La iglesia berlinesa sin bancos pero con wifi: niños jugando, perros, conciertos de rock y cerveza para ganar fieles
La iglesia de Genesaret de Berlín ejerce de banco de pruebas con el que hacer frente al vaciado de los templos protestantes en Alemania.
Los fines de semana, el templo suele llenarse en eventos como conciertos de música pop, rock o electrónica que poco tienen que ver con el arte sacro.
“En la iglesia también se baila y se bebe cerveza, o juegan niños y los perros también pueden entrar”, explica a NIUS Jasmin El-Manhy, pastora protestante responsable de esta renovadora iniciativa
Por fuera, no llama tanto la atención por ser una iglesia neogótica levantada a principios del siglo pasado. La iglesia de Genesaret, templo protestante situado en el multicultural distrito de Neukölln, al sur de Berlín, atrae por estar perfectamente integrada en la estética de su barrio, plagado de artistas en devenir y activistas movilizados por infinidad de causas.
Sobre uno de los laterales de la iglesia hay, entre los diversos grafitis y pósteres que tanto caracterizan también las zonas más transitadas de esta parte de Berlín, unos carteles en los que se lee: “botemos al lobby inmobiliario”. Bajo el cartel se ve la cara de, entre otros, la actual alcaldesa, la socialdemócrata Franziska Giffey.
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Los muros de esa parte de la iglesia, ahora que Berlín se ha visto obligada a repetir las elecciones locales de 2021 por su caótica organización, están 'decorados' con esa campaña de movilizados contra la la política de vivienda de Giffey, marcada, entre otras cosas, por cómo la ahora alcaldesa en funciones ha ignorado el resultado del referéndum no vinculante en el que los berlineses pidieron la expropiación de apartamentos a grandes propietarios de inmuebles. Estos muros de la iglesia son también los de la parte del templo que se hace llamar “Oficina de Bendiciones”.
“La crisis es de las iglesias, pero no de Jesucristo, ni del Evangelio”, dice a NIUS la pastora Jasmin El-Manhy.
“Las Oficinas de Bendiciones son nuevas. Con ellas, la idea es ayudar a la gente que ha perdido el contacto con la Iglesia o que no conocen las estructuras de la Iglesia o que, por ejemplo, no saben quiénes son sus pastores o no saben a qué parroquia pertenecen”, dice Jasmin El-Manhy. Esta pastora protestante de aspecto juvenil está detrás, junto a la también pastora Susann Kachel, de la “Oficina de Bendiciones” de la iglesia de Genesaret.
Su particular oficina atiende a una realidad que se está dando en Berlín y a buen seguro en otras grandes ciudades alemanes. “Con los matrimonios, ocurre que sólo se pueden casar por la Iglesia las personas que se han casado frente al Estado. Y cada vez hay menos gente que hace esto último. Esto significa que cada vez hay menos gente que se quiere casar por la Iglesia. Pero una bendición a una pareja es algo que podemos hacer. Por eso, por ejemplo, hacemos bendiciones de parejas, me refiero a parejas que no están casadas pero que quieren recibir una bendición”, explica El-Manhy.
“Adaptar la iglesia a la vida de la gente”
“La idea es adaptar la Iglesia a la vida de la gente, que ha cambiado tanto sin que la oferta de servicios de la Iglesia se adapte”, señala esta pastora de aire tan tranquilo y reposado como novedoso es el uso que le está dando a la iglesia de Genesaret. El templo inició su actividad en 1905 y hubo que reconstruirlo tras su destrucción en la Segunda Guerra Mundial.
Seguro que en el momento en el que se puso la primera piedra de esta edificación hace más de cien años nadie pensó en que acabaría teniendo como eminente actividad religiosa la de la “Oficina de Bendiciones”. Porque el caso es que, con la apertura de esa oficina junto a la iglesia de Genesaret, hace ya dos años, el templo no sólo sirve ahora para oficiar misas y repartir bendiciones. Misas, de hecho, sólo hay una vez al mes en esta iglesia.
Todos los fines de semana tenemos un servicio religioso para todas las religiones. Yo, como pastora, participo sólo como una más. No soy la persona que monopoliza el espacio.
“Todos los fines de semana tenemos un servicio religioso para todas las religiones en el que hablamos de la espiritualidad y en el que hay representadas diferentes tradiciones religiosas. Yo, como pastora, participo sólo como una más. No soy la persona que monopoliza el espacio”, explica El-Manhy.
Ella ni nadie en su equipo tampoco tienen el monopolio del uso del espacio de la iglesia. De hecho, ellos han permitido que la iglesia de Genesaret se haya abierto a un amplio espectro de usos que, a primera vista, poco o nada tienen que ver con los ritos religiosos cristianos.
Una Iglesia compatible con la cerveza y el baile
Por ejemplo, la serie de conciertos que organiza allí la radio comunitaria Keith F'eM. Media docena de shows ha organizado dicha iniciativa en el interior de la iglesia, presentada cual club, bajo el nombre The Church, o sea, “La Iglesia”.
Los días de concierto, se monta una barra de bar en el interior del templo. Los parroquianos no son necesariamente perfectos cristianos. Abundan artistas y vecinos amantes de la música que pueden beber alcohol.
“Compartimos lo que tenemos, y tenemos este espacio. La iglesia es oficialmente una iglesia, pero también se utiliza para eventos. Hemos decidido ser muy abiertos y hablar con cualquiera que quiera hacer algo en la iglesia”, dice El-Manhy. En el ambiente festivo de estas citas, ella no ve un riesgo de desacralizar el espacio de la iglesia.
“En la Biblia siempre se está celebrando cosas con vino. Yo no creo que no sea cristiano bailar y beber”, puntualiza El-Manhy, subrayando antes que ella y su equipo miran muy bien por seleccionar qué eventos van a utilizar el espacio de la iglesia. “Lo que yo entiendo que no es cristiano es excluir a gente, y esta iglesia ha estado muchos años vacía, gris y, de alguna manera, muerta. Ahora está viva. Viene gente muy diferente que hace cosas muy diferentes”, sostiene.
Queremos que gente 'queer' venga a la Iglesia y que traigan con ellos su cultura.
“Hay misas, celebraciones de matrimonios, bautizos, entierros, que celebramos las fiestas religiosas, hablamos de todos los temas posibles. Pero en la iglesia también se baila y se bebe cerveza, o se trabaja, o juegan niños, porque los niños pueden venir, y los perros también pueden entrar. Se puede venir con un café y el ordenador portátil, porque tenemos wifi”, abunda.
Con los “muy cristianos” en contra
El interior de la iglesia está adaptado a esta nueva versión de “templo-espacio multiusos”. Brilla la ausencia de bancos típicos de templo cristiano sobre los que rezar. En lugar de esos bancos hay una docena de pufs. El espacio también cuenta con obras de arte expuestas del creador alemán Ole Ukena.
El-Manhy afirma que, a diferencia de esa “moral religiosa que excluye a gente”, ella y su equipo están abiertos a temas que siguen siendo más bien tabú, como la homosexualidad. “Esto es algo con lo que rompemos. Queremos que gente queer venga a la Iglesia y que traigan con ellos su cultura”, señala esa pastora berlinesa. “Para mí, el mensaje de la Iglesia es que Dios dice: 'vengan todos conmigo'. A mí no me sirve de nada un mensaje de la Iglesia cuando no lo escucha nadie”, comenta El-Manhy. “La Iglesia es un lugar en el que eres bienvenido, ese es un mensaje muy cristiano”, agrega.
Su visión y los cambios que ha implementado, según reconocen los responsables de la “Oficina de Bendiciones” anexa a la iglesia de Genesaret de Berlín, no han generado unanimidad en la comunidad religiosa. Hay críticas a su proyecto.
“La gente que nos critica son, sobre todo, gente que se define a sí misma en función de su religión. Son gente muy cristiana”, reconoce El-Manhy. “Son gente que, por ejemplo, se bautizó en esta iglesia. Son gente que entiende que la iglesia es su casa y que quieren sentirse en casa. Y cuando uno hace algo como quitar los bancos, entonces esto molesta y causa inseguridad porque es como si se les arrebatara algo a estas personas”, añade la pastora.
Esos enfados o inseguridades es algo que no parece que vaya a hacer cambiar de opinión al equipo de la “Oficina de Bendiciones” de la iglesia de Genesaret. Prueba de ello, sin ir más lejos es que el próximo día 10 de diciembre esté programado otro de los conciertos de Keith F'eMk en The Church. En el contacto que se genera con la iglesia en eventos así parece ver El-Manhy el futuro de la Iglesia protestante alemana.
Unas Iglesias en crisis
El presente de dicha corriente del cristianismo, como ocurre con la Iglesia católica, está lejos de ser brillante. El pasado mes de abril salían a la luz en el semanario Der Spiegel estimaciones según las cuales, por primera vez desde hace siglos, la mayoría de la población en Alemania ha dejado de ser o católica o protestante.
En 1990, el 72% de la población era católica o protestante en Alemania. Ese porcentaje, ahora, está algo por debajo del 50%. Sólo sumando otras corrientes cristianas, como la fe ortodoxa o las conocidas “iglesias libres”, los cristianos siguen siendo mayoría religiosa en Alemania, según los datos del citado semanario que se edita en Hamburgo.
“Estamos recibiendo muchas reacciones positivas por lo que hacemos. La gente quiere que la Iglesia cambie. Pero también se nos vigila de cerca”.
“La Iglesia está en una crisis. Se ha separado mucho de la gente y de lo que la gente busca y necesita. Pero creo que hay una gran necesidad de algo como el sentido de la vida o lo que es una buena vida en comunidad”, analiza El-Manhy en Berlín. “Hay una necesidad religiosa que no ha decaído. La crisis es de las iglesias, pero no de Jesucristo, ni del Evangelio”, abunda.
Que su manera de revitalizar a la Iglesia protestante en la iglesia de Genesaret sea una solución es algo que aún está por ver. “Estamos recibiendo muchas reacciones positivas por lo que hacemos. La gente quiere que la Iglesia cambie. Pero también se nos vigila de cerca”, señala El-Manhy, dando a entender que la jerarquía religiosa alemana que tiene encima observa con interés – y tal vez extrañeza – su labor.
“Sabemos que se nos está observando. Porque hay gente que no está de acuerdo con lo que hacemos. Pero estamos en una discusión abierta”, concluye.