Cuando el presidente ruso Vladimir Putin formula sus amenazas nucleares, no en todos los países de Europa se perciben del mismo modo.
Así, a principios de este mes, en el diario alemán Die Welt, recordaban que en el Reino Unido, por ejemplo, poco después de que Putin amenazara por primera vez con una respuesta nuclear si la OTAN intervenía en defensa de Ucrania, sólo un quinto de la población pensaba que, de aquí a cinco años, habría una guerra nuclear.
En Polonia, por otro lado, las autoridades han señalado que “no existe un peligro agudo” de que el Kremlin recurra a su arsenal nuclear. En Francia, por mencionar otro ejemplo de gran país europeo, según explicaban en Die Welt, dos tercios de la población señalaba en otro reciente sondeo que veía “posible” un uso ruso de armas nucleares, “pero nadie cae por eso en el alarmismo”.
La comparativa europea que hacía ese periódico sobre cómo se están recibiendo las amenazas nucleares rusas servía para plantear cómo Alemania parece estar sobreactuando ante las afirmaciones sobre eventuales ataques nucleares del inquilino del Kremlin. En el debate público germano, cuando se trata la ilegal guerra de Rusia contra Ucrania, ya sea en programas de radio o televisión o en artículos de prensa escrita, el tema de la guerra nuclear suele aparecer de manera muy recurrente.
“Hay una posibilidad de escalada nuclear. Y no creo que sea productivo pensar que no hay riesgo. Pero, al mismo tiempo, creo que mucha gente está ampliamente sobreestimado el riesgo”, dice a NIUS Marcel Dirsus, experto del Instituto para la Política de Seguridad de la alemana Universidad de Kiel. “En términos absolutos, el riesgo es bajo. Pero, respecto a antes de la guerra, el riesgo es más alto”, abunda.
El hecho de que ahora exista un mayor riesgo de que Putin apoye el botón nuclear – y que los líderes occidentales tomen las pertinentes represalias – se percibe en Alemania con especial temor, según apuntan sondeos recientes. El pasado jueves, el diario berlinés Der Taggespiegel, por ejemplo, señalaba que un 42% de los alemanes se sentían “amenazados” por “una guerra nuclear”. Un 30% no tenían claros sus sentimientos mientras que “un 27% decía no sentirse amenazado”.
Por su parte, la Deutsche Welle, el servicio de radio-televisión internacional alemán, citaba hace unos días otro sondeo en el que el porcentaje de germanos que temen actualmente una guerra nuclear alcanzaba el 49%, algo menos que en Estados Unidos, donde sí hay mayoría con ese miedo (60%).
En el Gobierno del canciller Olaf Scholz, su ministra de Defensa, la también socialdemócrata Christine Lambrecht, han señalado la importancia de tomar en serio las amenazas nucleares rusas, tal y como hacen también en la OTAN. Ahora bien, analistas como Dirsus en el Instituto para la Política de Seguridad de la Universidad de Kiel convienen en afirmar que casi resulta excesiva la presencia de la amenaza nuclear cuando se aborda la guerra de Ucrania en el debate público teutón.
Son pocos los que se esfuerzan, sin demasiado éxito por lo visto, en plantear que una escalada militar con Rusia no tiene por qué acabar en el uso de armas nucleares. Una de las voces alemanas más claras al respecto es la de Claudia Major, experta en cuestiones de política y seguridad del Instituto Alemán para la Política Internacional y de Seguridad (SWP, por sus siglas alemanas).
Según ha explicado Major a la radiotelevisión pública berlinesa RBB, respecto a las bombas nucleares rusas, el hecho de amenazar con la bomba atómica es, en sí, “el arma” que está empleando Putin.
En vista de lo que apuntan los sondeos en Alemania, ese arma parece tener su efecto. El Gobierno de Scholz, por su parte, se ha caracterizado por moverse con una gran cautela en su apoyo a Ucrania. Esa cautela explica, entre otras cosas, que Berlín no haya decidido mandar tanques Leopard, de fabricación germana, por mucho que los necesite el Ejército ucraniano en su avance por recuperar el terreno invadido por Rusia.
“En todo lo que tiene que ver con lo nuclear, en Alemania, lo que se ve, sobre todo, son los riesgos, pero ya sean armas nucleares o incluso la energía nuclear”, recuerda Dirsus. No en vano, en Alemania existe un gran consenso, incluso en la actual situación de crisis energética, de continuar con el apagón de las centrales nucleares del país decidido en su momento por la canciller Angela Merkel.
“Aquí la gente tiene un miedo irracional a lo nuclear. No hay un respeto sano por esa tecnología. Se tiene pánico a que algo pueda ir mal. Pero es que, además, los alemanes llevan tanto tiempo contándose tantas mentiras sobre el estado del mundo que tienen, de verdad, muchos problemas a la hora de pensar los conflictos y las guerras. “En Alemania hay una falta de capacidad para pensar de modo estratégico”, sostiene Dirsus.
Alude el experto de la Universidad de Kiel a conceptos de política internacional alemana que se han demostrado fallidos como el célebre 'Wandel durch Handel', idea según la cual los regímenes autoritarios, com el de Putin, pueden cambiar a través de la intensificación de las relaciones comerciales. Ese principio estuvo en la caducada Ostpolitik que Alemania desarrolló durante décadas.
Otra idea que Dirsus ve como una de esas “mentiras” que los alemanes se han contado durante décadas es aquella según la cual la “paz en Europa sólo se puede conseguir con Rusia”.
“Todos estos relatos ha dejado al país en una situación en la que amplias partes de la sociedad, de la élite política y de los medios de comunicación, son sencillamente incapaces de pensar estas cuestiones internacionales. Por eso se piensa, por ejemplo, o en tener un Ejército que no sirve para nada o en el apocalipsis nuclear, como si no hubiera nada entre esas dos cosas. Así no es como funciona el mundo”, concluye este experto.