El juez Vázquez Taín ve “paralelismo” entre la situación de Barbate y el narcotráfico de los años 90 en Galicia

La muerte de dos guardias civiles que fueron embestidos por una narcolancha en Barbate no sólo ha conmocionado a los vecinos de la zona, que dicen estar “completamente destrozados” por el suceso, sino a todo el país.

Los vecinos y vecinas del pueblo, que ven como los narcos se han convertido en héroes para los jóvenes, aseguran “sentir vergüenza” por como varios individuos jaleaban a los narcotraficantes que acabaron matando a los agentes.

“Los que jaleaban eran jóvenes, creo que lo hacían como si fuera una diversión para ellos, como si estuvieran viendo una película”, explicaba Antonio Alba, vecino de Barbate.

Ante tal suceso, resultado del asentamiento del narcotráfico en la localidad gaditana hace unos años, resulta inevitable hacer una analogía entre lo que está pasando allí y lo que sucedía en los noventa en las Rías Baixas (Pontevedra), lo que dio lugar a comprometidas publicaciones como Fariña, y a exitosas piezas audiovisuales bastante fieles a la realidad.

En Informativos Telecinco hemos charlado con el juez Vázquez Taín sobre este tema, y nos ha explicado que el paralelismo de lo que sucede ahora en Barbate con lo que sucedía en Galicia se produce, sobre todo, en el ámbito social.

“Cuando yo llegué a Villagarcia en el 1998, los héroes eran los narcos”, cuenta Taín,  también entonces se luchaba contra “molinos de viento” sin apenas medios, y “ellos eran los aclamados, los que provocaban expectación en la sociedad”, añade.

“Recuerdo que, cuando hicimos las primeras incautaciones, había manifestaciones pidiendo la legalización no la represión, y se nos trataba como si nosotros fuésemos los represores”, expone el juez gallego, “hizo falta un giro para que empezaran a vernos a nosotros como los buenos y a ellos (los narcos) como los malos”, “ese apoyo social fue fundamental también para que desde el ámbito político se nos apoyara”, expone.

“Las sentencias que aplicamos no son ejemplares”

“La justicia no puede ser un obstáculo”, denuncia el jurista. “El problema que tienen en Barbate es que al tratarse de hachís se arriesgan a unas penas de 3 a 6 años de prisión, saben que los procedimientos van a estar 3, 4 o 5 años en instrucción porque no hay órganos preparados (porque están sobrecargados de trabajo, no porque la justicia vaya lenta), y entonces nos encontramos con narcos que a los pocos meses salen a la calle, porque no van a poder esperar en  prisión hasta el día del juicio, y ese entrar y salir les da la sensación de impunidad”. “Luego llegan los juicios, 4 o 5 años después, macrocausas donde hay arreglos, hay rebajas, y salen con muy poca pena", detalla, "entonces esa sensación de impunidad se la damos la justicia: porque no los tenemos en prisión provisional, porque no tenemos sentencias rápidas y porque las sentencias no son ejemplares, les da sensación de impunidad a ellos”.

Esa sensación de impunidad también motiva a los jóvenes a meterse en el mundo del narcotráfico, explica,  “porque piensan que no es tan arriesgado”, "y aporta dinero fácil"; “ahí es donde nosotros tenemos que hacer una reforma en nuestro ámbito judicial para que eso no suceda”, asegura.

“Ver la tele estos días me recuerda a mis primeros años de lucha contra el narcotráfico”

En las Rías Baixas, expone Vázquez Taín, había la creencia generalizada de que “el narco generaba riqueza, que movía mucho dinero, que era una especie de lluvia de euros” (…) “hubo que convencer a la sociedad de que en realidad esa actividad arruinaba los negocios lícitos (...) pero nos llevó mucho tiempo”, precisa.

“Ver la tele estos días me recuerda a mis primeros años de lucha contra el narcotráfico”, se sincera Vázquez Taín, que con el tiempo ha ganado experiencia y una perspectiva privilegiada para dar sus propias recomendaciones a la hora de aplicar la justicia: “La solución pasa por no aplicar la misma metodología para el robo de cobre, para el hurto en supermercado o las estafas en internet que para el narcotráfico, se necesitan métodos específicos acordes al origen y la dimensión del problema”.

“Mientras no lo veamos así”, concluye el jurista, “seremos simplemente burocracia y no seremos justicia”.

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