La escena de la estampida humana que se ha saldado con 135 jóvenes muertos y más de un centenar de heridos es dantesca. Hay entre cinco o seis capas de jóvenes que, tras caerse, han quedado unos encima de otros. La única forma de escapar parece ser escalando. Es la que encuentra un joven al que en imágenes de lo ocurrido se puede observar trepando por la pared.

Mientras tanto, otros jóvenes se asfixian; otros, aplastados debajo de la montaña humana, sacan los brazos pidiendo ayuda. Aunque muchos tratan de ayudarles tirando de las manos, no logran rescatarles.

Decenas quedaron atrapados en un callejón atestado de jóvenes. Mide tan sólo cuatro metros de ancho y está en pendiente. Varios caen desde la parte superior arrastran a los que están debajo, según relatan los testigos.

Un centenar de víctimas mortales son chicas entre 18 y 30 años. Hay 20 extranjeros fallecidos, ninguno de ellos español.

El origen ya se está investigando, aunque algunos medios locales apuntan que el desencadenante pudo ser la presencia de algún famoso; otros creen que había poca Policía, demasiada gente, muchos alcohol y peleas.

En mitad de la avalancha estaba Lidia Rodríguez, que es de Huelva y está de vacaciones en Seúl: “Me empujaban desde detrás y hacia adelante. Lo único que era como un muro y no podías ni casi respirar. Logré salir. Soy consciente de que tuve mucha suerte”.

Lidia, otra española, cenaba en un bar a sólo unos metros de la avalancha y expresa que “fue aterrador aún tenemos el susto en el cuerpo”.