Boris Johnson dimite. Lo ha dicho el líder conservador ante los medios, que esperaban la noticia frente a las puertas de Downing Street. El primer ministro acumula en sus poco más de 1.000 días al frente del Gobierno británico una abultada colección de escándalos y polémicas, que van de la corrupción, el negacionismo a las fiestas en pleno confinamiento. Su rechazo a las reglas establecidas, un populismo al más puro estilo trumpista que arrastró a miles de ciudadanos a votarlo, tras prometer un Brexit exprés y que ha terminado con el 56 % de los electores pidiendo que se vaya.
El dinero para reformas en Downing Street
De los primeros escándalos a los que se enfrentó Boris Johnson fue una acusación de corrupción después de que mensajes de WhatsApp destapara que había pedido dinero a un donante del Partido Conservador para reformar su residencia en Downing Street. Los medios de comunicación británicos informaron que el trabajo costó alrededor de £ 200.000.
Johnson no informó sobre las donaciones que están estrictamente controladas en el Reino Unido y que los políticos tienen la obligación de informar a un comisión especial. El Partido Conservador fue multado en diciembre del año pasado.
En febrero, Boris Johnson eligió a Christopher Pincher Pincher como segundo encargado de mantener la disciplina parlamentaria del grupo conservador, pero la semana pasada, Pincher presentó su dimisión del partido, sin renunciar a su escaño, tras reconocer que había incomodado a otras personas durante una noche de borrachera.
El señor legislador ya tenía antecedentes por acoso sexual que Johnson ignoró y que declaró no conocer, mintiendo a sabiendas, porque esa información le fue comunicada al primer ministro desde 2019.
Durante los años de su alcaldía en Londres (2009-2012) Boris Johnson fue acusado de mantener relaciones extramatrimoniales con algunas de sus subordinadas e incluso de dejar a varias embarazadas. También fue criticado por comentarios xenófobos contra afrodescendientes y musulmanes.
La gota que colmó la paciencia de los británicos y de sus compañeros de partido fueron las fiestas celebradas por miembros del Gobierno de Johnson, incluso en la propia oficina del primer ministro, violando las estrictas normas de confinamiento decretadas por la pandemia de Covid-19.
Johnson fue multado por la policía por asistir a una fiesta de cumpleaños, y se vio obligado a pedir disculpas a la reina Isabel después de que se descubriera que el personal había salido de fiesta en Downing Street en la víspera del funeral de su marido.