La muerte de dos hermanas originarias de Arabia Saudí continúa revelándose como un auténtico misterio para las autoridades de Australia, país al que ambas emigraron en 2017. Sus cuerpos sin vida fueron hallados en un domicilio en habitaciones separadas y sin “signos de lesiones”, y los investigadores no son capaces de dar con una sola pista que dé luz a las “inusuales circunstancias” que rodean a su fallecimiento.
Fue el pasado mes de junio, el día 7, cuando los cadáveres, ahora identificados con nombre y apellidos, fueron localizados. Eran las hermanas Asra Abdullah Alsehli, de 24 años, y Amaal Abdullah Alsehli, de 23, dos jóvenes que procuraban pasar tan desapercibidas como fuese posible en el suburbio de Canterbury, en el oeste interior de Sídney, en Nueva Gales del Sur, donde residían.
La policía cree que ambas llevaban muertas un tiempo antes de ser descubiertas tras dar la alerta el propietario de la vivienda en la que se encontraban al no pagar el alquiler, pero más allá de ello los detalles que han manifestado conocer son pocos. Los investigadores apenas saben que llegaron en 2017, pero tampoco saben precisar con exactitud en qué trabajaban, mientras calificaban las muertes como “sospechosas”.
Se sabe que conducían un coche negro y que un empleado de una estación de servicio, según recoge NZ Herald citando al Daily Mail australiano, ha manifestado que parecían repostar su vehículo solo por la noche, pese a que una de las hermanas visitaba la tienda varias veces al día. Compraba café helado y otras veces bebida energética, y parecía “muy amable. “Nunca se veía triste”, afirma el empleado, pero más allá de ello, tampoco los vecinos parecen saber demasiado sobre ellas, señalando que pasaban en silencio, desapercibidas.
Algunos medios apuntan a que ambas llevaban cinco años comprometidas con un servicio de refugiados para ayudar a los extranjeros que buscan asilo y auxilio para escapar de las persecuciones, aunque las autoridades no han ahondado en detalles al respecto.
Por otro lado, el hallazgo de sus cadáveres se producía tras un informe de bienestar y una visita previa, en el mes de marzo, tras una llamada del administrador del edificio en que vivían.
“Se habían dejado comida en las áreas comunes y contactaron con la policía porque estaban preocupados por su bienestar”. En ese momento, “parecían estar bien” y “no se plantearon problemas”, han explicado las autoridades.
Entre tanto, mientras la investigación prosigue, la muerte de las hermanas Abdullah Alsehill continúa siendo un misterio.