Entre los documentos incautados durante el registro que el FBI hizo este lunes en la residencia del expresidente estadounidense Donald Trump en Mar-a-Lago había material clasificado como 'top secret' y que sólo podía ser consultado en dependencias del Gobierno bajo máxima seguridad.
Así lo refleja la orden registro a la que ha tenido acceso The New York Times este viernes. El registro estuvo amparado, entre otras, en la ley contra el espionaje ('Espionage Act') que impide que nadie se quede con información que podría dañar potencialmente al país o favorecer a sus enemigos.
Según adelanta al diario The Wall Street Journal, durante su registro (o "redada", como se empeña en llamarlo Trump en línea con su retórica victimista), los agentes federales se incautaron de 11 conjuntos de documentos de la casa de superlujo de Trump en Florida. Cuatro de esos conjuntos de documentos estarían clasificados como 'alto secreto', otros tres como 'secreto' y tres más como 'confidenciales'. 20 cajas que contenían, que se sepa de momento, artículos, carpetas con fotos y la concesión de clemencia de Trump a su exasesor Roger Stone.
De acuerdo con los informes de 'The Wall Street Journal', el FBI buscó durante el registro de la mansión de Trump algún tipo de documentos que contuviesen información sobre armas nucleares, si bien por el momento no está claro si la agencia logró hacerse con alguno.
La orden de registro (solicitada por el Fiscal General Merrick Garland) se ha hecho pública este viernes después de que el equipo de abogados de Trump no haya presentado ninguna objeción. El propio Trump publicaba un mensaje en su red social 'Truth Social' en tono desafiante, invitando al Departamento de Justicia a hacer públicos los documentos.
Sin embargo, el propio Trump podría haber hecho pública toda esa información en ese mismo momento. Ha decidido esperar a que se le agotase el plazo mientras lanzaba mensajes que podrían hacer pensar que ha sido él el que ha impulsado la publicación.
La ley de Registros Presidenciales obliga a todos los inquilinos de la Casa Blanca a devolver los documentos presidenciales una vez abandonen su cargo.
Lejos de acabar con las aspiraciones electorales del que fuera el presidente número 45 de Estados Unidos, el registro del FBI parece haber impulsado las posibilidades de que finalmente Trump acabe presentándose a las primarias del Partido Republicano. La "redada" encaja a la perfección con su papel de víctima. El del 'outsider' que lucha contra las el poder establecido por las élites culturales y gubernamentales, esa "ciénaga" que prometió drenar durante toda su campaña presidencial frente a Hillary Clinton.
El de esta semana no es más que el último capítulo de la "caza de brujas" del poder establecido contra quien pretende exponer su corrupción. La bomba de la "redada" hizo que sus seguidores, que en su ala más extrema rozan el culto religioso, se identifican tanto con Trump que "si vas contra él, vas contra nosotros", se rasgasen las vestiduras. Pero quizás sea más esclarecedora la reacción de los pesos pesados del Partido Republicano. Incluso sus críticos han salido en tromba para criticar la "instrumentalización política" de las agencias gubernamentales. Hasta Ron de Santis, que desde hace meses suena como favorito a convertirse en el aspirante Republicano a la Casa Blanca si Trump no se presenta, han alzado su voz contra la "caza de brujas".