La edad es, para ella, simplemente una cifra. A sus 90 años, Dolores Barro no se pone límites. Es habitual verla conduciendo su coche por las calles de Viveiro (Lugo), donde vive. También, tomando café con sus amigas o caminando con sus zapatillas deportivas por el pueblo. Anda mucho, todos los días. Por eso, no le asusta el reto que tiene entre manos: hacer su cuarto Camino de Santiago.
Lolita, como es conocida en esta localidad lucense, iniciará el peregrinaje hacia la capital gallega este sábado, 22 de enero. Hará una etapa al mes del Camino Primitivo hasta conseguir su Compostela. Su objetivo es completar toda la ruta a pie. “Mi sobrina me dice que estoy loca”, bromea. Pero ella se ve con fuerza y con energía para poder completar la aventura.
Este sábado sale en autobús hasta Lugo, con otros 35 vecinos de Viveiro. Allí, en la capital lucense, emprenderá el Camino de Santiago con unas 200 personas de diferentes parroquias de la diócesis de Lugo. “No pretendo llegar la primera. Yo voy a ir a mi ritmo”, asegura.
Lolita será la persona más veterana que participe en la caminata. Le lleva 16 años a la segunda más mayor. “Estamos vendiendo la piel del oso antes de cazarlo... ¿Y si fracaso y no llego?”, se pregunta ahora, a sabiendas de que su aventura ha suscitado la admiración de sus vecinos. “Yo lo voy a intentar”, dice. “Y si no, llevamos un coche escoba detrás”, añade.
Lolita y el resto de peregrinos empezarán fuerte. La primera etapa es de 18 kilómetros. Es el triple de lo que esta valiente vecina de Viveiro suele caminar en un día. “No es que me guste mucho andar, pero me obligo a salir de casa todos los días para hacerlo. Me niego a aferrarme al sofá”, sostiene.
Todos los que conocen a Lolita destacan su vitalidad, su tesón y su buen humor. También su estupendo estado físico. Nadie diría que está a punto de cumplir los 91 años. “Los haré el 23 de febrero, sí el 23-F, pero aún no me pongas los 91”, recalca. Esa es la edad que tendrá cuando acabe la ruta, allá por el mes de mayo.
Esta será la primera vez que haga el Camino Primitivo. Antes había hecho otras rutas hacia Compostela. Recuerda con especial cariño las peregrinaciones que hizo con sus alumnos, cuando todavía era maestra. “¡Me encanta hacer el Camino de Santiago!”, exclama. “Es una experiencia maravillosa. Siempre te encuentras a gente con la que charlar, con la que intercambiar opiniones o contar historias”. En eso a Lolita no le gana nadie. Tiene historias para escribir un libro.
Lolita siempre ha sido una persona muy independiente. Soltera y sin hijos, vive sola. “Eso te obliga a hacer muchas más cosas. A mí no me gusta tener que depender de nadie”, dice. Por eso, entre otras cosas, se sacó el carné de conducir y sigue haciendo uso de su coche siempre que lo necesita.
Fue maestra. Su primer destino como profesora, cuenta, fue en una escuela de la sierra de O Courel, en Lugo. "Hace 60 años teníamos que caminar mucho. No siempre había autobuses, ni un coche para subir y bajar”, recuerda. Después, logró regresar a su tierra natal, a Xove, en A Mariña de Lugo, donde continuó su trayectoria profesional.
Se jubiló hace 15 años, con 65. “Ya estarán cansados de pagarme el retiro”, bromea. Desde entonces, además de a caminar, se dedica a hacer los quehaceres diarios de la casa. “Voy a hacer la compra, me hago la comida, voy a pasear, a ver los escaparates… ¡Hay muchas cosas que hacer en este pueblo!”, asegura. Todos los días, a la misma hora, se reúne con un grupo de amigas para tomar café en un bar de la localidad.
Lolita asegura que detrás de su buen estado mental y físico no existe ningún elixir de la eterna juventud. “No hago nada especial, llevo una vida normal y corriente. Como mucha verdura y pescado y aunque la carne no me entusiasme demasiado… pues alguna también como”, explica. “Duermo bien y supongo que también será que tengo unos genes que responden”, añade entre risas.
A horas de empezar la aventura, dice tener todo listo. La ropa, la mochila y unas zapatillas nuevas que compró en las rebajas y que, por supuesto, ya ha utilizado para adaptarlas al pie. Ahora solo le queda disfrutar del camino.