Feliz de estar en Marruecos. Es el sentimiento indisimulado de José Luis Rodríguez Zapatero en su visita a la Universidad Abdelmalek Essaadi de Tetuán, donde el expresidente del Gobierno inauguró este viernes el primer congreso internacional ‘Las relaciones entre Marruecos y España, ayer y hoy’.
El salón de actos de la Escuela Normal de la localidad de Martil está repleta por un público expectante y en gran parte hispanófono –Tetuán y su entorno, junto a Tánger, son las zonas urbanas con mayor presencia aún de hablantes de la lengua española- e hispanófilo. El expresidente, que no dejó de recibir el cariño de los presentes –los marroquíes son conscientes de hallarse ante el máximo defensor español de sus intereses- estuvo acompañado del embajador de España en el país magrebí, Ricardo Díez-Hochleitner, y por la ex consejera española de Educación en Marruecos y también antigua ministra de Vivienda María Antonia Trujillo, quien reside en el país norteafricano.
Como otras veces, el ex jefe del Gobierno socialista ha elogiado el giro de España en el Sáhara Occidental, plasmado en la carta enviada por Pedro Sánchez al rey Mohamed VI el pasado 14 de marzo y difundida públicamente por este cuatro días más tarde en una nota de la agencia estatal de noticias marroquí. En la misiva, el presidente del Gobierno afirmaba que el plan de autonomía de Rabat para la que fuera colonia española hasta comienzos de 1976 es “la base más seria, realista y creíble” para resolver el problema.
Zapatero, que defendió este viernes que España tiene “una responsabilidad y un compromiso especial” en el conflicto saharaui, aseguró que la nueva etapa en las relaciones entre los dos países será “fructífera” y ensalzó la “transformación” experimentada a su juicio por Marruecos en los últimos años. Asimismo, Zapatero pidió un reconocimiento para el actual jefe del Gobierno por el paso dado en relación con el Sáhara y aseveró que la nueva posición defendida por Sánchez “no solo tiene su valor en las relaciones entre España y Marruecos, sino en toda la comunidad internacional”.
Con, todo, Zapatero admitió que en las últimas dos décadas ha habido “momentos muy difíciles” en las relaciones hispano-marroquíes, aunque aseguró que “muy limitadas en el tiempo” y sin que hubiera “deseo de enfrentamiento”. “Por eso las aguas vuelven a su cauce rápidamente y estamos ante un horizonte positivo, de entendimiento y buenas relaciones”, zanjó quien fuera presidente del Gobierno entre 2004 y 2011.
Haciendo gala de optimismo habitual y del espíritu que le inspiró en el nacimiento de la Alianza de Civilizaciones en 2004, Zapatero afirmó que “no hay una cultura más elevada que otra, una nación que supere a otra o una religión que supere a otra, todas existen para entenderse”. E insistió en que Marruecos y España “necesitan más entendimiento y más diálogo y menos estereotipos”. “Tiene que haber reconocimiento mutuo”, dijo el expresidente sin precisar a qué tipo de reconocimiento y sobre qué bases.
La charla de Rodríguez Zapatero este viernes en la Universidad Abdelmalek Essaadi se produjo menos de tres meses después de su última visita al país magrebí. El pasado mes de junio, Zapatero pronunció en Tánger otra charla en el marco de un congreso sobre el diálogo de culturas. Entonces, el socialista fue más explícito que nunca: “El Gobierno de España sigue una posición constructiva, realista y, en mi opinión, que va ganando terreno político para un conflicto de fondo”.
Dos días después, el expresidente se reunió, junto a quien fuera su ministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos, con el ministro de Exteriores marroquí Nasser Bourita en Tánger. El encuentro se producía 48 horas después de que Argelia suspendiera el Tratado de Amistad con España, que llevaba vigente desde 2002.
En abril de 2021, el expresidente socialista fue invitado especial del Movimiento Saharauis por la Paz (MSP), que celebró su primer aniversario en la ciudad de El Aaiún. En una participación telemática, Zapatero pidió a los saharauis que participaran de una solución política “realista” al conflicto. MSP, que defiende la fórmula autonómica para la resolución del conflicto con Marruecos, volvió a pedir al expresidente su mediación en el conflicto el pasado mes de abril. Además, los responsables de la entidad saharaui se reunieron con el exministro de Defensa José Bono.
Zapatero es un enamorado de Marruecos y un decidido defensor de la soberanía marroquí sobre el Sáhara. Si el presidente francés Jacques Chirac se mereció el apelativo de ‘el africano’, el político leonés bien podría merecerse el epíteto del ‘marroquí’ por su predilección por el reino magrebí, que visita a menudo. Apenas diez días después de abandonar La Moncloa, Zapatero pasó el fin de año junto a su familia –y la compañía de su exministra de Exteriores Trinidad Jiménez- en un lujoso hotel cercano a la ciudad de Tánger.
No en vano, el expresidente recibió en la propia Tetuán de manos del rey Mohamed VI el cordón alauí de clase excepcional durante la Fiesta del Trono de 2016. “Las palabras de afecto son siempre las que he escuchado a mi personas en Marruecos, desde mi primer viaje, y quiero reiterar esa gratitud”, confesó ayer Zapatero.
No es el único socialista ‘enamorado de Marruecos’. Comparten predilección otros responsables de sus gobiernos como el exministro de Exteriores Miguel Ángel Moratinos, quien se desempeñó en la Embajada española en Rabat durante los ochenta y es actual alto representante de la Alianza de Civilizaciones que inspiró el propio Zapatero.
Por su parte, el expresidente Felipe González, que hizo gala de excelentes relaciones con la monarquía alauita, entonces encabezada por Hassan II, fue también durante años un habitual de Marruecos en general y de Tánger –donde poseyó una casa- en particular.