Una familia de granjeros en el estado norteamericano de Alabama ha perdido 15 cabezas de ganado después de que una tormenta eléctrica de gran virulencia atravesara la zona generando graves daños y cobrándose la vida de la quincena de vacas.
El incidente ha causado estragos en el centro del estado donde, a parte del ganado muerto, ha habido que lamentar daños materiales.
Una vez que los nubarrones se hubieron disipado, algunos miembros de la familia se desplazaron hasta los prados en los que se encontraban paciendo las vacas. Según publican medios locales, al llegar al lugar los granjeros hicieron recuento y pudieron constatar que 15 animales habían fallecido por el impacto de los rayos.
Las autoridades locales han informado a los medios de los daños causados por un temporal que también ha llegado a otros estados del sur de Estados Unidos. A los rayos producidos por los rayos hay que sumar también el efecto de las inundaciones que han afectado a gran parte del territorio sureño donde un gran porcentaje de la población continúa sin suministro eléctrico.
Las estadísticas señalan que el impacto de rayos tiene una letalidad del 10% si bien puede dejar graves secuelas en los supervivientes.
La causa más común de muerte es el paro cardiaco que se produce en el momento del impacto. Otra causa de muerte puede ser un fallo cerebral que normalmente se produce días después.
En cuanto a los síntomas que se pueden llegar a experimentar a largo plazo se incluye el dolor crónico, dolores de cabeza, cambios de personalidad, problemas de memoria, problemas cognitivos o depresión.
Ante una situación de riesgo provocada por una tormenta en el campo, según Protección Civil, lo recomendable es buscar un lugar donde cobijarse, como un coche o un edificio, evitando permanecer al aire libre, sobre todo en praderas y lugares muy abiertos.
En caso de estar lejos de un refugio adecuado, debe mantenerse alejado de las masas de agua y de los objetos altos. Se debe encontrar un lugar bajo o una depresión en el terreno pero no hay que tumbarse en el suelo.
Hay que evitar permanecer en lo alto de las colinas y no refugiarse debajo de árboles, en particular si están aislados o de los más altos. También debemos alejarnos de alambradas, verjas, vías del tren y otros objetos metálicos, al igual que de zonas ricas en mineral de hierro.