Ceuta, Melilla y Marruecos: Cronología (reciente) de un conflicto inacabable
En pleno idilio en las relaciones entre el Gobierno de Sánchez y Marruecos, las autoridades del país magrebí aseguran en una carta a la ONU que no existen “fronteras terrestres” entre los dos países porque Melilla es “un presidio ocupado"
Aunque las dos ciudades autónomas no han sido nunca citadas por su nombre por las autoridades marroquíes desde que se produjo la normalización de relaciones con Madrid, Rabat no reconocerá nunca la españolidad de Ceuta y Melilla. Es una reivindicación irrenunciable para Marruecos
“Melilla sigue siendo un presidio ocupado”. La afirmación no ha salido de los labios de algún articulista exaltado en medios marroquíes ni de la pancarta de activista alguno pro anexión de las plazas y ciudades españolas en el norte de África, sino que consta en una carta con el membrete de la Misión Permanente del Reino ante Naciones Unidas enviada al Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU.
La carta lleva la fecha del pasado 9 de septiembre, por tanto transcurridos cinco meses desde que los dos Estados firmaran en Rabat la hoja de ruta de la “ambiciosa” y “nueva” etapa en la asociación hispano-marroquí. La oposición del Gobierno de España al reconocimiento estadounidense de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental desencadenó a finales de 2020 un desencuentro sólo superado el pasado 18 de marzo con la carta de Pedro Sánchez a Mohamed VI en la que el jefe del Ejecutivo español apoyaba la propuesta autonómica bajo soberanía marroquí sobre la antigua colonia española.
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El texto, respuesta de un requerimiento de varios relatores de la ONU a Rabat por el uso “excesivo y letal” de la violencia en los sucesos de la frontera de Melilla el pasado 24 de abril -23 migrantes subsaharianos murieron según cifras oficiales de Marruecos-, insiste en recordarle a la ONU “de nuevo” lo “inexacto” de hablar de “fronteras hispano-marroquíes”. Para los representantes marroquíes, Melilla es un “presidio ocupado” por España en su territorio, por lo que la divisoria entre la ciudad y Marruecos no es una “frontera terrestre”, sino que forma “simples puntos de paso”.
La expresión de “presidios ocupados” no es para nada nueva entre las autoridades y medios de comunicación marroquíes, aunque es cierto que su uso es mucho menos común en los últimos meses, coincidiendo probablemente con la buena etapa en que se encuentran las relaciones entre Madrid y Rabat desde el pasado mes de marzo. Al ser preguntado por la cuestión en el Congreso por la portavoz popular Cuca Gamarra, el propio Sánchez zanjaba aparentemente el tema el jueves 13 de octubre aseverando que “Ceuta y Melilla son España. Punto”.
La realidad, más allá de la luna de miel que viven las dos administraciones en estos momentos y de otros momentos dulces y amargos en la relación bilateral, la monarquía alauita no reconocerá nunca de manera pública y explícita la españolidad de Ceuta y Melilla, como tampoco hará sobre las plazas españolas de soberanía en el norte de África (islas de Alhucemas y Chafarinas y peñón de Vélez de la Gomera).
Horas después de trascender el contenido de la misiva enviada por la Misión Permanente de Marruecos a la ONU y de la escueta respuesta del presidente del Gobierno de España, un alto cargo del Ministerio de Exteriores marroquí –que no reveló su identidad- rectificaba a los representantes de su país ante Naciones Unidas al admitir que los dos países sí tienen “fronteras terrestres”.
Parafraseando la Declaración conjunta para un “nuevo partenariado” suscrita en abril por las dos delegaciones en presencia de Sánchez y el rey de Marruecos “la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías se restablecerá de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel de fronteras terrestres y marítimas”.
Aunque, eso sí, el alto mando anónimo de la Cancillería marroquí no precisó a qué fronteras terrestres exactamente se estaba refiriendo –los más irónicos habrán pensado en la minúscula frontera que forma el istmo que separa el peñón de Vélez de la Gomera de la costa rifeña marroquí-, porque al cargo marroquí perteneciente a Exteriores evitó pronunciar a la agencia EFE los nombres de Ceuta y Melilla. Desde entonces no se ha producido ninguna declaración pública sobre la cuestión desde instancias oficiales marroquíes.
Bourita: “Normalización” de los “pasos terrestres”
Hace apenas tres semanas, el ministro de Exteriores marroquí, Nasser Bourita, daba la bienvenida junto a su homólogo español José Manuel Albares y en el momento en que este hacía pública la apertura de las aduanas comerciales en Ceuta y Melilla durante el próximo mes de enero a la “normalización del paso de mercancías y personas por los pasos terrestres y marítimos”. El jefe de la diplomacia marroquí evitaba pronunciar la palabra “frontera”, como tampoco los nombres propios de Ceuta y Melilla.
Precisamente la apertura de las aduanas ha sido protagonista del culebrón infinito de Ceuta, Melilla y Marruecos. La creación de una aduana comercial en Ceuta y la recuperación de la de Melilla fue una de las promesas del Gobierno de España tras la normalización de relaciones con Rabat.
Con todo, la propuesta de las aduanas no consta de manera clara en la Declaración conjunta firmada por ambas administraciones en Rabat el 7 de abril. En el tercer punto del texto se afirma que “la plena normalización de la circulación de personas y mercancías se restablecerá de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo”. Como tampoco, recordemos, en la citada Declaración se hizo constar de manera expresa la exigencia del respeto mutuo a la integridad territorial de ambos países.
No hubo, por tanto, en la flamante hoja de ruta referencia alguna ni al respeto de las fronteras de los dos países ni mucho menos a Ceuta y Melilla, aunque sí al Sáhara. En el punto primero se asegura que “España reconoce la importancia de la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos, así como los esfuerzos serios y creíbles de Marruecos en el marco de las Naciones Unidas para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera la iniciativa de autonomía marroquí, presentada en 2007, como la base más seria, realista y creíble para resolver este diferendo”.
Aduanas sí, aduanas no
El anuncio de Albares el 21 de septiembre pasado en Nueva York con motivo de la Asamblea General de la ONU ponía fin a largas semanas de incertidumbre en las que desde el Gobierno de España no se daban pistas sobre el futuro de las aduanas en las fronteras de Ceuta y Melilla con Marruecos. La única alusión directa al estado de la cuestión desde abril se produjo en junio, cuando el director general de Aduanas e Impuestos Indirectos marroquíes, Nabyl Lakhdar, daba casi por descartada la creación de las aduanas esgrimiendo falta de espacio en una entrevista en el medio marroquí TelQuel. “En estos momentos ni las condiciones geográficas lo permiten. Los pasos de Ceuta y Melilla son solo pequeños pasillos. El control aduanero exige mucho más que eso”.
Horas después de trascender el contenido de la entrevista, el propio Lakhdar daba marcha atrás en declaraciones a EFE abriendo la posibilidad de que las aduanas fueran una realidad si se daban las circunstancias: “Cuando los dos Ministerios se pongan de acuerdo sobre los aspectos relacionados con Ceuta y Melilla, nosotros los aplicamos”. Ni en la entrevista ni en la declaración posterior el funcionario marroquí habló de “fronteras”.
María Antonia Trujillo y las dos “anomalías coloniales”
La más reciente de las polémicas se produjo en las aulas de la Universidad Abdelmaalek Essadi de Tetuán, donde la ex ministra de Vivienda del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero María Antonia Trujillo afirmó en una conferencia el pasado 2 de septiembre que las dos ciudades autónomas son “dos anomalías coloniales”, “una afrenta a la integridad territorial de Marruecos” y “vestigios del pasado que interfieren” en las relaciones entre los dos países.
Para la también ex consejera de Educación de la Embajada de España en Marruecos hasta el pasado mes de mayo la reivindicación marroquí sobre las dos ciudades autónomas españolas está “plenamente justificada”. La ex ministra fue declarada persona non grata tanto por la Asamblea de Ceuta como por la de Melilla en fechas posteriores.
Por si no hubiera quedado claro en su charla universitaria, la ex ministra del Gobierno de España con José Luis Rodríguez Zapatero insistió en una entrevista con el digital marroquí Rue 20 publicada el pasado martes en que “había llegado el momento” de “abrir el dossier” de la anexión de Ceuta y Melilla por parte de Marruecos. “Ya no se puede mirar hacia otro lado. Marruecos ha reivindicado estos territorios en muchas ocasiones hasta el día de hoy: en todo tipo de foros, internacionales y nacionales, y por múltiples actores”, afirmaba Trujillo.
La ex consejera de Educación de la Embajada española en Rabat no tenía inconveniente en aludir al polémico documento enviado por las autoridades marroquíes al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas: “Sin ir más lejos, concretamente el pasado jueves día 13 de octubre, la Carta de Marruecos al Consejo de Derechos Humanos de la ONU y la posterior aclaración sobre las fronteras terrestres/puntos de paso de esas ciudades ha vuelto a abrir el debate en España. El tema está sobre el tablero”.
El presidente del Parlamento ubica a Ceuta en Marruecos
“Ceuta no es territorio europeo, sino tierra marroquí ubicada en el territorio del Reino de Marruecos”. Las palabras fueron pronunciadas en plena crisis diplomática entre los dos países por el presidente de la Cámara de Representantes de Marruecos, a la sazón Habib el Malki, en respuesta a la resolución del Parlamento Europeo del 10 de junio de 2021 en rechazo a la actitud marroquí en la crisis migratoria en Ceuta.
La ‘invasión’ del Tarajal
El cénit del desencuentro en las relaciones entre los dos países tuvo lugar entre los días 17 y 18 de mayo de 2021 en la frontera ceutí del Tarajal. En torno a 10.000 personas entre jóvenes magrebíes y subsaharianos se adentraron sin dificultades gracias a la inhibición de los efectivos de las fuerzas de seguridad marroquíes en el territorio de Ceuta en apenas 48 horas. Varias unidades del Ejército de Tierra fueron desplegadas en la frontera.
Un mes atrás se había producido la entrada irregular del líder del Frente Polisario Brahim Ghali en territorio español para ser tratado en un hospital de Logroño de coronavirus, hecho que desencadenaría la furia de las autoridades marroquíes.