Analizamos el reportaje de foto fija y vídeo que ha realizado el equipo fotográfico audiovisual de la Casa Real en el despacho de Felipe VI coincidiendo con el X Aniversario de su proclamación. Destaca en las instantáneas la sobriedad y la institucionalidad de las imágenes pero hay otras claves de interés en cada una de las fotos.
1.- La primera instantánea de nuestro rey, con el cuadro de Carlos III detrás, nos está ofreciendo claves reveladoras en su rostro: ceño fruncido que muestra preocupación intensa. La arruga más larga y pronunciada en la frente indica que la persona se centra demasiado en los problemas y es signo de que esa profunda marca muestra que está solicitando ayuda sin pedirla. La posición de las piernas perfectamente alineadas con los pies, por otra parte, es evidencia de firmeza y seguridad. Concentración en el rostro y mirada al papel para fijar la atención del ojo de la cámara son otros elementos a tener en cuenta.
2.- Primer plano en que Felipe VI agudiza el ceño fruncido, pero esta vez con la mirada más baja hacia el papel, como pensando y repasando lo que ha escrito. Felipe VI es concienzudo en su trabajo. Revisa, corrige, elabora y vuelve a repasar. No se quiere equivocar. Cuanto más mira hacia abajo, el rostro del fotografiado más nos muestra su carácter férreo para tomar determinaciones.
3.- Esa mirada lejana, perdida hacia el horizonte, que ya pudimos estudiar en el reportaje de la Familia Real en los jardines del Palacio Real, con los labios finos y apretados, son una señal de que está preocupado por el futuro, por lo que pueda venir y lo que sucederá, pero a la vez la posición de sus manos está mostrando serenidad por la forma en que descansan sobre la mesa.
4.- En esta imagen se confirma lo que la anterior instantánea transmite levemente, la mira al infinito, el futuro y a la vez la preocupación por los asuntos cercanos. La mirada lejana está acompañada del ceño fruncido, se une la incertidumbre a la preocupación. Las manos y el torso son el equilibrio que logra captar el fotógrafo para conseguir la armonía general. Estar en mangas de camisa hace que la figura del rey sea más cercana al ciudadano, por ser más informal y menos institucional el posado.
5.- El blanco y negro de este retrato da más fuerza a la imagen. Es un juego perfecto de luces y sombras, que no nos ofrece la foto en color. Esta es la clave para mostrar el rey en un primer plano secundario donde lo importante es el escenario y menos la figura humana. Hay un clímax muy especial en todo el ambiente que es capaz de capturar la atención del espectador porque transmite seriedad y sobriedad.
6.- La apuesta por el blanco y negro se ve reforzada en esta fotografía donde el rey sí es el protagonista en un plano americano con rostro pensativo, torso erguido y manos seguras. Es una de las mejores instantáneas del reportaje porque es capaz de generar paz y emociones positivas. La clave de la foto es como que desnuda al personaje y lo pone enfrente del sujeto receptor para que haga su propia valoración.
7.- Esta es la foto del hombre, no del rey. Sentado en el borde la mesa, tecleando el móvil, pisada firme sobre el suelo. Felipe VI presenta su imagen más ejecutiva y cercana al ciudadano para que queda patente que quiere ser familiar y próximo, fuera del protocolo que marcan las instantáneas de la Casa Real.
El vídeo, sin sonido, para centrar toda la atención en la imagen, está forzado porque resulta artificial la forma en que han captado los planos. Los movimientos de cámara deberían ser más ágiles, con una realización y montaje más vivo y efectivo. Las transiciones deberían tender a ser menos bruscas, más suaves. No obstante, son un apoyo a la foto fija del reportaje que tiene el valor de mostrar al rey de carne y hueso en su aniversario de la llegada al trono.
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