Durante casi tres años Ruru vivió en un oscuro y sucio establo de una pequeña ciudad a las afueras de Kiev. Su dueño tenía otros animales exóticos en su colección privada, como tortugas o pavos reales, y había construido una jaula en el establo donde Ruru pasaba sus días solos sin ningún tipo de limpieza o cuidado. Cuando la guerra estalló su propietario huyó, dejando a todos sus animales atrás. Durante los combates en Kiev hubo fuego de mortero en la zona y el establo. Todos los animales que en él se encontraban se dieron por muertos. Pero no, Ruru estaba vivo, aunque su historia acababa de comenzar.
El personal de un refugio de animales cercano, que había estado alimentando a los animales, logró sacar de allí a la mayoría , excepto a Ruru, ya que faltaba la llave de su recinto.
El joven león sobrevivió a pesar de los continuos bombardeos y la propietaria del refugio de animales, Asya Serpinska, y su nieta siguieron acudiendo hasta el establo semana tras semana para llevarle comida. Ya que no le podían liberar, al menos que no se muriera de hambre y sed.
Sin embargo, todos sus esfuerzos parecían haber sido en vano cuando las tropas rusas entraron a la localidad y colocaron minas, también en los restos del granero. Pero Serpinska consiguió persuadir a uno de los soldados con cigarrillos para no detonar la mina cerca del león y salvó la vida de Ruru, una vez más.
Solo cuando las tropas ucranianas recuperaron de nuevo el área de Kiev fue posible el rescate de Ruru, por parte de los activistas de la organización URSA, que lo trasladaron hasta Polonia. Una vez conseguidos todos los permisos para el traslado, Ruru ha podido finalmente llegar al centro de AAP en España, AAP Primadomus, y "su pesadilla ha terminado", celebra la organización.
Por delante, afirma APP, "quedan meses de tranquilidad y rehabilitación para asegurar que pueda tener una vida digna y más acorde a sus necesidades, con los cuidados especializados que se le han negado durante toda su vida".
Su historia pone de relieve la dificultad de mantener a estos animales en condiciones adecuadas por parte de particulares: hace falta recursos, conocimientos y cuidados difícilmente proporcionables fuera de una institución especializada.
El león es una especie listada en el anexo I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES), que le otorga el mayor nivel de protección posible en el comercio internacional. Sin embargo, no excluye el comercio de ejemplares procedentes de la cría en cautividad. La gran mayoría de los leones en Europa no han sido capturados en estado salvaje, sino criados; en muchos casos, legalmente, según la entidad.
APP explica que, al igual que en Ucrania, en España, salvo en cuatro comunidades autónomas, es "perfectamente legal (con la documentación pertinente) tener, comerciar y transportar animales salvajes", desde un cocodrilo hasta un elefante. Es por ello que desde la organización, además de rescatar animales, también lucha por la implantación de un Listado Positivo, "una lista que delimite y defina claramente las especies susceptibles de comercio y tenencia como animales de compañía, quedando prohibidas todas las demás".
El objetivo es "poner fin, de una vez, a los riesgos innecesarios que la situación actual supone para los animales, las personas y el medio ambiente", concluye la organización.