Un fuerte temporal en la noche entre el viernes y el sábado en la isla italiana de Ischia provocó un gran desprendimiento de tierra de la montaña que, convertida en logo con grandes lluvias en pocas horas, arrastró todo lo que encontraba. El principal ayuntamiento afectado es el de Cassamicciola Terme, de poco más de siete mil habitantes en el norte de la isla de Ischia, situada enfrente al golfo de Nápoles, y que pertenece a la región de la Campaña, al sur del país. El río de lodo y piedras, también restos de las edificaciones que se encontraba a su paso, ha destruido la mayor parte de la localidad arrastrando con fuerza todo hasta el mar. Se lamentan en la mañana del lunes ya 8 víctimas, que podrían aumentar debido a las aún 5 personas desaparecidas. Más de 160 vecinos se han quedado sin sus casas y una veintena siguen aislados en sus viviendas, sin agua y sin luz, en zonas donde el fango lo ha bloqueado todo y los equipos de rescate aún no han podido llegar. En este momento los efectivos y voluntarios siguen buscando entre el barro, incluso con sus propias manos, en busca de un milagro.
Unas fortísimas lluvias sorprendieron a los habitantes de la isla a las 5 de la mañana del sábado. Precipitaciones que llegaron a los 126 milímetros en muy pocas horas, el valor más alto que se registra en la isla desde hace 20 años. Italia comienza a acostumbrarse a fenómenos de este tipo, el último había golpeado la región de las Marcas a finales de septiembre causando, también, varios muertos. Pero en este caso el contexto de los últimos años es especialmente alarmante, ya que en Ischia este es el cuarto fenómeno de este tipo en los últimos 25 años, además del terremoto que sufrió en 2017 la isla. Lo cual evidencia que era una zona especialmente sensible a fenómenos meteorológicos adversos y que la gestión de los últimos años y de diversos gobiernos ha sido ineficaz a la hora de afrontar la magnitud de lo que ahora es ya una catástrofe.
Las colinas de Ischia están construidas sobre terreno volcánico muy sensible a la presencia de agua que se infiltra y puede provocar un desprendimiento como el ocurrido este fin de semana, explican los expertos. La situación hidrogeológica, que es conocida, no permite comprender cómo las casas más afectadas estaban construidas en puntos tan sensibles. Ischia, enclave turístico a unos pasos de Nápoles, es conocida por la construcción de viviendas "abusivas" en zonas de riesgo y de forma irregular. Más de 60.000 vecinos han pedido la amnistía para sus casas, edificadas en lugares peligrosos, concedidas por varios gobiernos en los últimos años. La última vez que ocurrió fue en 2018, tras el terremoto de 2017, cuando el Gobierno de Conte y Salvini permitió acceder a fondos públicos para la reconstrucción de miles de viviendas, incluso a aquellas construidas en lugares irregulares que no estaban en norma, por retrasos burocráticos precedentes. Ambos responsables políticos han justificado aquella medida diciendo que no era una amnistía, sino una simplificación de algunos procesos. El líder de Italia Viva Matteo Renzi comunicó que ya en aquel momento, hace cuatro años, insistió en que era una norma equivocada.
El debate se llena así de un cruce de acusaciones sobre las culpabilidades de este auténtico drama. El ministro de Energía, Pichetto Fratin, pidió enfurecido “cárcel para los alcaldes que no hacen nada” ante estas situaciones. Palabras que han enfurecido a los dirigentes locales implicados y que condenan por su poca sensibilidad ante una situación tan crítica como la que se está viviendo. Por su parte, el presidente de la región de la Campaña, Vincenzo de Luca, propone confiscar todas las casas fuera de la norma y “demoler” las que son frágiles desde el punto de vista hidrogeológico. De Luca insiste también en que los ciudadanos tienen que entender que en algunas zonas no se puede vivir pero, desde la isla, los vecinos, rotos por el dolor acusan a los políticos de haber permitido edificaciones que ahora han sido una trampa mortal, añadiendo que la culpa no es de ellos.
El domingo en un Consejo de Ministros extraordinario ha declarado el estado de emergencia para la isla durante todo un año y ha previsto una partida inicial de 2 millones de euros para poner en marcha las intervenciones necesarias para la reparación y reconstrucción de la zona cero. El estado de emergencia sirve, en estos casos, para disponer fondos y agilizar el proceso burocrático habitual en estos casos. Las primeras intervenciones, cuando se consiga cerrar el balance oficial de las víctimas, serán la reapertura de las carreteras y la construcción de alojamientos, al menos temporales, para casi doscientos vecinos que se han quedado sin sus hogares. Dejó además la premier un importante compromiso tras este CdM: aprobar el ‘Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático’, que dejaría definitivamente por escrito una estrategia ante una realidad a la que Italia ya no puede ignorar, cuando el 94% del país está en riesgo ante un fenómeno meteorológico extremo.