La Policía Nacional todavía no ha dado con los atracadores que asaltaron, a punta de pistola, una administración de lotería ubicada en la rúa Lamas de Prado de Lugo el pasado 4 de enero, llevándose un botín de casi 400.000 euros.
Y es que el caso resulta misterioso para los investigadores, que observan contradicciones tanto en el devenir de los acontecimientos durante el asalto como en el modus operandi de los asaltantes.
Aquella mañana, a primera hora, dos encapuchados se colaron en la administración que regenta Guillermo Rodríguez Rozas, amenazándolo, presuntamente, con un arma de fuego para que abriese las dos cajas fuertes del negocio.
A los agentes de la comisaría de Lugo encargados del caso, el Grupo V, especializado en delitos contra el patrimonio, les resulta curioso que los ladrones conocieran que el importe que había en ese momento en la administración de lotería fuese tan elevado, pues no es lo habitual.
Según aseguran los loteros de la provincia entrevistados por La Voz de Galicia, “es muy poco común” alcanzar una cantidad de 400.000 euros en efectivo en una administración de barrio como la atracada por dos motivos: el primero, que los loteros “suelen ir ingresando en el banco el sobrante poco a poco”, y no de una sola atacada como pretendía hacer el lucense asaltado; y el segundo, que la mayoría de las compras de décimos y boletos que se realizan en la actualidad se hacen ya a través del pago con tarjeta, que no deja dinero en la administración.
Es por ello que los investigadores tratan ahora de certificar si realmente se llevaron los 400.000 euros que asegura el lotero y, de ser así, el motivo por el que acumuló tanto dinero en efectivo en su negocio en lugar de ir ingresándolo poco a poco.
Esta y otras preguntas continúan sin una respuesta clara para los agentes, que según leemos en la prensa local, “siguen tirando de todos los hilos que manejan en este momento”.
La primera y más importante de las preguntas sin resolver de este caso es: ¿Quiénes son los atracadores?; dice la prensa que por el momento lo desconocen y no descartan “que llegasen de fuera para realizar el atraco”.
Según el lotero, ellos mismos le dijeron que eran colombianos, algo que habría ratificado su marcado acento; no obstante, reza la prensa local que “podrían haber mentido para despistar y ocultar su nacionalidad real”. A lo que añade que “su método fue profesional en muchos aspectos, así que no parece que fuese su primer robo”, aseguran.
La segunda pregunta que se hacen los investigadores es: ¿Por qué tenían información privilegiada de la administración? De nuevo según el testimonio del lotero, los ladrones sabían perfectamente cuando debían dar el golpe pues “justo ese día tenía cita para ingresar 230.000 euros en efectivo en el banco”, dinero que planeaba llevar el lotero en persona, motivo por el que fue a la administración más temprano de lo habitual. Por alguna razón, añade, “los ladrones sabían que acudiría más temprano al negocio porque a las 8:30 ya estaban listos para atracar”, y normalmente no abre hasta las 9:00.
Los atracadores también sabían que dentro de la primera caja fuerte estaba la llave que daba acceso a la segunda y que la cabina interior no se puede abrir desde fuera, información privilegiada que han hecho saltar las alarmas de los agentes.
Otra cosa que llama la atención de los investigadores es la vestimenta de los atracadores: pues la cámara de una lavandería cercana que captó su entrada en el negocio muestra que llevaban chalecos reflectantes, una prenda que en principio, por poco que se sepa de atracos, no es la mejor para pasar desapercibidos.
Además, estas mismas imágenes muestran que, cuando los ladrones llevan unos minutos dentro de la administración, se enciende la luz del local, un movimiento que también llama la atención de los agentes pues no es lo habitual, de nuevo, para pasar desapercibidos en un atraco.
Por último, el lotero asaltado explicó que solamente vio un arma de fuego empuñada por uno de los atracadores, sin embargo, añadió posteriormente que podrían tener otra, ya que “le pareció sentir cómo el otro ladrón apretaba una pistola contra su nuca cuando lo tenían inmovilizado mientras desvalijaban las cajas fuertes”, un relato que llama la atención de los investigadores, que aseguran que “para una persona normal es imposible reconocer si un arma es real o una réplica y mucho menos en una situación de tensión”.
La investigación, tanto por parte de los investigadores como por parte del seguro, sigue en marcha, por lo que habrá que hacerse con unas palomitas para seguir el devenir de esta historia llena de incógnitas e incongruencias.
Síguenos en nuestro canal de WhatsApp y conoce toda la actualidad al momento.