Las cuatro fugas de gas natural de los gasoductos Nord Stream 1 y 2 solo han podido ser causadas por un sabotaje, según los expertos, aunque no se podrá comenzar con las investigaciones hasta que se haya consumido todo el gas saliente, lo que se prevé para la semana que viene. El incidente, que se enmarca en la guerra energética entre Europa y Rusia por la invasión de Ucrania, ha provocado una nube de metano, altamente contaminante, que se expande hacia el norte y ya cubre zonas de Suecia y Noruega.
Los gasoductos no están en activo porque, desde el inicio de la guerra de Ucrania, las tuberías se han convertido en un elemento clave en la escalada de tensiones entre el Kremlin y Europa. Dentro hay un gas a presión para su mantenimiento, que es el que se registra en las fugas. La unidad de inteligencia de la Policía (SÄPO) de Suecia investiga el incidente y asegura que detrás hay un más que posible sabotaje, probablemente de "una potencia extranjera", ajena a su país, para alterar el precio del gas.
El Nord Stream 1 entró en funcionamiento en 2011 y tiene una capacidad anual de 55.000 millones de metros cúbicos. Es la mayor infraestructura gasística entre Rusia y Europa, mientras que la construcción del Nord Stream 2 se decidió el mismo año y su capacidad es la misma. El proyecto continuó incluso después de que Rusia anexionara unilateralmente Crimea en 2014.