Mar Dorrio y Javier Cuadrado tienen doce hijos de entre 7 y 25 años. No hace falta realizar un gran esfuerzo mental para saber que si el día a día es un no parar, en estas fechas tan destacadas en el calendario, con familia numerosa e invitados a la mesa, el bullicio en esta casa se multiplica considerablemente.

Pero la clave de esta familia gallega para no volverse locos en Navidad es la organización y, sobre todo, la simplicidad: “No nos complicamos la existencia… lo que realmente nos importa es tener un ambiente de fiesta y estar juntos”, confiesa Mar Dorrio a los micrófonos de Informativos Telecinco.

Esta ferrolana, autora de tres libros y creadora de contenido en la cuenta de Instagram, Whynottwelve?, con más de 12.000 seguidores, confiesa que le gustan las Navidades “porque no hay horarios, en casa bajamos mucho el ritmo y no tenemos el agobio diario de los deberes para el cole, que a mí es lo que más me agota”, revela, "y también porque es como el anuncio de El Almendro, los mayores vuelven de la universidad a casa por Navidad; es maravilloso", añade.

Pero más allá del bullicio o de la organización que pueda haber en esta familia de 12 vástagos, al resto de los mortales que con uno o dos niños en casa tenemos más que suficiente, lo que más nos interesa saber es: ¿Cuánto tienen que desembolsar en Navidad para que no falte nada ni en la mesa ni debajo del árbol?

Para responder a esto, Mar no es capaz de aportar una cifra exacta, pero reconoce que los gastos se incrementan, aunque no tanto: “Hacemos un pequeño esfuerzo económico, pero no vamos a productos de alta gama, simplificamos mucho para que quede un ambiente festivo pero sin necesidad de dejarnos los ahorros que luego viene la cuesta de enero”, explica.

Otra cosa que hace esta familia, y que les ayuda tanto a mantener la ilusión como a ahorrar un poco y no dejarse un ojo de la cara en regalos, es que la carta se escribe únicamente a los Reyes Magos: “Una o dos cositas para cada uno y algún regalo más para compartir y ya”, aunque Mar lo admite: “Aunque sean poquitos para cada uno, se acumula una cantidad ingente de regalos bajo el árbol”, admite en tono de humor.

Eso sí, en lo que no escatima esta familia es en trabajo. Como estos días de trajín hay que poner más veces la mesa, aquí colaboran todos: los tres más chiquitines se ocupan de sacar las cosas del lavavajillas, una hermana un poco mayor se ocupa de que la mesa quede lista para la siguiente sesión y el resto de vástagos que conviven en la casa “ayudan a que la cocina quede perfecta para empezar de nuevo con la cena o la siguiente comida”, expone Mar.

Tras haber pasado Nochebuena y Navidad entre villancicos sentados a la mesa, “muy tranquilos”, explica Mar, en Nochevieja cambiará la cosa, pues serán unos diez más y no habrá sitio para estar todos sentados. De esta manera, admite, “la cena será de pie en plan bufé”. “Los únicos que se sientan son mis padres, y el resto de los adultos vamos agarrando asiento a medida que vemos que se va quedando libre”, bromea.

El menú, sin excesos: hojaldres variados, consomé calentito, ensaladas, empanadas, carne fileteada que pueda sobrar para el día uno y postres variados típicos de Navidad sobre la mesa, para que cada uno se sirva de lo que quiera… y al terminar… otra vez doblete para la comida de Año nuevo. Y así, año tras año,  coleccionando más momentos entrañables que con los que fortalecer las relaciones de esta familia ejemplar.

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