El fiscal general de Estados Unidos, Merrick Garland, ha comparecido este jueves ante los medios de comunicación tras la polémica suscitada por el registro del FBI de la mansión del expresidente estadounidense Donald Trump en Mar-a-Lago (Florida), el cual ha confirmado que él mismo pidió "personalmente". La declaración pública se ha producido tras los intensos rumores de que podría haber sido una decisión impuesta por la Casa Blanca y no una decisión independiente del Departamento de Justicia.
Garland ha reconocido que su declaración ante la prensa se debe "al interés público sustancial" respecto al registro de la residencia privada de Trump, orden que fue "autorizada por un tribunal federal tras el hallazgo requerido de causa probable". "Se proporcionaron copias tanto de la orden judicial como del recibo de propiedad del FBI el día del registro al abogado del expresidente que estuvo en el lugar durante el registro", ha añadido Garland.
En este punto, ante la polémica suscitada, el fiscal general ha confirmado que el Departamento de Justicia ha presentado una petición para poder revelar la orden de inspección en la mansión de Mar-a-Lago.
Si bien el fiscal general ha reconocido que este tipo de decisión no tiene precedentes en la política estadounidense, ha defendido que "el departamento no tomó esa decisión a la ligera". "Es una práctica estándar buscar medios menos intrusivos como alternativa a una búsqueda y limitar el alcance de cualquier búsqueda", ha señalado.
De hecho, Garland ha deslizado que aún existen muchos detalles que no puede dar a conocer debido a la política del Departamento de Justicia de no comentar nada respecto a las investigaciones activas.
En este punto, el fiscal general ha reconocido la labor de los empleados del Departamento de Justicia ante los "ataques infundados" por parte de simpatizantes de Trump, incluido el intento de violación de las instalaciones de la oficina del FBI en Cincinnati, en el estado de Ohio, este mismo jueves.
"No me quedaré de brazos cruzados cuando su integridad sea atacada injustamente. Los hombres de FBI y del Departamento de Justicia son servidores público dedicados y patriotas. Todos los días protegen al pueblo estadounidense de delitos violentos, terrorismo y otras amenazas", ha dicho.
Trump no es ni el primer ni el único presidente de Estados Unidos que se ha llevado material de la Casa Blanca que pertenece al pueblo estadounidense. Pero si el primero que, aparentemente se lleva esos documentos a su casa. En el caso del expresidente Barak Obama, decenas de miles de documentos de su presidencia fueron transportados a Chicago, lugar en el que se encuentra su biblioteca presidencial. Pero estos artículos fueron enviados a una instalación del gobierno federal, exactamente lo que se supone que tiene que suceder con los registros de un presidente. La ley federal requiere que los presidentes y sus administraciones mantengan una relación detallada de correos electrónicos, documentos e incluso obsequios durante su tiempo en el cargo, ya que todas esas cosas son en realidad propiedad del pueblo estadounidense.
En el caso de Obama y tras una negociación con las autoridades sobre qué documentos se podían trasladar a Chicago y cuales no, fue el Archivo Nacional el que finalmente se quedó con parte de los documentos para comenzar el largo proceso de clasificar el material. Barak Obama se quedó con otra parte de los documentos bajo la promesa de digitalizarlos y devolver los originales al Archivo Nacional. El abogado de Trump asegura que, cinco años después, la Fundación Obama no ha devuelto los documentos que se llevó el presidente y que prometió digitalizar costeando el proceso.
En el caso de Trump se desconoce si se pusieron en contacto con él desde el Archivo Nacional para iniciar el proceso - como sucedió con los anteriores presidentes- y si Trump efectivamente se negó a depositar esos documentos en una agencia federal mientras se clasificaban o si había solicitado la digitalización de los mismos como hizo su predecesor y le negaron esa posibilidad.
El Departamento de Justicia bajo el control de Biden asegura que, aunque se pueden establecer similitudes entre Trump y Obama, ambos llevándose registros de la Casa Blanca, la diferencia más significativa se encuentra en cómo se llevaron los documentos de la Casa Blanca. Mientras que Obama está en el proceso de establecer su Biblioteca, Trump nunca dijo que quisiera los documentos para este fin.
Sea como fuere, lo cierto es que el registro de la vivienda del expresidente de Estados Unidos por parte del FBI y frente a las cámaras de las televisiones ha enervado aún más los ánimos políticos de una sociedad cada vez más divida y a tres meses de las elecciones legislativas en las que los republicanos lideran las encuestas.
El Departamento de Justicia ha anunciado en las últimas horas que ha pedido permiso para hacer pública tanto la orden de registro de la casa de Trump así como los documentos requisados. El expresidente ha confirmado esta noche que él no se opone a que se hagan públicos todos los documentos y que pide que se hagan públicos "inmediatamente".
Los expertos en política nacional están divididos entre las consecuencias del allanamiento de la casa de Trump, el contenido de los documentos es fundamental, porque si existen - tal y como sugieren los demócratas- documentos relacionados con armamento nuclear Trump podría haber cometido un grave delito poniendo en riesgo la Seguridad Nacional. Si no aparecen documentos de esa naturaleza quien podría tener el problema - de cara a las elecciones- sería Joe Biden.