Galicia se convertirá el año que viene en la primera comunidad autónoma que veta a los menores el acceso a las bebidas energéticas y estimulantes.
Y es que los datos que arrojan las estadísticas ponen la piel de gallina: casi uno de cada dos adolescentes gallegos consume bebidas energéticas tipo Red Bull, Energy, Monster o Burn de forma habitual, como si se tratara de un refresco.
La Consellería de Sanidade ha tenido que tomar esta tajante decisión para intervenir ante una peligrosa práctica, y lo hace a través de una nueva Ley de Prevención de adicciones en los menores, cuya tramitación comenzará de forma inmediata.
Su intención pasa por equiparar las bebidas energéticas al alcohol y esto significa que el límite de edad para acceder a este tipo de estimulantes en Galicia se situará en los 18 años.
Además, otra de las medidas que aplicará Sanidade en el marco de esta nueva ley será obligar a la venta de las bebidas energéticas de manera separada de los refrescos tradicionales para evitar confusiones.
La nueva legislación también limitará el acceso de los menores de edad a los cigarrillos electrónicos o vapeadores.
En la actualidad, casi 40.000 jóvenes de 14 a 17 años reconocen beber estos estimulantes y más de la cuarta parte de éstos confiesa mezclar estas latas con alcohol, una peligrosa práctica que las hace todavía más temibles.
Los datos se extraen de la última encuesta sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España (ESTUDES) que data del 2021, donde aseguran que su contenido estimulante compensa el efecto del alcohol, evitando sentir la intoxicación y propiciando una mayor ingesta, generando, por tanto, “mayor peligro de coma etílico”.
Es la bebida de moda entre los y las adolescentes. Su irrupción en el mercado está influenciada por intensas campañas publicitarias, que las definen como “bebidas refrescantes creadas para incrementar la resistencia física, proporcionar sensación de bienestar y estimular el metabolismo” gracias a la mezcla de sus ingredientes con propiedades energéticas.
Pero lo que no dice la publicidad es que estas bebidas contienen una gran cantidad de azúcares añadidos y una elevada presencia de estimulantes cuyo abuso conlleva peligro de padecer irritabilidad, ansiedad o insomnio, además del riesgo de desarrollar más fácilmente obesidad y enfermedades metabólica, más en individuos de corta edad.
Este tipo de bebidas contienen una mezcla de compuestos que incluyen cafeína, glocuronolactona y vitaminas. Algunas marcas atribuyen sus propiedades estimulantes a aminoácidos como la taurina o a su contenido en extractos de hierbas como el ginseng o la guaraná, y en algunos casos se agregan minerales, inositol y carnitina1-5.
Una lata de medio litro de este tipo de refrescos, según Sanidade, “equivale a tomarse dos cafés expresos”, al contener 32 miligramos de cafeína de media por cada 100 mililitros. Los adolescentes consultados por Informativos Telecinco aseguran consumirlas para “poder estudiar por las noches", "para coger fuerzas de vez en cuando" o simplemente porque “tienen buen sabor y además te dan mucha energía” pero desconocen los efectos adversos derivados de su consumo habitual.
La cafeína y la taurina consumidas en grandes cantidades, además de adicción, pueden producir problemas de desarrollo del cerebro y el sistema nervioso entre los niños, y algunos, según los expertos consultados, llegan a presentar dificultades de aprendizaje y problemas de rendimiento escolar.
Además, pueden aumentar la presión arterial y la frecuencia cardiaca resultando peligroso para menores que puedan padecer problemas cardíacos, así como problemas digestivos y renales.