Miles de ciudadanos británicos visitan desde este miércoles la capilla ardiente de la reina Isabel II, que estará abierta las 24 horas al día hasta el próximo lunes en torno a las 06:30 horas (hora local). Hasta entonces, y especialmente durante el fin de semana, las autoridades creen que esas colas podrían bordear el río Támesis y llegar más allá de Tower Bridge. Está por ver qué pasa. Lo que está claro es que los seguidores de la monarca, al llegar a Westminster Hall y pasar el control al estilo del aeropuerto, vuelven a enmudecer.
La monarquía parlamentaria más antigua del planeta vela a su reina en el corazón del Parlamento. Y sus representantes han sido los primeros en rendirle homenaje: gobierno y oposición, con la primera ministra, Liz Truss, a la cabeza, han sido los primeros en presentar sus respetos. Representantes de todos ellos, de quienes aguardan estas colas kilométricas para darle su último adiós.
Para emocionarse frente a una mujer a quien admiraban. Forman una hilera infinita que ya ha superado los cinco kilómetros pero que puede alcanzar los 10. Tras dos noches de espera, ellos ha sido los primeros en entrar: "Una gran emoción", cuentan. Algunos, se han vestido para la ocasión, para mostrar su respeto a una mujer extraordinaria. Otros cuentan que hasta han tenido relación personal con ella como un militar a su servicio en 1999.
Devotos admiradores sometidos a un estricto control de seguridad para el que se han desplegado 1.000 policías. Todos llevan estas pulseras identificativas, para guardar el orden en la cola. Dentro, ni flores ni velas ni teléfonos móviles. Tan solo silencio y respeto ante Isabel II.