Drama y conmoción en la localidad de Karmei Yosef, en el centro de Israel, donde lo que iba a ser una alegre fiesta privada con piscina se convirtió en una auténtica tragedia en la que un hombre ha muerto en fatales circunstancias y otro ha resultado herido.
Todo sucedió mientras un grupo se encontraba en el centro de la piscina, entre colchonetas y música de ambiente al tiempo en que los que estaban en el exterior disfrutaban tomando algo al sol. Fue en un aciago instante cuando, repentinamente, el suelo bajo la piscina cedió, abriéndose una grieta que succionó a dos de los bañistas hacia el fondo, mientras varios, que escaparon de milagro, contemplaban atónitos la trágica escena, sin apenas margen para poder hacer nada por las víctimas.
De la alegría a los gritos, en ese momento el nivel del agua comenzó a bajar rápidamente creando un remolino que les arrastró, junto a todas las colchonetas, con gran fuerza. Solo uno de los dos hombres a los que arrastró consiguió salir vivo, con heridas leves en los pies y las piernas. El otro, un varón de 34 años, murió en el dramático accidente.
Los servicios de emergencia tardaron más de cuatro horas en rescatar el cadáver. Bomberos y equipos de rescate participaron en la extracción del cuerpo entre el temor a que algún mal gesto, alguna mala maniobra, pudiese provocar un segundo derrumbe todavía mayor. De hecho, para evitarlo, tuvieron que construir una estructura de apoyo con el fin de asegurar la superficie, que amenazaba con seguir agrietándose.
“Es un incidente muy inusual”, asegura uno de los rescatistas, detallando la complejidad de la operación y lo inesperado del suceso.
Las víctimas son empleados de una empresa que estaban celebrando una fiesta de verano. Todo ocurrió en cuestión de segundos y entre la incredulidad y el susto de las seis personas que en ese momento estaban en el agua.
Tras lo ocurrido, se ha abierto una investigación para determinar por qué se produje el incidente y si la piscina tenía licencia de apertura.