El marine y músico ucraniano Mijailo Dianov se ha convertido a su pesar en un icono de la guerra en Ucrania. Para algunos, la transformación física de Dianov, primero como combatiente y después como prisionero de guerra, es la encarnación de los crímenes de guerra que, según Naciones Unidas, Rusia ha cometido durante su campaña iniciada el 24 de febrero.

El deterioro físico de Dianov durante los siete meses de guerra resulta impactante.

El rostro de Mijailo Dianov saltó a las portadas durante la pasada primavera. Este voluntario ucraniano -con fijadores externos para reconstruir su fracturado húmero derecho- era uno de los 'héroes de Azovstal', la metalurgia de Mariúpol que resistió durante semanas al fuego ruso, hasta su rendición definitiva el 17 de mayo.

Su foto, con el brazo en cabestrillo, haciendo la señal de la victoria fue ampliamente difundida. Pero ya entonces, su aspecto distaba mucho del que ofrecía en los primeros días de la contienda.

Durante el asedio ruso a Mariúpol, no solo escaseó la munición entre las fuerzas ucranianas; los combatientes apenas tenían nada que llevarse a la boca. Se dice que algunos adelgazaron hasta 20 kilos. Las condiciones eran deplorables: las vendas de los muertos recibían un segundo uso para cubrir las heridas de los que aguantaban vivos.

Dianov fue uno de los combatientes que se rindió. Fue hecho prisionero junto a otro millar que estaba con él. Lo vimos salir de Azovstal con su brazo malherido, custodiado por un militar ruso. Ahí se le perdió la pista.

Sin embargo, el pasado miércoles, Rusia y Ucrania llevaron a cabo un intercambio de prisioneros, en total 108, entre los que estaban algunos de los héroes de Mariúpol, entre ellos, Mijailo.

Tras casi cuatro meses como prisionero de guerra, su decrepitud física resulta descorazonadora y trae a la memoria el triste recuerdo de los prisioneros bosnios durante la guerra de los Balcanes o los famélicos judíos de los campos de concentración nazis.

Pero Dianov sigue siendo reconocible en la imagen tomada en un hospital de Kiev: su mirada le delata. Durante su cautiverio, su brazo se ha curado, aparentemente. Al menos, le ha sido retirada la fijación externa. Pero está totalmente desmusculado. Su antebrazo parece desmesuradamente grande. Mijailo muestra además una gran cicatriz entre ceja y ceja y unas profundas ojeras.

Sólo él sabe lo que ha visto desde que Putin inicio su operación militar especial para desnacificar Ucrnaia.