En las horas previas a que su hijo de seis años falleciera en su regazo, Badar Bibi recordó cómo corrió desde una clínica de campaña creada para tratar a las personas atrapadas en las peores inundaciones de Pakistán en décadas hasta un hospital de la ciudad, desesperada por bajar la fiebre del niño. Es una de las trágicas escenas que deja este desastre natural en el país asiático.
Primero llevó a Abdul Qadeer a un centro médico improvisado por las fuerzas aéreas, donde los médicos consiguieron bajarle la temperatura. También la ayudaron a conseguir un 'tuk-tuk' para llevarlo al hospital de la cercana localidad de Sehwan. Allí le pusieron un goteo y, cuando su estado mejoró, le dieron el alta. Pero la noche en que Bibi llevó a su pequeño a un campamento de tiendas de campaña para familias desplazadas gestionado por el Gobierno, murió.
"Los médicos me dijeron que estaba bien. Luego salí del hospital. Ningún médico me dio una respuesta adecuada sobre su enfermedad. Traje a mi hijo aquí. Lo cogí en brazos y por la noche murió", cuenta desolada su madre.
Shahid Iqbal, el médico que trató al niño en la clínica de campaña la semana pasada, informa de que no había sido posible diagnosticar la causa exacta de su fiebre. Es uno de los cientos de niños que han muerto en el diluvio que ha devastado grandes zonas de las provincias meridionales paquistaníes de Sindh y Baluchistán, ahogados por las aguas que inundan las casas o afectados por enfermedades, algunas de ellas transmitidas por el agua.
"Hay un gran número de mujeres y niños entre los pacientes que nos llegan aquí. Los niños superan en número a las mujeres que enferman estos días. La mayoría de los niños vienen con quejas de fiebre, disentería y diarrea", dice Iqbal.
Según las cifras oficiales, 496 de los 1.399 muertos hasta ahora en las inundaciones han sido niños. Algunos grupos de ayuda temen que ahora sean especialmente vulnerables a las enfermedades que probablemente se propaguen cuando las aguas comiencen a retirarse.
UNICEF ha alertado de que las inundaciones han afectado a un total de 16 millones de niños, y que del total, 3,4 millones de niños necesitan "apoyo para salvar sus vidas".
Las lluvias monzónicas récord y el deshielo de los glaciares desencadenaron la catástrofe, que no ha dado señales de remitir en el último mes. Hasta 33 millones de personas de esta nación de 220 millones de habitantes del sur de Asia se han visto afectadas de alguna manera por las inundaciones que han arrasado casas, carreteras, vías férreas y puentes y han sumergido unos 4 millones de acres de tierras de cultivo.
Pakistán ha estimado las pérdidas económicas hasta el momento en algo más de 29.500 millones de euros.