Rainer Herrn: “Magnus Hirschfeld fue el primero que reivindicó los derechos de las minorías sexuales”
El historiador de la medicina Rainer Herrn explica a NIUS en esta entrevista la importancia en la defensa de las minorías sexuales de la labor que desempeñó el médico alemán Magnus Hirschfeld.
A esa figura histórica dedica su último volumen Herrn, que también centra su trabajo en el Instituto de Ciencias Sexuales fundado por Hirschfeld en Berlín a principios del siglo pasado.
Un alemán, el doctor Magnus Hirschfeld (1868-1935), se encuentra en el origen del movimiento por los derechos de la minoría abarcada por las siglas LGTBI. Hay que remontarse a principios del siglo pasado, concretamente a la agitada metrópolis que fue la Berlín de principios del siglo XX, para dar con esta decisiva figura histórica.
Pese a su relevancia, sólo hace escasas semanas que se ha publicado en su tierra natal el primer gran libro que cuenta la historia del Instituto de Ciencias Sexuales que levantó, financió y dirigió Hirschfeld entre 1919 y 1933. Ese volumen lo ha escrito Rainer Herrn (1957, Leipzig) y se titula Der Liebe und Dem Leid (Ed. Suhrkamp, 2022) o “El amor y el sufrimiento”.
MÁS
Sobre Hirschfeld, científico, judío y socialdemócrata, había en Alemania un “gran vacío” bibliográfico, según ha constatado el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. El libro de Herrn trata de paliar ese vacío. Der Liebe und Dem Leid es producto de nada menos de treinta años de trabajo de este historiador de medicina especializado en psiquiatría y en minorías sexuales.
Hirschfeld, que en su momento consideró la homosexualidad como un “tercer sexo”, además de acuñar el término travesti, según recogen las enciclopedias, fue un hombre adelantado a su tiempo. “Fue uno de los más importantes pioneros de la lucha de los derechos civiles de minorías sexuales en el mundo y, sobre todo, en Alemania”, dice Herrn en esta entrevista con NIUS.
Hirschfeld era un liberal en temas de sexualidad. Pero en el mundo académico y, en general, no se miraba a la sexualidad como un tema de estudio científico. La sexualidad se veía como algo sucio.
Su Instituto de Ciencias Sexuales fue una institución más bien incómoda para las autoridades de la inestable República de Weimar. Cayó víctima del nazismo una vez que, en 1933 Adolf Hitler y compañía se hicieron con el poder. Gran parte de su trabajo se perdió con la llegada de los nazis al poder.
A Hirschfeld le habían declarado la guerra abierta en el nacionalsocialismo. Joseph Goebbels, el propagandista de Hitler, allá 1928, dejó dicho que deseaba cerrar con “una sonora sacudida” el instituto de este médico judío una vez su partido tomara las riendas del país. Goebbels cumplió su funesto deseo.
“Cuando llegaron al poder los nacionalsocialistas, el instituto de Hirschfeld fue saqueado. Se robó allí cuanto había. Parte del material, libros, por ejemplo, fueron quemados en 1933. Esto hizo que las ciencias sexuales se dieran por terminadas”, explica Herrn.
Ahora, el legado de Hirschfeld inspira en buena medida a los estudios de género que proliferan en Humanidades pese a que, en su día, este médico puso el acento en la biología, no en “constructos sociales” como hacen las disciplinas de ciencias sociales donde se tiene más presente al trabajo de este científico alemán.
P: ¿Por qué es tan importante Magnus Hirschfeld como para que alguien le dedique un libro como el suyo, que ha costado tres décadas de trabajo?
Magnus Hirschfeld fue uno de los más importantes de los pioneros de la lucha de los derechos civiles de minorías sexuales en el mundo y, sobre todo, en Alemania. Magnus Hirschfeld, en 1897, fundó la primera organización del mundo que se dedicó a luchar a favor de la descriminalización de la homosexualidad entre hombres. Esto era algo, en aquella época, completamente nuevo. Además, era médico y fundó la especialidad llamadas ciencias sexuales.
Hirschfeld buscó tratar la homosexualidad a través de transplantes de testículos heterosexuales cuando la persona homosexual lo deseaba
P: ¿No había estudio de la sexualidad en aquella época?
La había pero siempre dentro de la psiquiatría. Esta especialidad era la que determinaba lo que era sano y lo que era una enfermedad. La aproximación de Hirschfeld a la sexualidad era diferente, porque se ocupaba de la sexualidad apoyándose en la biología. Él pensaba, en la línea de Charles Darwin, que la diversidad sexual era un resultado de la evolución y con el que se nacía. La suya era, entonces, una mirada muy moderna porque la medicina se orienta a las ciencias naturales porque ofrece verdades objetivas.
Así que, volviendo a su primera pregunta, Magnus Hirschfeld, hizo suyo el tema de los derechos civiles de las minorías sexuales y, entre otras cosas, trató de integrar en el mundo académico la disciplina de las ciencias sexuales, llegando a fundar en 1919 el Instituto de Ciencias Sexuales.
P: Magnus Hirschfeld se ocupó, entre otros temas, de la homosexualidad, tratando de explicarla a través de la biología. Como doctor, tuvo pacientes que quisieron “curar” esa homosexualidad, ¿no es cierto?
Así es. Desde la psiquiatría se pensaba que cosas como la homosexualidad o el travestismo eran características de la personalidad, cosas a las que se llegaba, que podían manifestarse en un momento dado. Ante esto, Hirschfeld era escéptico. Pero había homosexuales en su época que sufrían por ser homosexuales y en esos casos Hirschfeld buscó tratamientos a través de transplantes de testículos heterosexuales cuando la persona homosexual lo deseaba.
Hasta mediados de los años 20 no quedó claro que ni la homosexualidad ni otras orientaciones sexuales estaban determinadas por las hormonas.
P: ¿Y qué resultados obtuvo Hirschfeld con esos tratamiento?
Aquello fue un error. Se pensaba entonces, en una época en la que la investigación sobre las hormonas comenzó a darse, que la orientación sexual estaba determinada por las hormonas. Pero hasta mediados de los años 20 no quedó claro que ni la homosexualidad ni otras orientaciones sexuales estaban determinadas por las hormonas. Pero Hirschfeld no sólo se ocupó de los homosexuales.
P: ¿Qué más hizo?
Su especialidad fue mucho más grande. El Instituto de Ciencias Sexuales de Berlín que él fundó estaba en el centro de la capital de Alemania. Muchísimos berlineses fueron a ese instituto para informarse de asuntos sobre sexualidad y en busca de otras terapias. Porque Hirschfeld también se ocupó de temas como la impotencia en el hombre o la frigidez en la mujer. Además, Hirschfeld no estaba sólo. Su instituto era una gran institución con capacidad para 100 habitaciones para pacientes. Todo aquello lo pagaba de su propio bolsillo el propio Hirschfeld. No era una institución pública.
P: ¿Hizo avanzar la ciencia Hirschfeld pese a sus errores?
Sí, entre otras cosas porque en su instituto tenía colaboradores que recurrían al psicoanálisis y que hacían psicoterapia. Había muchos métodos de tratamiento posibles en el instituto de Hirschfeld.
P: Uno tiene la impresión, leyendo su libro, que Magnus Hirschfeld estuvo en su día en la vanguardia de científica. Pero eso no era una ventaja para él en tiempos de la República de Weimar. ¿Cómo fueron las relaciones entre Hirschfeld y la política de su tiempo?
El Instituto de Ciencias Sexuales de Hirschfeld era algo que reconocían las autoridades, como institución, pero no la financiaban. Entre otras cosas, porque se pensaba mucho que Hirschfeld lo que quería era apoyar de alguna manera la homosexualidad. Las autoridades, incluidas las científicas de aquella época, eran muy distantes con Hirschfeld. Trataron de mantenerse a distancia de él y de lo que hacía.
Con todo, el instituto de Hirschfeld, en 1920, recibió la visita del responsable del área de Cultura del Gobierno. Hirschfeld era socialdemócrata. Y el Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) fue responsable del primer Gobierno de la República Weimar. Hirschfeld creyó que con la ayuda de la socialdemocracia, la homosexualidad podía ser descriminalizada y que su instituto podía ser incluida en el mundo académico. Pero eso no se produjo.
P: ¿Qué pasó para que Hirschfeld no tuviera éxito?
Los gobiernos de la República Weimar se caracterizaron por ser inestables y tras la segundas elecciones generales que se celebraron en ese régimen los socialdemócratas perdieron la mayoría. Así, en los sucesivos gobiernos, los ministros para la cultura, que era un ámbito que entraba en la cartera de Educación, fueron de otros partidos, no del SPD.
En Múnich, a Hirschfeld le dieron tal paliza que se pensó que lo habían matado. A su vuelta de Múnich a Berlín, él leyó en el periódico una esquela con su nombre.
Quienes se hicieron cargo de ese área del Gobierno fueron todos escépticos con el trabajo de Hirschfeld. En las universidades, por otro lado, los profesores y responsables de la educación eran muy conservadores, y rechazaban el trabajo de Hirschfeld. Porque Hirschfeld, en realidad, era un liberal en temas de sexualidad. Pero en el mundo académico y, en general, no se miraba a la sexualidad como un tema de estudio científico. Se veía la sexualidad como algo sucio, algo a lo que mirar sólo por el agujero de la cerradura de la puerta.
P: ¿Qué evolución tuvo el trabajo de Hirschfeld?
Hirschfeld se topó en la República Weimar con la hostilidad de los conservadores y de los crecientes en influencia nacionalsocialistas. En una ocasión, en Múnich, donde fue a dar una conferencia, le dieron tal paliza que se pensó que lo habían matado. A su vuelta de Múnich a Berlín, leyó en el periódico una esquela con su nombre.
P: … y luego llegaron los nacionalsocialistas al poder.
Cuando llegaron al poder los nacionalsocialistas, el instituto de Hirschfeld fue saqueado. Se robó allí cuanto había. Parte del material, libros, por ejemplo, fueron quemados en 1933. Esto hizo que las ciencias sexuales, se dieran por terminadas. Y hubo que esperar a tiempos de la República Federal de Alemania [la Alemania Occidental, ndlr.], a los años 50 y 60, para ver de nuevo esta disciplina avanzar en Alemania.
P: ¿Nadie pudo continuar sobre el legado de Hirschfeld?
Sí, algunos de sus colaboradores trataron de seguir trabajando pero no tuvieron éxito. Hubo que esperar al movimiento anti-autoritario de los años 70 para ver ese legado siendo aprovechado. Pero hizo falta la rebelión de la generación joven ante la generación de quienes vivieron bajo el nacionalsocialismo, reivindicando otra forma de vivir la sexualidad.
P: Pero usted mismo ha señalado en una reciente entrevista con el semanario Der Spiegel que, hoy día, las ciencias sexuales, como las entendía Hirschfeld, han quedado en una especie de “hobby”.
En Alemania, en los 70 y en los 80, se intentó situar a las ciencias sexuales como una disciplina científica en varias universidades. Pero tampoco hubo éxito. Sin embargo, a día de hoy, tenemos importantes institutos dedicados a ciencias sexuales, como el del Hospital Universitario de La Charité de Berlín, pero también, y sobre todo, porque es el más importante, el del Hospital Universitario de Hamburgo-Eppendorf. Con todo, en Alemania, no hay una carrera universitaria de ciencias sexuales. En paralelo, sin embargo, lo que sí se han desarrollado son los estudios de género. Estos tratan temas de los que en el pasado se ocupaban las ciencias sexuales. Por ejemplo, el tema de la transexualidad.
En 1920, Hirschfeld logró que el Parlamento recomendara la eliminación de la parte del código penal que castigaba la homosexualidad.
P: Pero Hirschfeld pensaba que se era homosexual por una cuestión de biología y de pura evolución. En los estudios de género el foco está puesto en la idea de que, por ejemplo, se es mujer por la existencia de un constructo social. Ya decía Simone de Beauvoir eso de que “una no es mujer, una se hace mujer”.
Exacto. Pero no hay, por ejemplo, ninguna prueba científica a día de hoy que muestre que hay causas biológicas de la orientación sexual de una persona. Esto está claro. En los estudios de género el foco está puesto en condiciones sociales y culturales que promueven o producen una orientación sexual. Es una perspectiva que yo creo acertada.
P: Volviendo a lo que quería Magnus Hirschfeld para los homosexuales en su país, ¿Diría usted que hoy sus objetivos se cumplieron?
Sí y no. En 1920, Hirschfeld logró que el Parlamento recomendara la eliminación de la parte del código penal que castigaba la homosexualidad. Pero los Gobiernos que de la época no hicieron caso de esa recomendación que venía de la comisión parlamentaria del código penal. Hirschfeld, pese a todos sus esfuerzos, no tuvo éxito en su época.
P: … pero con el tiempo, por ejemplo, la homosexualidad dejó de ser ilegal.
Claro, la homosexualidad, el travestismo... lo que hizo en su momento Hirschfeld fue convertir estos asuntos en un tema político. Puso de relieve que las minorías sexuales las formaban individuos que eran personas que también tenían derechos humanos. Hirschfeld fue el primero, en Alemania y en el mundo, que reivindicó los derechos de las minorías sexuales. Con él comienza un movimiento que luego, ya fuera en la Alemania Occidental o en la República Democrática de Alemania [la RDA, la Alemania comunista, ndlr.] sí logró cosas positivas.