Una boda real acapara todas las miradas en Europa. Se ha casado, en segundas nupcias, la princesa Marta Luisa, hija de los reyes de Noruega. Se trata de un enlace que viene servido con polémica: el novio, Durek Verret, es un "chamán" estadounidense que presume de curandero y de hablar con todo tipo de espíritus.
Marta Luisa y Durek son los felices protagonistas de la última boda del siglo, una de esas muchas que se celebran cada poco. Ella es hija "díscola" de los reyes de Noruega, madre de tres hijos con un antiguo marido que se suicidó al poco del divorcio. Él es Durek Verret, estadounidense, que se dedica a ser guía espiritual de famosos, amante de la vida y de sus cosas. Es un tipo de esos que se hacen notar: presume de haber sido faraón en su anterior vida.
El punto exótico, incluso polémico de la pareja, casa mal con el rigor que se le atribuye al país. Aún así, el rey Harald y la reina Sonia se han sumado a la ceremonia a la que los fiordos han regalado un entorno de cuento.
Unos 400 invitados han disfrutado de cuatro largos días de fiesta previos al enlace. El hermano de la novia, Hakkon y su mujer Mette Marit tampoco se la han querido perder, pese al mal momento que atraviesa ella con su hijo Marius recién detenido por una presunta agresión.
La boda se ha celebrado oculta por una exclusiva, y tendrá documental. La hija mayor de los reyes de Noruega ha salido de un coche negro escondida bajo una enorme sábana blanca para no desvelar ningún detalle de su vestido.
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