Los 300.000 reservistas de Putin no serán efectivos para frenar el avance de Ucrania hasta 2023
Rusia reclutará primero a soldados de hasta 35 años y suboficiales de hasta 45
El número exacto de reservistas del país se desconoce porque es información clasificada
La reacción de los reservistas es clave y de momento muchos de ellos tratan de huir de Rusia
En sus horas más bajas, el presidente ruso, Vladímir Putin, ha afrontado el principal revés que tiene en la guerra de Ucrania: la falta de soldados. Aparte de las bajas, son demasiados los que se rinden o abandonan sus unidades y pocos los dispuestos a incorporarse a la lucha. La invasión comenzó en febrero, si las rotaciones son necesarias en un torneo de fútbol imaginen en una guerra. Pero para los rusos apenas las ha habido y a partir de abril han ido quedando exhaustos.
Ahora, el ministro de Defensa ruso, el general Serguéi Shoigú, ha cifrado en 300.000 los nuevos soldados que Rusia va a enviar a Ucrania después de anunciar Putin la movilización parcial de “ciudadanos que estén actualmente en la reserva y sobre todo de quienes hayan servido en las Fuerzas Armadas y tengan ciertos conocimientos y experiencia militar relevante”.
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Quienes encajen en esa definición detallada por Putin en su discurso de este miércoles, podrán ser obligados a ir a Ucrania. Rusia ha detallado que primero reclutará a soldados de hasta 35 años y suboficiales de hasta 45, tal y como ha afirmado el presidente del comité de Defensa de la Duma Estatal, Andréi Kartapolov. ¿Cuál es la capacidad de Rusia para movilizar reservistas? ¿Pueden ser decisivos en la guerra?
Cuántos reservistas tiene Rusia
Históricamente, la fuerza militar rusa tenía reputación de ser una fuente inagotable de soldados; pero ese tiempo ha pasado. "En la época soviética el Ejército ruso estaba diseñado para poner gran cantidad de hombres en combate en pocos meses. Tenían muchos cuarteles y el equipo preparado para entrenarlos. Eso ya no ocurre. El Ejército de Tierra ruso es de tamaño medio y está desgastado", explica Guillermo Pulido, analista de la revista Ejércitos.
El número exacto de reservistas del país se desconoce porque es información clasificada. Shoigú ha dicho este miércoles que tiene 25 millones de efectivos a su disposición; pero el Instituto Internacional para Estudios Estratégicos calcula que la cifra es de unos dos 2 millones, si se cuenta a quienes han recibido en algún momento de su vida formación militar.
De ese total, la mayoría no recibe entrenamiento frecuente ni está preparada para combatir. Un informe de la RAND Corporation de 2019 afirmó que Rusia sólo era capaz de mantener entrenados a unos 5.000 reservistas.
El ministerio de Defensa ruso ha abordado en los últimos años el problema de falta de recursos humanos. Shoigú ha explicado en varias ocasiones que su objetivo era tener entre 80.000 y 100.000 reservistas con capacidad operativa. Ahora quieren poner sobre el terreno 300.000.
El reto de entrenar a 300.000 soldados
Hasta ayer Rusia tenía un sistema voluntario, con diferentes incentivos, para conseguir reclutas. El anuncio de Putin es la demostración de que ese esfuerzo no ha estado a la altura de un objetivo como la invasión de Ucrania. Ir a la guerra será obligatorio, ¿pero cómo conseguir que esos 300.000 soldados sepan combatir?
El analista Michael Kofman no cree probable que se pueda ver sobre el terreno esos a efectivos antes de 2023. Llevará meses entrenar, equipar y enseñar a combatir de manera coordinada a estos soldados y oficiales aunque se trate de personas con conocimientos y experiencia previa.
"Un entrenamiento básico de un soldado lleva entre seis y ocho meses —explica Pulido—, pero formar una unidad entera bien entrenada para combatir lleva años".
Es necesario crear unidades de formación, hallar oficiales y suboficiales que no estén ahora mismo combatiendo para dirigirlas, tener el equipamiento necesario y en buenas condiciones (si lleva almacenado mucho no lo estará). Kofman duda de que estas estructuras necesarias para formar a los reclutas hayan permanecido dormidas: "Los comisarios políticos rusos han estado llamando gente para actualizar su formación desde abril".
¿Serán los reservistas decisivos?
"No sabemos si van al combate", comenta con cautela Pulido. No está claro el destino que va a dar el Kremlin a los nuevos soldados. Esos 300.000 hombres pueden suponer la formación de nuevos cuerpos de ejército, pero también el envío de personal para cubrir huecos y, de manera relevante, la movilización obligatoria se puede utilizar para mandar a Ucrania especialistas técnicos que es difícil sacar del sector civil.
Shoigú ha explicado que irán llevando a Ucrania a los reservistas de forma gradual. Es importante que al margen del número de militares que se pueda movilizar, el Ejército ruso tiene límites también para mandar y organizar tropas. Kofman resalta que ampliar esta capacidad ha sido uno de los grandes problemas para Rusia en la guerra. "Por eso en parte los próximos meses siguen siendo una verntana de oprotunidad para que Ucrania recupere territorio", señala el analista norteamericano. "Durante el invierno, el enfrentamiento probablemente está marcado por el desgaste y la reconstrucción [de las tropas]. No está claro hasta qué punto la movilización rusa puede servir para reconstruir sus tropas [diezmadas]".
La movilización parcial deja al descubierto el problema de personal que está teniendo Rusia en Ucrania. Le cuesta retener a los militares que hay en el frente y reclutar otros nuevos para las rotaciones.
Una moral por los suelos
No sólo ha fracasado el sistema voluntario de incentivos —se ha llegado a prometer la libertad a los presos que sirvieran seis meses en Ucrania—, tampoco han funcionado las presiones. Cientos de militares se han negado a participar en la contienda porque no es oficialmente una guerra sino sólo una "operación especial". Como represalia se les ha marcado su documentación oficial con sellos para que figuren como renuentes y las fotografías de algunos han sido expuestas en urinarios públicos.
Es clave la reacción de los candidatos a ser reclutados y de momento no es prometedora para Moscú. Ya ha habido protestas y los vuelos hacia las capitales de Georgia, Turquía y Armenia, donde se permite la entrada de rusos sin visado, se agotaron minutos después del anuncio de Putin (el precio del billete se llegó a multiplicar por diez). Está por ver si Rusia cierra sus fronteras a los reservistas.
Cantidad y calidad
¿Mostrarán una moral más alta los nuevos reclutas? Para empezar se les va a pagar un salario relativamente elevado. Pero en previsión de las tensiones que pueden emerger, esta semana se ha endurecido el código penal. Abandonar una unidad militar se penará con cinco años de cárcel y rendirse al enemigo con hasta diez años, lo mismo que no presentarse cuando un reservista sea llamado a combatir. Son medidas de tiempo de guerra, aunque Putin no quiera llamar a esta invasión por su nombre.
Tan importante como conseguir nuevos soldados es evitar que los que hay en el frente se vayan. Las movilización parcial es probable que consiga incrementar en número los recursos humanos rusos, pero no es esperable que suceda lo mismo con su calidad en el frente. La medida parece estar pensada, en primer lugar, para sostener y alargar la guerra. Cambiar su rumbo es otra cuestión.