Quienes lo han visitado dicen que es el sitio idóneo para olvidarse del tiempo, para poner en práctica la filosofía slow life o aquello de vivir sin prisas, sin agobios. La ubicación ayuda. El edificio está a los pies de una playa, la de Langosteira, y desde sus ventanas lo que se ve es la inmensidad del Océano Atlántico. El hotel Bela Fisterra, situado en A Coruña, destaca por su singularidad. Acumula ocho premios, algunos de ellos de gran prestigio internacional, por su diseño y su arquitectura responsable.
“Si algo teníamos claro es que queríamos un hotel que fuese sostenible”, cuenta Pepe Formoso, su propietario, a NIUS. Y lo consiguieron. Todo en este establecimiento lo es. Desde el sistema de riego hasta los huevos que los huéspedes degustan en el desayuno.
El principio sostenible sobre el que se asienta Bela Fisterra le ha valido su último reconocimiento: los comisarios de ‘Galicia futura’ lo han elegido como uno de los nueve edificios más evolucionados de la comunidad. Es el único hotel presente en la muestra.
El Bela Fisterra es un hotel con conciencia ecológica. Para calentar el agua utilizan la geotermia. Para encender las bombillas, la energía solar. La lluvia tampoco se desaprovecha y se almacena para el riego. “Las cubiertas están inclinadas hacia el patio central, de forma que el agua cae sobre el jardín. Además, el excedente se almacena en un gran tanque, que se utiliza cuando no llueve”, explica Formoso. Es el único hotel de la comunidad que cuenta con el sello Galicia Calidade a la geotermia.
El sello de sostenible también aparece en los productos que consumen los huéspedes. “Todos nuestros proveedores son de proximidad”, cuenta. Los huevos son de gallinas que viven en libertad en la zona; el aceite y los vinos son gallegos; y la miel, las patatas y la leche proceden de la misma Costa da Morte. El agua también es ‘kilómetro cero’. “Hay una fuente artificial en el centro del edificio y los huéspedes pueden consumirla de forma gratuita llenando unas botellas de vidrio”, cuenta.
Pero la arquitectura de este hotel del futuro, diseñado y construido por los arquitectos Covadonga Carrasco y Juan Creus, es también un viaje al pasado. Su estructura rectangular, con un patio abierto ajardinado en el centro, evoca a las antiguas conserveras y salazones. Había muchas por esta zona de A Costa da Morte. En ellas se salaba el pescado cuando no existía la electricidad. “Es un homenaje al patrimonio arquitectónico gallego”, dice Formoso.
El Bela Fisterra es también un homenaje a los libros. Es, de hecho, el primer hotel literario de Galicia. Cada una de sus 16 habitaciones está dedicada a una obra de la literatura universal. Todas tienen un denominador común: están vinculadas con el mar. Una de ellas rinde tributo a Los viajes de Gulliver. Otra, a Simbad el Marino. Tampoco falta el recuerdo a Madera de Boj, el libro que el escritor gallego Camilo José Cela escribió mirando hacia el ‘fin del mundo’, en la propia playa de Langosteira, donde se encuentra este hotel.
Solo una de esas habitaciones no está ligada a una obra fija. Es un espacio itinerante que apadrina o amadrina un autor durante un tiempo. La primera madrina fue la escritora gallega Yolanda Castaño. El siguiente será el Premio Nacional de Poesía, Juan Carlos Mestre. Cuando ‘toman posesión’ se musealiza. Por eso, porque cambia, esta habitación ha sido bautizada como 'Marea Viva'.
“Queríamos que no fuese solo un sitio para descansar, sino también una instalación con vida, con alma”, explica Formoso. Es por eso que suele ser también un escenario de conciertos, de exhibiciones gastronómicas y enológicas y de exposiciones. Bela Fisterra es un mar de letras y, también, de eventos.