La Corona británica es la propietaria del lecho marino desde la costa hasta 12 millas náuticas, un activo cuyo valor se ha disparado por la demanda de parcelas para instalar parques eólicos marinos. ¿Se lo lleva todo Carlos III? No, solo en parte, pero el porcentaje que recibirá este nuevo rey que presume de ecologismo –o más bien, su Casa Real- es cuantioso.
Desde la invasión normanda de Guillermo el Conquistador en 1066, los reyes británicos han sido dueños de vastas propiedades. Fue en 1760 cuando el rey Jorge III entregó los rendimientos de su patrimonio al Gobierno a cambio de una asignación fija, la Civil List.
La fortuna de los Windsor ronda los 30.000 millones de euros y procede de varias fuentes: el ducado de Cornualles, el ducado de Lancaster, el patrimonio real gestionado por el Crown Estate y la fortuna privada. El patrimonio privado supera los 430 millones e incluye posesiones como el palacio de Balmoral.
El ducado de Cornualles comprende propiedades inmobiliarias como el estadio londinense The Oval, oficinas o viviendas de alquiler vacacional. Alimenta los ingresos del heredo de la Corona. La gestión de Carlos de Inglaterra los ha elevado un 50% en la última década. No paga impuesto de sociedades.
Los activos del ducado de Lancaster están valorados en 950 millones de euros y pertenece a quien se siente en el trono. Isabel II sí pagaba impuestos voluntariamente por los rendimientos de este ducado. El resto de las propiedades reales son gestionadas por el Crown Estate.
Actualmente el Crown Estate, un organismo público responsable ante el Parlamento, gestiona uno de los mayores patrimonios inmobiliarios del Reino Unido. Desde terrenos urbanos en la exclusiva calle Regent Street de Londres a enormes fincas rurales, parques como el de Windsor, espacios comerciales o el hipódromo de Ascot.
La extensión de sus tierras agrícolas equivalen a la de la Comunidad de Madrid. Las propiedades también incluyen la mitad de la costa británica y el suelo marino hasta las 12 millas náuticas más adentro. El valor total del Crown Estate en 2022 asciende a 18.000 millones de euros. Los reyes, aunque conservan el título nominal de las propiedades, se mantienen al margen.
No forman parte del Crown Estate los palacios en uso, como Buckingham o Windsor, que son gestionados por la Casa Real o los que son propiedad privada del monarca como Balmoral, la residencia en Escocia donde ha fallecido Isabel II. Los palacios desocupados, como la Torre de Londres o Hampton Court, competen al departamento de Cultura del Gobierno. Los rendimientos del Crown Estate van a la Hacienda pública, el Tesoro británico.
El cálculo y procedimiento de la asignación real se cambió en 2011. Antes la Civil List, como cualquier otra partida presupuestaria, debía aprobarse en la Cámara de los Comunes cada diez años y no era inmune al debate político. Ahora la Casa Real recibe un porcentaje de los rendimientos del patrimonio real. Empezó en el 15%, pero se elevó en 2017 al 25% para pagar obras de renovación del palacio de Buckingham.
Los rendimientos anuales hasta marzo de 2022 pasaron de 50 millones de euros a 359 millones, en parte por la primera subasta en una década de licencias para levantar seis parques eólicos marinos. Un 25% se destina a la Casa Real. La última asignación ascendió a 100 millones de euros. Libres de impuestos y gastos de seguridad aparte porque corren a cargo del Estado. La Casa Real española recibió una asignación de 8,5 millones de euros en los presupuestos de 2022, aunque muchos de sus gastos se cubren desde diversos ministerios y Patrimonio Nacional.
El Gobierno británico aún debe aprobar los proyectos eólicos, pero estimaciones independientes citadas por el diario The Guardian elevan un 22%, hasta los 5.700 millones de euros, el valor del negocio marítimo del Crown Estate. Pese al espectacular aumento del beneficio anual gracias a la mejora en el cobro de las rentas y la actividad eólica, la cifra aún está por debajo de la renta que obtuvo el Crown Estate antes de la pandemia. Aún no han recuperado el rendimiento que obtenían por las propiedades de la londinense Regent Street, pero sí los ingresos por Windsor Park -de poco más de 1 millón de euros a más de 20- gracias a de los visitantes tras la pandemia.