Parecía todo perdido para la gran lucha de Italia con la propuesta, liderada por Mario Draghi en mayo, de imponer un techo al precio del gas en Europa que unificase a los países de la UE ante el descontrolado precio de la energía. La reticencia de países como Bélgica, Luxemburgo, Austria y, sobre todo Alemania, que ha tomado medidas de gran calado en esa línea pero a nivel de política interna, era protagonista. Pero las declaraciones realizadas la mañana del miércoles por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, que se ha declarado "dispuesta a discutir sobre un techo al precio del gas para producir electricidad", abren un nuevo escenario. La noticia llega mientras Italia, que era consciente que el ‘price cap’ era enormemente necesario para un invierno en el que se prevén descontroles aún mayores en el mercado del gas, prepara una nueva propuesta para poder implementar el nombrado techo al precio de esta materia prima. El ministro de Transición Ecológica Roberto Cingolani trabaja ya para presentar ante Comisión Europea una propuesta para controlar el precio del gas a través de una “horquilla” con un valor “máximo y mínimo” que ofrezca un poco de margen. Una medida similar pero menos contundente y que puede recoger más consensos.
El documento prevé, en lo concreto, un precio que “se puede modular” y que se balancea dentro de una horquilla que prevé un valor mínimo y otro máximo dentro de la tendencia global del mercado del gas. Para el cálculo se tendrían en cuenta los promedios diarios de tres listas claves en el mercado internacional de materias primas: por un lado el Henry Hub, por otro el parámetro para el gas natural licuado en el mercado asiático y también el Brent, la bolsa del petróleo de Londres. Aspecto que podría estar en sintonía con las intenciones de la Comisión Europea ya que en las palabras de este miércoles de Von der Leyen se destacaba que "nuestro parámetro referente para establecer los precios no es ya representativo en nuestro mercado". La “horquilla modular", en la que piensa Italia, dirigida a todos los países europeos tendría que tener un margen bastante amplio desde su diseño, lo cual podría ayudar a convencer a los reticentes para medidas de este tipo porque no influiría mucho en el gran motivo que defiende la postura de estos países “dejar de ser atractivos para los mercados y perder los proveedores”. Y es que una de las grandes preocupaciones, vinculada estrechamente con este negociado y que definirá el invierno energético en Europa, es la posibilidad de una escasez de gas. La estrategia de Cingolani habla así, en definitiva, de individuar un nuevo referente de mercado.
Italia ha cumplido uno de sus grandes objetivos, concretamente uno de los puntos principales del Gobierno Draghi desde la crisis energética derivada de la guerra en febrero. Ha conseguido completar las reservas de gas para este invierno, que ahora se sitúan en el 90%. Reservas que se han completado gracias a la diversificación de proveedores de los últimos meses que ha situado a Argelia como el principal distribuidor de gas en Italia. Pero al ministerio de Transición Ecológica preocupa que haya escasez en Europa y que esto aumente en mayor medida los precios. La Agencia Internacional de la Energía (AIE) confirmó esta perspectiva ya que se prevé que "las importaciones de gas natural licuado en Europa aumentarán en más de 60.000 millones de metros cúbicos este año, lo que mantendrá el mercado internacional bajo una gran presión". La agencia realizó un análisis del mercado de gas de la UE en caso de un corte del suministro ruso a partir del 1 de noviembre, que causaría que los niveles de almacenamiento de la UE se reducirían al 20% en febrero de 2023. Es por eso que Italia, que aún necesita un 10% de gas ruso, teme que si el suministro es cero esto sea una causa más, la enésima, para una desestabilización.
Esta negatividad generalizada se puede palpar por algunas declaraciones de peso en las últimas horas. Claudio Descalzi, administrador delegado de ENI, la principal energética italiana, al terminar una ceremonia en el Quirinal, sede de la presidencia de la República italiana, comentó que “es difícil mantenerse confiado, hay variables del sistema que no están bajo el control de nadie”. ENI, controlada en su 30,3% por el Estado italiano, trabajaba estos días para desencallar otro de los grandes acontecimientos protagonistas en el escenario energético en el país transalpino en los últimos días. Gazprom suspendía el pasado sábado completamente el suministro de gas a Italia, tal y como informaba la propia ENI. La razón sería un contencioso entre la empresa rusa y el país encargado de la distribución en este caso, Austria. Los rusos tenían la intención de pagar una garantía del transporte en rublos y no en euros, un “capricho” similar al que tuvieron hace unos meses cuando insistían en que los contratos vigentes se podían pagar solo en la moneda rusa, para intentar presionar a los países europeos. Italia trabajaba para solucionar el problema dado que la situación energética requiere mantener la recepción de ese 10% de gas que aún llega del Kremlin para superar el invierno. Este mismo miércoles se supo oficialmente que el problema se había resuelto y que los suministros se retomaban tras llegar a un acuerdo.
Otro aspecto fundamental serán las temperaturas de este invierno. Si son más frías de lo esperado se incrementará el consumo y eso no ayudará a la ya preocupante situación energética. Esto, como ha analizado el jefe de datos del Instituto de Estudios Internacionales italiano, Matteo Villa, dejaría las reservas italianas a cero a final del invierno lo que haría al país transalpino ser aún más vulnerable a los mercados internacionales. La gran solución para Villa es que se reduzca el consumo interno con un plan de restricción lo cual puede suplir los posibles porcentajes de falta de gas o de sobreconsumo.
En este momento la estrategia para este invierno es central en Italia. La que será la nueva primera ministra, Giorgia Meloni, mientras trabaja en la formación de Gobierno mantiene línea directa con el Ministro Cingolani, según asegura la prensa italiana, para garantizar que la transición de ejecutivos sea ordenada. El debate en la Comisión parece que se alargará y, por ahora, será Draghi el que lo gestione pero, a finales de mes, con el nuevo Ejecutivo, será la líder de Hermanos de Italia la que tenga que luchar por un “techo al precio del gas” o una medida similar, necesidad que retiene, igual que su predecesor, fundamental para este invierno.