Faltan diez días para el 4 de noviembre. Esa es la fecha en la que se celebran en Estados Unidos las elecciones de medio-término que sirven a los estadounidenses para redefinir el equilibrio de poderes entre el Senado, el Congreso y la Casa Blanca. Las denominadas "mid-term elections" se celebran cada dos años. En ellas los estadounidenses están llamados a renovar el total del Congreso y un tercio del Senado. Tradicionalmente los estadounidense utilizan estas elecciones para "re-equilibrar" el poder legislativo frente a la Casa Blanca o al revés, para reforzar el poder de la Casa Blanca si está en minoría en alguna de las Cámaras y quieren premiar al inquilino presidencial.
La polarización en Estados Unidos se incrementa según pasan los años. Comenzó con la última presidencia de Barak Obama que desembocó en la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016 frente a Hilary Clinton, la candidata demócrata y del establishment en aquellos momentos.
La ruptura social se agrandó durante la presidencia de Trump con un final realmente desolador, cuando el expresidente populista se negó a reconocer la victoria de Joe Biden en las elecciones y miles de personas, seguidores trumpistas asaltaron el Capitolio en uno de los hechos históricos más asombrosos y preocupantes en la Democracia de Estados Unidos. Decenas de asaltantes del Capitolio están siendo juzgados por el asalto y vandalismo al Capitolio.
En estos momentos la polarización es tal, que el ticket Biden-Harris se encuentra en los niveles de popularidad más bajos de las últimas décadas, mientras que los republicanos andan divididos entre los seguidores de Trump y los moderados que intentan - de momento sin éxito- buscar un liderazgo alternativo. En la parte de los demócratas la situación tampoco es fácil. Por primera vez también se encuentran radicalmente divididos entre la extremaizquierda que lidera Bernie Sanders y los moderados que consideran que Biden no puede ser su candidato en el 2024 porque tiene serias posibilidades de perder. De hecho, se empieza a hablar de Hilary Clinton como posible candidata demócrata, lo que indica la crisis de liderazgo que atraviesa el país.
Se podría dar la coincidencia de que Hilary y Trump se enfrentaran en unas elecciones presidenciales por segunda vez. Trump aún no ha despejado la duda de si será o no candidato en las elecciones presidenciales de 2024. Según sus asesores está esperando a ver que sucede en las elecciones de medio término, pero a nadie se le escapa que la gran mayoría de los gobernadores respaldados por él han ganado sus elecciones locales en los últimos meses.
En este contexto, Hilary Clinton saca del cajón el comodín del miedo y del posible fraude electoral (mismo argumento que utilizó Trump a la inversa) para aseverar que "los republicanos tienen un plan para robar- literalmente- las elecciones".
Hilary ha acusado a la "extrema derecha" de controlar el Tribunal Supremo, asegurando que se están preparando para respaldar ese supuesta "manipulación electoral" de los republicanos en las elecciones presidenciales. Es por ello que Clinton pide a los "Indivisibles" , una ONG ligada a los Demócratas que donen dinero en seis estados "clave" que deberían ser Demócratas y así el supuesto plan republicano no pueda llevarse a cabo. Según Clinton los republicanos estarían preparándose para "robar" las elecciones dando poderes a los estados para revertir incluso los resultados electorales.