Cada día llega al Palacio de los Deportes de Riazor, donde juega y entrena el Deportivo Liceo de hockey sobre patines, con su mochila al hombro y dispuesta a trabajar. Entre sus funciones están la de llevar el material a la pista, proporcionar agua a los jugadores o colocar los sticks. En los últimos días estas tareas las desempeña con más alegría que nunca. Después de un período de prácticas y con 23 años, Pilar Pouso acaba de firmar su primer contrato laboral.
El club coruñés ha decidido incorporar a esta joven con síndrome de Down a su staff técnico. Al menos durante los próximos seis meses, Pili, como todos la conocen, reforzará la utilería en el equipo masculino que compite en la OK Liga. Será la encargada de ayudar a Fran Tato, utillero del equipo, en la gestión del material.
Pili no puede estar más satisfecha con la oportunidad laboral que le ha brindado el Liceo. “Estoy muy contenta”, reconoce a NIUS. Tras pasar un período de prácticas de dos meses superado con nota, Pili firmó este 2 de marzo el contrato que tanto ansiaba.
Pili acude al pabellón los cuatro días de la semana que entrena el Liceo y, también, los sábados que el equipo juega como local. Durante los entrenamientos, está pendiente de entregar a los jugadores el material que necesitan. También suele dar vueltas al pabellón, recogiendo las bolas que terminan en la grada. Al acabar cada sesión, es la encargada de tirar las botellas vacías y dejar ordenada la pista. “Es muy responsable”, reconocen en el club.
Hace unos días, Pili tuvo que quedarse al frente de todo después de que Fran Tato no pudiese asistir a uno de los entrenamientos por un problema en la cadera. “Los que estaban en el pabellón me dijeron que andaba ‘como una moto’ porque quería que estuviera todo en orden”, cuenta el utillero. Pili asegura que, ante ese reto, no se puso nerviosa.
La faceta solidaria del capitán del Liceo, David Torres, daría para un reportaje aparte. Él fue quien hizo posible que el fichaje de Pili se materializase.
El que es el emblema del equipo abandera una iniciativa llamada “1 partido, 1 causa”. Su objetivo, en cada encuentro que juega como local, es visibilizar el trabajo de las entidades sociales coruñesas. Lo hace personalizando sus brazaletes. Precisamente, fue tras una causa dedicada a la Asociación Down Coruña cuando el jugador intermedió para que el club contratase a alguna de las personas que participaba en el programa de empleo de esta entidad.
Y fue dicho… y hecho. En Down Coruña se encargaron de seleccionar un perfil que se adaptase a las necesidades del Liceo y, finalmente, Pili fue la elegida. “Encajaba al 100% en el puesto”, cuenta a NIUS María José España, responsable de empleo de esta entidad. Uno de los motivos de peso para elegirla fue su afición por el mundo del deporte. Le encanta ver el fútbol y el baloncesto y practica kárate y pádel. Ahora, además, disfruta con el hockey sobre patines.
“Para ella, como para cualquier persona, tener un trabajo es una ilusión muy grande, un motivo para sentirse orgullosa, segura, útil e integrada”, cuenta María José. El caso de Pili no es único. Hay otras empresas de A Coruña, de sectores muy diversos, que han apostado por la inclusión de personas con discapacidad intelectual.
“Tenemos a chicos trabajando como auxiliares administrativos, como conserjes, en grandes superficies o en la hostelería. Los perfiles son muy diversos”, cuenta María José, quien se encarga, junto con otras personas en la asociación, de fomentar sus habilidades sociales y sacarle partido a sus capacidades.
La contratación de Pili en un club como el Liceo, que milita en la máxima categoría española, supone un gran escaparate de valores. “Nos va a ayudar mucho a visibilizar la inserción laboral de las personas con síndrome de Down porque va a estar en un sitio donde va a ser vista por mucha gente. Va a quedar constancia de que es capaz de hacer un trabajo como lo haría cualquier otra persona”, dicen desde Down Coruña.
Pili ya ha vivido el que ha sido su primer partido trabajando en la pista, como utillera. Parte del trabajo de ese día, explica, consistió en dar ánimos a los jugadores. Las cosas no salieron nada mal. “Ganamos”, cuenta la joven con alegría.
Pili ha llegado para hacer todavía más grande a la familia liceísta.