Silencio rotundo de las autoridades argelinas a las llamadas de Pedro Sánchez a la distensión en los últimos días. El mismo silencio que desde Argel -y Madrid- se ha mantenido en torno a las circunstancias de la misteriosa visita de la delegación española a Argel el pasado 12 de agosto. En Argelia, la prensa más cercana a la junta militar gobernante y la independiente coinciden desde hace semanas: sólo una rectificación de Pedro Sánchez en la posición española sobre el Sáhara Occidental podría enfriar la situación, pero con el actual presidente del Gobierno ello no será posible. El 8 de junio Argelia suspendió el Tratado de Amistad, Buena Vecindad y Cooperación con España, que llevaba 20 años en vigor, y decretó, hasta hoy, un boicot comercial a las empresas españolas.
“Pedro Sánchez no oculta ya sus ganas de ver solucionada la crisis que él mismo ha provocado por su giro histórico en la cuestión del Sáhara Occidental”, se afirmaba en una larga crónica en TSA Algérie, el digital más leído de Argelia. “En España cada vez se es más consciente de que el problema con Argelia ha llegado en el peor momento. Ello explica las repetidas llamadas a la puerta de Argelia”, zanjaba el texto.
Lo cierto es que las buenas palabras y los guiños de Sánchez hacia Argel –“me encantaría ser yo el que fuera a Argelia”, dijo el martes en presencia del canciller alemán- y las operaciones diplomáticas entre bambalinas del Gobierno no han servido para aplacar los ánimos al otro lado del Mediterráneo transcurridos casi cinco meses y medio de crisis. Todo se torció, como era previsible, con la carta enviada por Pedro Sánchez al rey Mohamed VI en la que el presidente español defendía el proyecto de autonomía marroquí como “la base más seria, realista y creíble” al contencioso del Sáhara Occidental. Argel apoya diplomática y militarmente al Frente Polisario desde hace más de cuatro décadas en su batalla por la independencia del territorio que fuera colonia española hasta comienzos de 1976.
El 19 de marzo, apenas horas después de trascender la misiva de Sánchez al monarca alauita –mediante una nota del Palacio Real marroquí difundida por la agencia estatal de noticias-, Argelia retiraba a su embajador en Madrid. Un embajador, Said Moussi, que prosigue su carrera diplomática en París desde hace casi dos meses.
“Veo difícil la normalización entre España y Argelia”, confiesa a NIUS el especialista en relaciones hispano-argelinas Salah Eddine Salhi. “En un encuentro con la prensa, el presidente argelino lo dijo claramente: tenemos buenas relaciones con el pueblo español y no dejaremos de suministrarles energía, pero no seguiremos tratando con el actual Gobierno. Para Tebboune y el Gobierno la confianza con España se ha roto”, recuerda el investigador argelino del Grupo de Estudios sobre las Sociedades Árabes y Musulmanas de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Para el politólogo argelino Oualid Kebir, Argelia, “ya sea a través de responsables diplomáticos o la prensa, insiste en el retorno de la posición española a una neutralidad o a la defensa de lo que el régimen califica de autodeterminación del pueblo saharaui, pero no creo que Pedro Sánchez vaya a cambiar de postura dado el acuerdo firmado el 7 de abril con Marruecos”. “Argelia espera un cambio de Gobierno, pero no creo que si se produce el relevo en Madrid las autoridades españolas vayan a modificar su posición en esta cuestión”, asegura Kebir a NIUS.
La indisposición de relaciones con Argelia no ha podido llegar en un momento más delicado para los intereses españoles y europeos, en medio de una aguda crisis internacional de los precios de la energía y en pleno proceso de sustitución de Rusia, que amenaza con cortar definitivamente el grifo a Europa, como proveedor de gas. Un proceso que ha colocado a Argelia –en posesión de las novenas reservas mundiales de gas- en una posición de fuerza. No le faltan pretendientes en estos momentos precisamente al gigante norteafricano.
En medio de la crisis bilateral, la española Naturgy negocia en estos momentos con la argelina Sonatrach la revisión del megacontrato de gas firmado por las dos compañías en 2018. El gigante estatal argelino exige a la firma española una subida de precios acorde a la revalorización al incremento del hidrocarburo en los últimos meses.
Después de nueve meses de negociación sigue sin haber acuerdo. El 24 de abril, el presidente argelino Abdelmadjid Tebboune aseguraba que su país “no renunciaría nunca a su compromiso de asegurar el suministro de gas a España cualesquiera las circunstancias”, pero el fantasma del cierre del grifo del gas argelino a España sigue planeando. No en vano, a raíz de su desencuentro con Rabat, Argel decidió en noviembre del año pasado no renovar el contrato del gasoducto Magreb-Europa, que transportaba gas argelino a la Península a través de suelo marroquí.
Al tiempo que la brecha entre la administración argelina y la española se agranda, el país magrebí estrecha lazos con otros países europeos, como Italia y Francia. El 11 de abril, algo más de tres semanas después de trascender la misiva de Sánchez al rey de Marruecos, Abdelmadjid Tebboune y Mario Draghi acordaban el incremento de las exportaciones de gas argelino a Italia en un 40% a partir de 2023. El 18 de julio, en Argel y acompañado por una nutrida delegación, el primer ministro Draghi firmaba con las autoridades del país norteafricano una serie de acuerdos en materia energética que consagran la flamante alianza entre Argelia e Italia.
Por su parte, el presidente galo Emmanuel Macron, dispuesto a acabar definitivamente con los fantasmas del pasado en la relación con la que fuera provincia francesa hasta 1962, suscribió el pasado 27 de agosto la Declaración de Argel para una asociación renovada. A pesar de haber asegurado que el gas no era el objeto de su visita al país magrebí –y recordando que sólo el 8% del hidrocarburo adquirido por Francia procede del país norteafricano-, Macron regresó a París con un principio de acuerdo para aumentar notablemente las importaciones de gas argelino hacia su país. Con las negociaciones en curso, los medios franceses adelantan que el incremento será nada menos que del 50%.
Entretanto, el boicot comercial de las autoridades argelinas a los bienes y servicios españoles continúa donde estaba desde hace casi cinco meses. A pesar de que la Asociación de Bancos y Establecimientos Financieros (Abef) argelina anunció sorpresivamente el 28 de julio que retiraba la orden del 8 de abril mediante la que se bloqueaban las operaciones bancarias con empresas españolas, la realidad es bien distinta. Con todo, el Gobierno argelino nunca admitió el boicot y recordó a finales de julio a propósito de la decisión de la Abef que las relaciones comerciales son “prerrogativas exclusivas del Estado”.
Desde la capital argelina, una fuente española conocedora de la cuestión, asegura que, en relación al boicot comercial argelino, “todo sigue igual”. “Todo está bloqueado, no se emiten certificados ni autorizaciones para las mercancías que lo necesitan y no se domicilian facturas”, precisa a NIUS.
“Cualquiera que conozca Argelia sabía que el anuncio de la anulación de la orden de la Abef no suponía el fin del bloqueo. No van a cambiar de actitud hasta que no les conste un cambio de la posición oficial española con respecto a la independencia del Sáhara. Pongo la mano en el fuego”, asegura a NIUS la veterana fuente española ligada al comercio bileteral. “Si llegaran instrucciones u obligaciones desde Estados Unidos o Francia a las autoridades argelinas, encontrarían otro recurso para seguir perjudicando a España”, zanja.
Entretanto la diplomacia de Sánchez y Albares logra algún acercamiento a las autoridades argelinas o Argel zanja definitivamente la cuestión, la incertidumbre y el pesar continúan en el Gobierno. En el digital regional Maghreb Voices, el politólogo Zoheir Bouamama aseveraba que “los responsables españoles son conscientes de la amplitud de la catástrofe causada por la posición del Gobierno español en relación al Sáhara. Por ello asistimos a los numerosos esfuerzos de su parte para rebajar la tensión atmosférica”.