacionalista, conservador y religioso que anticipa el nuevo Gobierno, Netanyahu promete mantener independencia y estrategia propia, además de ser “tolerante”. Entre sus grandes obsesiones para este sexto mandato, la de alcanzar la paz con los palestinos, además de “poner fin al conflicto árabe-israelí” en su conjunto, contener la amenaza nuclear iraní, seguir reforzando las capacidades del Ejército y continuar la senda de crecimiento económico tras la pandemia.
En su primera sesión ante los diputados de la nueva Knéset, el líder del Likud prometió además que tratará de lograr un “amplio consenso” en las grandes materias del Estado. “Preservaremos la democracia israelí e Israel”, insistió Netanyahu.
30 ministros y cuatro mujeres
Una vez desveladas este jueves las identidades de los nuevos miembros de su gabinete, Netanyahu contará con 30 ministros y tres viceministros, y entre ellos sólo habrá cinco mujeres. Una de ellas será la titular de Inteligencia, Gila Gamliel, miembro del partido de Netanyahu, el Likud.
Entre las principales carteras, Justicia recaerá en los hombros del comandante Yariv Levin, estrecho colaborador del jefe del Gobierno y miembro del Likud, y Defensa, en los de Yoav Galant, también del partido de Netanyahu y primera fuerza de la Cámara.
El líder de Sionismo Religioso –la formación de tendencia ultranacionalista obtuvo el 1 de noviembre 14 escaños y el 11% de los sufragios- Bezalel Smotrich será el ministro de Finanzas y además desempeñará un cargo dentro del Ministerio de Defensa con control sobre las políticas civiles en Cisjordania y la expansión de los asentamientos.
Por su parte, Areyh Deri, del partido Shas –la formación de adscripción sefardí ultraortodoxa logró 10 escaños en la Knéset-, quien exigió una modificación legal que le permitiera ser ministro a pesar de haber sido inhabilitado para ello a principios de 2022, se encargará de una de las carteras más sensibles: Interior. Además, ocupará la cartera de Sanidad. Michael Malkieli, de su partido, se convierte en nuevo ministro de Servicios Religiosos.
Pero quizá el más controvertido de los nombramientos es el del líder del partido Otzma Yehudit –que se traduce como ‘fuerza judía’- Itamar Ben-Gvir, la gran figura emergente de la política israelí en los últimos años. Su formación se presentó a los pasados comicios integrada en Sionismo Religioso.
El ya nuevo ministro de Seguridad Nacional, de 46 años, conocido por su retórica anti-árabe y condenado en el pasado hasta en ocho ocasiones por delitos como vandalismo, apoyo a organización terrorista o incitación del racismo, dispondrá de amplios poderes sobre la policía y un extenso control sobre las fuerzas destinadas a las fronteras.
A pesar de la retórica anti LGTBI+ expresada por algunos de los miembros del nuevo gabinete, el nuevo presidente del Parlamento israelí es desde este jueves el diputado Amir Ohana –declarado abiertamente homosexual-, de la formación de Netanyahu.
Más asentamientos en Cisjordania y controvertida reforma judicial
Una de las promesas electorales con las que Netanyahu deberá cumplir merced a su coalición de gobierno –y más controvertidas para la opinión pública dentro y fuera de Israel- será la ampliación de los asentamientos judíos en Cisjordania, considerados ilegales por la comunidad internacional. Las formaciones aliadas del Likud en el Gobierno están abiertamente en contra del establecimiento de un Estado palestino y defienden la incorporación de Cisjordania al Estado de Israel.
En un tuit, el propio partido de Netanyahu avanzaba los planes del nuevo Gobierno el pasado miércoles: “Continuar y desarrollar los asentamientos en todas las partes de la tierra de Israel, Galilea, el Néguev, los Altos del Golán y Judea y Samaria”. Estos dos últimos topónimos bíblicos coinciden con el territorio palestino de Cisjordania, donde residen aproximadamente medio millón de judíos.
Para acallar los rumores sobre una eventual anexión de Cisjordania -así lo habían manifestado en el pasado miembros de la formación política que Smotrich lidera-, el nuevo ministro de Finanzas y líder de Sionismo Religioso aseguraba esta semana en un artículo en las páginas de The Wall Street Journal que “no habrá cambio en el estatus político o legal” del territorio palestino.
Otro de los grandes temas que deberá afrontar el gabinete de Netanyahu es una reforma del sistema judicial que limitará el poder de los jueces en Israel –pactada con Sionismo Religioso- en favor del poder ejecutivo y el legislativo –el Parlamento podría volver a legislar leyes anuladas por los tribunales- o la introducción de la pena de muerte para terroristas. Igualmente el importante componente judío ultraortodoxo del gabinete deberá traducirse en una serie de medidas que favorecerían a este colectivo religioso frente a otras confesiones del país.
Entretanto, el nuevo primer ministro afronta en los tribunales de su país un caso de corrupción. Se le acusa de fraude, cohecho y abuso de confianza en tres casos distintos desde finales de 2019. Varios son los grandes interrogantes que planean ya sobre el nuevo gobierno, además del curso que adopte el caso Netanyahu –quien no dejó el cargo al ser acusado hace tres años-: la amenaza nuclear iraní, las relaciones con la Rusia de Putin en plena guerra en Ucrania y el aumento de la violencia. Sobre cómo será la relación con la Administración Biden –con la que mantiene discrepancias teóricas sobre los asentamientos y las relaciones con Teherán-, desde la Embajada estadounidense en Israel ya se cerraban filas este jueves.