El juzgado cierra el caso de Déborah Fernández: mantienen que se trató de un homicidio
La familia tacha de "artimaña" al exnovio de Déborah al realizar esa solicitud sobre la muerte de la joven
El caso fue archivado por falta de pruebas incriminatorias contra Pablo, la expareja
El juzgado archivó el pasado mes de junio el caso Déborah: el ADN del exnovio no coincidía con el comparado por la investigación
La petición del exnovio de Déborah Fernández-Cervera, la joven de 21 años encontrada muerta, en 2002 en una cuneta de O Rosal, Pontevedra, ha sido rechazada por el juzgado de instrucción número 2 de Tui.
El hombre, que estaba siendo investigado por su desaparición y muerte, había solicitado que se declarase el fallecimiento de Déborah como “indeterminado” y se sigue manteniendo que fue un homicidio a pesar de que el procedimiento se archivase en junio por falta de indicios sólidos contra él.
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A través de redes sociales, la familia de la chica ha calificado al exnovio como “artimaña” y han argumentado que trata de “limpiar su propia imagen”. En junio, la jueza archivó de manera provisional el procedimiento por el que se investigaba el extraño caso de Déborah, entre abril y mayo de 2002, al no haber pruebas suficientes contra el único investigado en la causa, su exnovio.
La jueza archivó el procedimiento en junio tras no tener pruebas concluyentes
La jueza argumentó que "ni los testimonios recabados, ni la práctica de la exhumación del cuerpo de la víctima, ni la inspección de un arcón congelador propiedad en su día del investigado", arrojaron "ningún resultado positivo para la investigación", como tampoco lo hizo el análisis del móvil de la víctima, el cual fue encontrado casualmente con motivo de unas obras, 16 años después de haber sido entregado por la familia y sin tarjeta SIM.
Los restos de semen hallados en la vagina de la chica, así como en un pañuelo y en un preservativo depositados al lado de su cuerpo junto con un pelo, revelaron que el ADN no se correspondía con la muestra recogida de Pablo, su exnovio.
La familia también ha denominado las investigaciones como un “cúmulo de chapuzas con decisiones incomprensibles”, además de que tardasen años en revisar el teléfono u ordenador de la joven o el coche de su expareja. Explican que tampoco se indagó en el listado de llamadas de teléfono, en el cual aparece casi una treintena de huecos en blanco.
La investigación fue reabierta a finales de 2019 y fue en febrero de 2022 cuando, por primera vez en casi 20 años, se citó como investigada a una persona, su exnovio, que compareció en el juzgado de Tui en marzo y proclamó su inocencia.
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