Cuando Giorgia Meloni denunció a Roberto Saviano por difamación, tras un comentario televisivo en 2020 en el que la acusaba de las muertes de niños migrantes en el Mediterráneo, la actual primera ministra era una fuerza de oposición con solo el 4%. Ahora es la mujer con más poder de Italia y encarna el segundo cargo más alto del país, como presidenta del Consejo de Ministros. Ya había ocurrido en otras ocasiones que, con una demanda interpuesta en el pasado, el proceso judicial llegaba con el demandante en un puesto de poder. Ocurrió con el ex premier Massimo d’Alemma, las querellas, una vez asumido un cargo político, eran retiradas, entre otros motivos, por la desproporción de poder entre el denunciante y el denunciado. Pero Giorgia Meloni no ha querido hacerlo, al menos hasta la jornada hodierna, y hoy martes ha comenzado la primera sesión del juicio que acusa al famoso escritor italiano Roberto Saviano, conocido en medio mundo por sus libros sobre la Camorra.
A la salida de la primera sesión del juicio Saviano comunicó a la prensa lo que, dice, no pudo decir en el aula. “Me encuentro sentado en el banquillo por haber criticado de forma radical a Matteo Salvini y Giorgia Meloni a los que he acusado de realizar una propaganda política dañando a los seres más desperados y más incapaces de defenderse, los migrantes. Una campaña que se lanza también con violencia contra las ONG que trabajan el Mediterráneo para salvar vidas antes de que el mar se convierta en su tumba”. Saviano hace también mención a la libertad de expresión, en peligro con juicios como el que hoy se celebra. “Resulta curioso que un escritor sea enviado a juicio por las palabras que expresa, por muy duras que sean. Pero en esta ocasión veo una gran oportunidad, no para mí, sino porque confío que se pueda confirmar el mayor de mis miedos: tener una opinión contraria a la mayoría de este Gobierno significa tener una opinión no legítima y un problema con la justicia”, denuncia el escritor.
“Yo soy un escritor y mi instrumento es la palabra, defenderé mi derecho de usarla. No lo haré detrás de una dialéctica cómoda, lo haré con la que ha sido mi elección siempre: el discurso que afronta sin miedo el poder criminal y político. Tengo la esperanza de que la justicia sea un arma de protección”, añadió a las puertas del Tribunal. El escritor describe también las escenas que en aquellos días ocupaban la prensa italiana sobre las terribles muertes en el Mediterráneo ante las que, dice, no pudo hacer otra cosa que usar su instrumento, la palabra, para denunciar un discurso político que entendía cómplice de ese drama.
Los ojos de la prensa nacional e internacional están puestos en este caso, que comienza no exento de polémicas. La persona que defiende a Giorgia Meloni será finalmente el abogado Luca Libra, tras la polémica inicial cuando las intenciones eran que la defensa estuviese a cargo de Andrea Delmastro, de Hermanos de Italia, ahora viceministro de Justicia. En esta primera sesión la actual premier no ha declarado, lo hará más adelante. La próxima sesión se realizará el próximo 12 de diciembre. Se valora, dice Libra, la opción de retirar la querella, aunque, en realidad, esta misma mañana se ha sabido que Matteo Salvini ha anunciado que se presentará como parte civil en el proceso. Aspecto que permite prever que no será un proceso fácil. Fuera de la novena sección penal del Tribunal de Roma en Piazzale Clodio, a unos pasos del Vaticano, un grupo de intelectuales de primer nivel se han reunido para defender la libertad de expresión. Alertan sobre una situación muy delicada, no solo para periodistas y escritores, sino para todos los italianos. “Saviano es una voz potente, pero no un potente y una situación de este tipo representa un acto gravísimo que amenaza la libertad de criticar al poder”, dice Michela Murgia, amiga del escritor y conocida columnista y escritora en Italia.
¿Qué ocurrió aquel día de 2020?
El escritor usó la palabra “bastardos” para describir a Matteo Salvini y Giorgia Meloni. Saviano denunciaba en una intervención en diciembre de 2020 en el canal La7 que ambos hubiesen usado, con intereses electorales, un discurso xenófobo en el tema migratorio. En aquel momento el país vivía un momento de alta tensión mediática y política con el tema como es, paradójicamente, en este momento. Las palabras usadas concretamente en la intervención fueron: “Os habrá venido a la memoria toda la basura lanzada contra las ONG, a las que llaman “taxis del mar” o “cruceros”. Solo me sale decir: bastardos. A Meloni y Salvini, bastardos, ¿cómo podéis hacerlo?”. Palabras que causaron un gran enfado en la líder de Hermanos de Italia, en ese momento en la oposición, que lo denunció. No es el único caso al que tendrá que hacer frente el escritor, también tiene una querella abierta por haber llamado a Salvini en 2018 “ministro de la mala vita”, cuando era el titular de la cartera de Interior y del cual la primera audiencia se celebrará el 1 de febrero de 2023. Lo mismo en el caso de Gennaro Sangiuliano, ahora Ministro de Cultura, histórico presentador de la RAI siempre cercano a la derecha. Denunció a Saviano por haberlo llamado “biógrafo de Putin” y “mediocre periodista”.