Orange es una pequeña ciudad de 40,000 habitantes que se encuentra a unos 250 kilómetros al oeste de Sídney, Australia. Sus niveles de criminalidad son moderados y apenas van más allá de robos en coches y trapicheos con drogas, por eso, la detención en octubre de Daniel Edmund Duggan, de 54 años de edad, por la Policía Federal australiana en un enclave rural tan tranquilo no pasó desapercibida. Estaba en busca y captura en Estados Unidos y ahora está en vías de ser extraditado. Este sería el peor escenario de todos los que componen su maltrecha suerte.
Los detalles de la orden de detención estadounidense y los cargos a los que se enfrenta están “sellados” al tratarse de un asunto de “seguridad nacional”, aunque, presuntamente, este piloto retirado de la Aviación del Cuerpo de Marines de los EE.UU. podría haber sido durante años uno de los activos militares más valiosos de China. De confirmarse, Duggan sería una de las cabezas visibles de un entramado en el que exaviadores de Fuerzas Aéreas occidentales habrían sido contactados para ser consultores e instructores a sueldo del Ejército de Liberación Popular chino. Antes de retirarse en 2002, Duggan colaboró con la Armada de España como piloto de Harriers, aviones militares de reacción capaces de realizar despegues y aterrizajes verticales.
Pocas semanas antes de su detención, este padre de seis hijos había regresado de un viaje a China. Allí vivió, presumiblemente, desde 2014 hasta 2020 y estableció negocios con Su Bin. Este ciudadano del gigante asiático fue condenado en EE.UU hace ocho años por haber estado involucrado en un caso de piratería informática relacionado con el robo de diseños de aviones militares estadounidenses por parte de soldados chinos (China negó en 2016 que su personal estuviera relacionado con este caso). Tal y como ha publicado Reuters, Duggan y Bin compartían la misma dirección en Pekín y el primero fue instructor en la Academia de Vuelo de Sudáfrica (TFASA), frecuentada por jóvenes pilotos del ELP. Bin era el organizador de un programa que, como otros, está en el punto de mira de EE.UU.
Aunque el abogado de Duggan insiste en que su cliente “no ha incumplido ninguna ley estadounidense, australiana o internacional”, el perfil de este exaviador militar coincide con otros que componen las listas de sospechosos que manejan EE.UU, Reino Unido y Australia. El ministro de Defensa australiano, Richard Marles, ha confirmado esta semana que la Policía Federal y la Organización Australiana de Seguridad e Inteligencia (ASIO) “están investigando una serie de casos” que podrían estar relacionados con injerencias extranjeras. Después de confesar que hay suficientes indicios como para estar “preocupado” porque Pekín está reclutando a antiguo personal del Ejército australiano, Marles anunció el miércoles que ha ordenado a los militares del país a que revisen las normas de confidencialidad vinculadas con sus puestos.
“En la información que me ha proporcionado Defensa, hay suficientes preocupaciones en mi mente como para haberles pedido que emprendan un análisis detallado sobre las políticas y procedimientos que se aplican a nuestro antiguo personal de Defensa, y en particular a aquellos que entran en posesión de los secretos de nuestra nación”, afirmó a los periodistas.
Sin que hayan trascendido detalles sobre los casos que se están investigando, el anuncio llega pocos días después de que la inteligencia británica emitiera una alerta sobre la posibilidad de que China esté reclutando a pilotos de guerra occidentales retirados para instruir a su personal. Al menos hay 30 expilotos británicos bajo sospecha después de haber recibido “generosos paquetes” por parte del Gobierno chino por trabajar para ellos a través de terceros (que en el caso de Duggan sería la TFASA). Según algunos medios, estos paquetes podrían incluir salarios de unos 250.000 euros al año. En dicha alerta emitida por el Gobierno británico, se afirmó que los pilotos británicos retirados estaban siendo utilizados para ayudar a los militares chinos a comprender cómo operan los aviones y los pilotos occidentales, información que podría ser útil en caso de que se produjera un conflicto. Un analista ha llegado a señalar que este tipo de vínculos crean una situación en la que potencialmente “los pilotos del ELP sean más efectivos a lahora de derribar y matar a nuestros pilotos”. Varios ministros británicos han señalado sus planes de cambiar la ley para impedir que antiguos pilotos de la ‘Royal Air Force’ entrenen a los militares chinos. Uno de los más activos es el ministro de las Fuerzas Armadas, James Heappey.
“Desde luego, no coincide con mi forma de entender el servicio a nuestra nación -incluso en la jubilación- para luego ir a trabajar con una potencia extranjera, especialmente con una que desafía los intereses del Reino Unido con tanta intensidad”, apuntó. Las autoridades australianas han seguido los pasos de sus socios de la Commonwealth. “Nuestro personal militar tiene una obligación duradera de mantener esos secretos mientras sean secretos, que persiste mucho después de su compromiso con la Commonwealth”, aseveró Marles.
Uno de los clavos ardiendo a los que se agarra Duggan y otros exmilitares vinculados con esta práctica es que durante los entrenamientos, los exmilitares no han proporcionado información clasificada en ningún momento. Este argumento ha sido defendido por TFASA, desde donde han emitido un comunicado en el que han afirmado que “ninguno de sus instructores está en posesión de información legal u operativamente sensible relacionada con los intereses de seguridad nacional de ningún país, ya sea de los que proceden sus empleados o en los que imparte formación”.
Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores chino también niegan que estén reclutando a expilotos occidentales para que les proporcionen información clasificada. Su portavoz, Wang Wenbin, declaró esta semana que no es consciente de que “esta situación se esté produciendo”. Existe cierta división de opiniones al respecto de este tipo de relaciones entre pilotos de las Fuerzas Aéreas retirados y el ELP chino. Un exaviador del Ejército estadounidense que conoce a Duggan “desde hace 20 años” ha indicado a AFP que ha sido habitual que las empresas chinas recluten aviadores militares y que no comprende por qué Duggan ha sido detenido. “No puedo imaginar qué secretos tendría, que transmitiera, que le hubieran causado tantos problemas”, afirmó. “Creo que el trabajo en China era bastante conocido por la mayoría de los expilotos militares. Habría oído hablar de ello por primera vez hace bastante más de 10 años... solamente se ha convertido en noticia recientemente”, asegura.
El propio Heappey aseguró tres días antes de la detención de Duggan que el reclutamiento de pilotos de Reino Unido para entrenar a sus homólogos chinos ha sido una preocupación para el Ministerio de Defensa británico “durante muchos años”.
En la actualidad, las tensiones geopolíticas entre China y los países más potentes de Occidente van en aumento e incluso han subido de nivel tras el 20º Congreso del Partido Comunista. Xi Jinping, quien se ha asegurado un extraordinario tercer mandato, hizo hincapié en su discurso de apertura en la importancia en dos puntos clave: seguridad y desarrollo del ELP. Sobre la mesa está también la estrategia con Taiwán, punto en el que el presidente dejó claro que usaría la fuerza si fuera necesario. Aun sabiendo que la colaboración de exmilitares occidentales con China ha sido habitual durante años, la detención de Duggan a petición de EE.UU., la alerta de Gran Bretaña y la postura de Australia con sus pilotos retirados llegan en un punto de máxima inestabilidad. Cada detalle cuenta y cada vez son menos las concesiones a los rivales, aunque vengan de lejos.