Jason Sandy se encontraba buscando objetos valiosos en el lodo de la orilla del río Támesis, cerca del puente Hammersmith, en el oeste de Londres, cuando de repente encontró la piel mudada de 1,5 metros de largo de una boa constrictor. Fue el 8 de agosto. Desde entonces, se teme que la enorme serpiente se encuentre deambulando por la capital británica.
Sandy, que publicó las imágenes en Instagram, aseguró que "no podía creer lo que veía. Una serpiente muy grande se despojó de su piel y se lavó con la marea. Miré detrás de mi espalda para asegurarme de que no estaba al acecho. Espero que esta piel de serpiente no sea evidencia de más serpientes viviendo a lo largo del Támesis".
El británico, según recoge el diario The Mirror, agregó que se había sentido como si hubiese ido al río Amazonas. Además, en una de las publicaciones, explicó a un usuario que decidió no llevarse la piel escamosa a su domicilio porque "olía muy mal".
Las boas constrictor son nativas de América Central y del Sur, un hábitat muy diferente a los climas mucho más fríos como el de Londres. Estas serpientes, con una cabeza en forma de flecha, no son venenosas, pero envuelven su cuerpo alrededor de sus víctimas y las aplastan hasta la muerte antes de tragarlas enteras.
La boa constrictor más grande jamás reportada tenía 5,48 metros de longitud, informó National Geographic, pero por lo general están más cerca de los 3 metros. Alcanzan la madurez sexual alrededor de los tres o cuatro años de edad y pueden vivir hasta 30 años en cautiverio.
Se sabe que esta especie de serpiente sí es capaz de acabar con la vida de los seres humanos. Este pasado julio, un hombre murió después de que su mascota, una boa constrictor, lo estrangulase.
Elliot Senseman, de 27 años, falleció en el hospital cuatro días después del incidente. Los agentes se vieron obligados a matar a tiros a la serpiente.