Una de las voces más potentes en la lucha contra el cambio climático llega desde un remoto país del Pacífico sur. La República de Vanuatu está sufriendo los efectos adversos del calentamiento global y el exministro de Asuntos Exteriores y actual portavoz de las cuestiones climáticas de la nación, Bakoa Kaltongga, ha explicado las razones por las que su nación lidera la lucha que denominan “justicia climática”. Buscan sendas resoluciones, en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU) y en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), y así presionar a las naciones más desarrolladas a que tomen medidas y ayuden económicamente a los países que sufren los efectos adversos del cambio climático. “En la última década hemos tenido dos ciclones de categoría 5. Son ciclones mucho más potentes de los que solíamos tener. Hay colegios que quedaron tan dañados que los niños de algunas zonas se tienen que sentar en el suelo para dar clases. No tenemos material, muchos edificios se tienen que reparar. Todavía no nos hemos podido recuperar al completo de los ciclones”, afirmó Kaltongga en una sesión informativa con medios internacionales entre los que se encontraba NIUS.
Desde la Misión de Naciones Unidas en Vanuatu llevan años alertando de las consecuencias directas del cambio climático en la región. Una de ellas es el aumento de fenómenos meteorológicos extremos que afectan a las cosechas y suponen un gran impacto en la vida de millones de personas (carencias alimenticias, falta de agua potable, aumento de los precios por la escasez, etc). Vanuatu sufrió la acometida del huracán Harold en 2020, que mató a dos personas y dejó unas secuelas de las que, tal y como afirma Kaltongga, todavía no se han repuesto. En 2015, el ciclón Pam provocó una crisis humanitaria en la nación. Según la ONU, el 64 por ciento de la economía y el 60 por ciento de la población se vieron afectados. Además, un 96 por ciento de los cultivos alimentarios fueron destruidos.
El aumento de la temperatura de los océanos derivado del cambio climático no sólo contribuye a los fenómenos meteorológicos extremos, sino que que también impacta a un sector clave en Vanuatu y en los países isleños vecinos. “Cambia la temperatura del hábitat en las pesquerías marinas, lo que influye significativamente en el metabolismo, crecimiento, reproducción y distribución de las especies marinas”, reza el comunicado de la ONU. “Se han roto promesas sobre el cambio climático que percibimos, desde el Acuerdo de París de 2021, como resoluciones jurídicamente vinculantes que iban a reducir el impacto del calentamiento global. Estamos preocupados porque el nivel de ambición que se ha proyectado no se va a cumplir”, agrega Kaltongga. “Se están produciendo muchos desastres naturales que no sólo ocurren en las pequeñas islas del Pacífico, sino también en países continentales. Creemos que tras el Acuerdo de París, los Gobiernos no están haciendo lo suficiente para asistirnos a las naciones más pequeñas, que además somos las que emitimos las emisiones más bajas y las que provocamos el menor impacto en en el cambio climático. Creemos que no estamos teniendo la atención necesaria. Vamos a la CIJ porque en Vanuatu hay problemas que están ocurriendo y que necesitamos mitigar: estamos cortos de agua potable, los sistemas de agricultura están afectados, hay corrimientos de tierra y han subido los niveles del mar. La resolución no sería jurídicamente vinculante pero tendría peso legal y autoridad moral”, apostilla el ex ministro de Exteriores de Vanuatu.
Vanuatu no está sola en su cruzada para pedir ciertas responsabilidades y abogar por la solidaridad de los países que más impactan en el calentamiento global. Australia y Nueva Zelanda son dos de las naciones de primer orden que han mostrado su apoyo, también hay “un par de países de Europa, países del Pacífico, del Caribe, algunos asiáticos y africanos”, detalla Kaltongga. “Hay muchas naciones que quieren asistirnos en nuestra misión”.
La maquinaria para presentar su caso ante la CIJ se puso en marcha en 2019, cuando Vanuatu planteó la iniciativa en el Foro de las Islas del Pacífico. El Comunicado de los Líderes del Foro recogió un párrafo sobre el quórum adoptado al respecto. “Al reconocer la necesidad de asegurar formalmente el futuro de nuestro pueblo frente al cambio climático y sus impactos, los Líderes tomaron nota de la propuesta de una Resolución de la Asamblea General de la ONU que busca una opinión consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las obligaciones de los Estados bajo el derecho internacional para proteger los derechos de las generaciones presentes y futuras contra los efectos adversos del cambio climático”.
Dos años más tarde, el primer ministro de Vanuatu, Bob Loughman Weibur anunció su intención de crear una coalición de Estados para solicitar una opinión consultiva sobre el cambio climático a CIJ. Este año se unieron los Líderes del Caribe, CARICOM. Tras la presentación de los documentos, Vanuatu y la coalición de naciones se espera que la Asamblea General de la ONU publique una resolución al respecto antes del nuevo año. “La voz de Vanuatu es la voz de las islas del Pacífico y de todos los continentes que están sufriendo los efectos adversos del cambio climático y que están afectando a su gente. Los países de primer orden tienen la capacidad de mitigar estos retos porque tienen la capacidad económica para hacerlo. Nosotros no la tenemos y es muy difícil reponerse de los retos del cambio climático, especialmente tras ciclones categoría 5 que han reducido nuestro PIB un 50 por ciento.
De prosperar la resolución de la Asamblea General de la ONU, una opinión consultiva de la CIJ estaría más cerca. Eso fomentaría el cumplimiento de las ambiciosas promesas hechas por los Estados y presionaría a los países a avanzar en los tres pilares del Acuerdo de París, poniendo a las personas y los derechos humanos en el centro de la toma de decisiones, un hecho hasta ahora inaudito. Hay un precedente, a menor escala, tras la reciente decisión del Comité de la ONU, que ha dado la razón a varios habitantes de las Islas del Estrecho de Torres tras determinar que Australia ha violado los derechos de los nativos isleños a disfrutar de su cultura y vida familiar. Entre los argumentos considerados está el hecho de que Australia es uno de los países más contaminantes del mundo y que no han llevado a cabo los esfuerzos necesarios para mitigar los efectos negativos del cambio climático en las islas.
Aunque las opiniones consultivas (de la ONU o de la CIJ) no son contenciosas ni vinculantes, tienen una gran autoridad moral y son capaces de aclarar cuestiones que abarcan todo el derecho internacional. Una opinión consultiva de la CIJ supondría un gran avance en materia de derechos humanos, ya que podría considerar los acuerdos sobre el clima en el contexto más amplio de otros instrumentos (pactos y convenciones de derechos humanos) y de la evolución jurídica (por ejemplo, todo el trabajo realizado por el Consejo de Derechos Humanos, que es importante, pero que ha influido en las negociaciones sobre el clima de forma muy limitada).
“Somos razonablemente optimistas”, agrega Kaltongga, quien también detalló las medidas que Vanuatu está llevando a cabo para mitigar los efectos del cambio climático. “Tenemos un paquete ambicioso pera eficiente. Estamos invirtiendo en paneles solares, en energía eólica y estamos estudiando la energía de las olas. Estamos trabajando para que estas sean las energías que se usen en el país. El 15 por ciento de nuestro presupuesto nacional está destinado a mitigar los efectos del cambio climático”, esgrime. Vanuatu es negativo en cuanto a emisiones de carbono, se ha comprometido a producir el cien por cien de su electricidad a partir de energías renovables de aquí a 2030 y a reducir el consumo de combustibles fósiles a un nivel casi nulo.